El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha anunciado una alianza con Erik Prince, fundador de Blackwater, la firma de seguridad privada estadounidense conocida por su participación en operaciones militares en Irak. El acuerdo busca fortalecer las capacidades del país en la lucha contra el narcotráfico y la violencia, en un contexto en el que Ecuador enfrenta una alarmante crisis de seguridad con una tasa creciente de homicidios y el auge del narcoterrorismo.
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Noboa defendió esta decisión señalando que el apoyo de Prince, con su experiencia en seguridad, ayudará a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional a enfrentar la criminalidad desbordada. Sin embargo, la naturaleza de la colaboración ha generado fuertes críticas. Aunque Noboa subrayó que no implicaría necesariamente la llegada de mercenarios al país, la posibilidad ha despertado preocupaciones éticas y políticas.
Diversos expertos han cuestionado el acuerdo. Patricio Pazmiño, exdirector de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, advirtió que depender de una empresa como Blackwater es un error estratégico que refleja el fracaso de las políticas de seguridad del gobierno. En su opinión, fortalecer las capacidades nacionales debe ser la prioridad antes de recurrir a actores externos de dudosa reputación.
Luis Carlos Córdova, analista de seguridad, fue aún más crítico al advertir que este tipo de alianzas podría empujar al país hacia una «guerra sucia». Comparó la situación con el uso de «falsos positivos» durante la guerra en Colombia, donde civiles inocentes fueron asesinados y presentados como guerrilleros abatidos. Para Córdova, la administración de Noboa podría estar tentada a recurrir a medidas drásticas para mostrar resultados inmediatos, una estrategia similar a la implementada por el exmandatario filipino Rodrigo Duterte en su guerra contra las drogas.
Este anuncio se produce en un momento clave para el presidente Noboa, que busca la reelección en un apretado balotaje contra Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana. Con la violencia como una de las principales preocupaciones de los ecuatorianos, Noboa parece apostar por medidas extremas para ganar respaldo, pero al hacerlo, se enfrenta a la posibilidad de alienar a sectores que ven en esta alianza un riesgo para los derechos humanos y el estado de derecho en el país.
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