Víctor Escobar, un hombre de 60 años originario de Cali, Colombia, murió este viernes después de que se le concediera la eutanasia en el primer caso en América Latina de una persona que no padece una enfermedad terminal.
Había vivido con muchas complicaciones de salud desde los últimos 30 años. Sufrió dos accidentes cerebrovasculares, una enfermedad pulmonar crónica conocida como EPOC, presión pulmonar alta, diabetes e hipertensión, entre otros padecimientos.
Desde hace 11 años estaba conectado a dos respiradores artificiales que lo mantenían con vida y le permitían expresar apenas tres o cuatro palabras antes de perder el aliento.
Su abogado, Luis Giraldo Montenegro, hizo el anuncio este viernes por la noche: «Eres un guerrero», afirmó.
“Gracias a todos los colombianos que de una u otra forma nos brindaron el apoyo y la confianza de seguir adelante con nuestra lucha. Bendiciones y abrazos en general, los quiero a todos muchísimo y no les digo adiós sino un hasta luego”, dijo Escobar este viernes en una reunión con sus familiares y su abogado horas antes.
Tras despedirse de sus tres hijos, esposa, hermano y primos con un almuerzo, Escobar ingresó a la clínica donde le iban a administrar el procedimiento alrededor de las 4:00 pm, hora del este, según informó Giraldo.
“Me han dicho que el procedimiento va a ser una sedación lenta primero, para que tenga tiempo de ir despidiéndome. Después es la inyección de la eutanasia, que va a ser algo sin dolor, una muerte muy tranquila. Confío en Dios de que todo esto sea así”, contó en una entrevista con la agencia de noticias The Associated Press el jueves.Él mismo escogió la fecha para morir: después de Navidad y Año Nuevo para que sus familiares lo pasaran tranquilos.
«Yo siempre he querido un día viernes en la noche, cosa que el cuerpo lo entreguen el día sábado y el velorio en la casa de mis padres y el domingo ya sea el entierro normal para la cremación», dijo Escóbar, según informó Semana.
Colombia despenalizó la eutanasia en 1997, pero sólo para pacientes en fase terminal; es decir, a quienes les quedaran menos de seis meses de vida.
A pesar de haber buscado desde hace más de dos años una vía legal para obtener la eutanasia, las autoridades se la habían negado en dos ocasiones porque sus padecimientos eran degenerativos pero no terminales.
Sin embargo, un fallo de la Corte Constitucional en julio de 2021 abrió la puerta para casos como el de Escobar: personas que padecen de un intenso sufrimiento físico o psíquico a causa de una enfermedad grave e incurable.
“No puede obligarse a una persona a seguir viviendo, cuando padece una enfermedad grave e incurable que le produce intensos sufrimientos, y ha adoptado la decisión autónoma de terminar su existencia ante condiciones que considera incompatibles con su concepción de una vida digna”, argumentaron los magistrados en la sentencia.
“Logramos ganar la batalla, una batalla que abre las puertas para los demás pacientes que vienen detrás de mí y que en este momento desean una muerte digna”, declaró Escobar este viernes antes de partir a la clínica.T. 28, 202100:50
La consumación de la eutanasia de Escobar evoca el caso de Martha Sepúlveda, una mujer colombiana que padece esclerosis lateral amórfica y que también desea obtener una muerte digna.
Sepúlveda tenía todo agendado para morir, incluso había escogido la fecha, pero su procedimiento fue cancelado abruptamente luego de que su caso adquiriese notoriedad nacional e internacional.
El centro de salud donde se había programado el procedimiento ni siquiera ofreció una explicación, lo que dejó a Sepúlveda en «un estado desesperanzador y de tristeza», según contó a los medios colombianos su hijo, Federico Redondo.
Tras presentar una demanda contra la clínica, un juez en Colombia dictaminó que se debe respetar el deseo de Sepúlveda a una muerte digna y ordenó que se reanude el procedimiento en una fecha y hora acordadas por ambas partes.
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