Navegar en la tormenta: América Latina ante el retorno de Trump

Las promesas del presidente de Estados Unidos no indican mejoras para la región, sino la consolidación de un modelo que perpetúa la desigualdad, la dependencia y los conflictos regionales

Navegar en la tormenta: América Latina ante el retorno de Trump

Autor: El Ciudadano México

El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos amenaza con desencadenar una serie de cambios drásticos en América Latina, donde la región se enfrenta a políticas agresivas, proteccionismo económico y la expansión de una influencia política conservadora. La historia reciente de su primer mandato y las declaraciones durante su campaña auguran un periodo complejo, donde los líderes latinoamericanos deberán lidiar con los efectos colaterales de un enfoque que privilegia los intereses unilaterales de EE.UU. sobre el equilibrio regional.

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Trump ha sido claro en sus intenciones de fortalecer vínculos con aliados de derecha en América Latina, como el argentino Javier Milei y el salvadoreño Nayib Bukele. Esta relación, que podría traer beneficios económicos y mayor cooperación en materia de seguridad para algunos, también conlleva el riesgo de consolidar un eje de poder que profundice la polarización en la región. Las promesas de Milei de seguir los pasos de Washington en materia de política internacional y económica revelan una dependencia que, lejos de fortalecer la soberanía argentina, podría exacerbar su vulnerabilidad frente al poder estadounidense.

Uno de los aspectos más críticos es el endurecimiento de las políticas migratorias. La promesa de Trump de ejecutar las deportaciones masivas más grandes de la historia plantea un desafío humanitario tanto para los países de origen como para los que sirven de tránsito. La presión sobre México, Centroamérica y otras naciones del continente aumentará, sobre todo en un contexto en el que la región ya enfrenta crisis migratorias complejas. El impacto económico y social de recibir a millones de deportados podría ser devastador para países con infraestructuras frágiles y economías debilitadas.

El anuncio de un nuevo proteccionismo económico en EE.UU. plantea serios desafíos para América Latina. La subida de aranceles, aunque dirigida principalmente contra China, también amenaza a sectores esenciales de la región, como el agroalimentario. En particular, países como México y Argentina verán afectadas sus exportaciones, lo que podría acentuar sus problemas económicos internos. En el caso de Argentina, Milei parece más dispuesto a alinearse con Trump que a defender los intereses de sus agricultores, en una movida que prioriza sus ambiciones con el FMI por encima del bienestar económico local.

Las relaciones entre EE.UU. y Venezuela permanecen en el aire, con Trump evitando una postura clara hacia el gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, su posible acercamiento pragmático, impulsado por intereses petroleros y migratorios, deja a Caracas en una situación incierta. A pesar del duro discurso hacia el régimen de Maduro, los movimientos detrás de escena podrían revelar que los intereses energéticos y de control de recursos primarán sobre la ideología política.

En cuanto a Centroamérica, el regreso de Trump marca el fin de cualquier esperanza de avanzar en programas que buscan atacar las causas estructurales de la migración. Su administración parece más interesada en imponer su control sobre el Canal de Panamá que en colaborar con gobiernos regionales para solucionar problemas de pobreza, corrupción o violencia.

La nueva administración de Trump perfila un endurecimiento contra Cuba, revirtiendo los modestos avances logrados bajo Joe Biden. Con el bloqueo económico de nuevo en el centro de las relaciones bilaterales, la isla se enfrenta a mayores dificultades, mientras la crisis humanitaria en Cuba parece destinada a empeorar.

En este contexto, América Latina se prepara para navegar un terreno político y económico lleno de desafíos. Las promesas de un Trump renovado no auguran mejoras para la región, sino más bien la consolidación de un modelo que fomenta la desigualdad, la dependencia y la conflictividad regional. Los líderes latinoamericanos, especialmente aquellos que abrazan el trumpismo, deberán decidir si están dispuestos a sacrificar los intereses de sus propios pueblos en el altar de una alianza incierta con Washington.

Foto: Redes

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