‘Plan Cóndor 2.0’ sobrevuela América Latina: golpes, lawfare e injerencismo con glamour

El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue víctima de un golpe de Estado, ejecutado en conjunto por el Departamento de Estado, el Ejército y la Policía Nacional, la OEA, la oligarquía de su país y varios gobierno sumisos a Washington

‘Plan Cóndor 2.0’ sobrevuela América Latina: golpes, lawfare e injerencismo con glamour

Autor: Alexis Rodriguez

El Plan Cóndor marcó las décadas de 1970 y 1980 en América Latina. Fue una operación orquestada por el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, dirigida a acabar con los movimientos políticos y sociales vinculados a la izquierda, con el apoyo de las dictadura presentes en la región.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Argentina define la operación como «un sistema formal de coordinación represiva entre los países del Cono Sur que funcionó (…) para perseguir y eliminar a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles”, supuestamente, “subversivos”.

Un trabajo de Telesur reseña que su creación fue el 25 de noviembre 1975, en Chile, en el marco de una reunión de seguridad presidida por Manuel Contreras, jefe de la policía secreta de Augusto Pinochet, y en la que participaron los servicios de inteligencias de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Este Plan autorizó que agentes de esos países cruzaran sin obstáculos las diferentes fronteras, cometiendo asesinatos, secuestros y torturas contra todo aquel que hacía oposición política a los regímenes dictatoriales y sus políticas neoliberales.

Las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay ejecutaron el conocido Plan Cóndor. Imagen: Web

Hoy, a pocos días de los 44 años de su lanzamiento, recorre América Latina una amenaza latente de repetirse una operación represiva de esta índole, aunque más sofisticada y sin la necesidad de imponer regímenes militares, al menos no tan descaradamente.

Golpe en Bolivia

Días atrás, el presidente constitucional de Bolivia, Evo Morales, fue víctima de un golpe de Estado, ejecutado en conjunto por el Departamento de Estado, el Ejército y la Policía nacional de ese país, la Organización de los Estados Americanos (OEA), la oligarquía boliviana y gobierno sumisos a Washington en la región.

Su renuncia obligada y el asilo otorgado por el Gobierno de México a Morales terminaron de desencadenar una “cacería de brujas” contra los militantes y líderes del partido de gobierno, el Movimiento Al Socialismo (MAS), campesinos e indígenas.

Adolfo Pérez Esquivel condena el golpe de Estado contra Evo Morales, presidente legítimo de Bolivia. Foto: Web

Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz argentino, analizó la crisis en Bolivia y la situación regional, en una entrevista que concedió a Radio U, en la que no dudo en afirmar que Latinoamérica vive un renacer del Plan Cóndor, más sofisticado.

“Estamos en una situación de crisis en el continente americano, de violencia, de hambre, de marginalidad, y de democracias muy condicionadas, democracias más formales que reales”, expresó.

En ese sentido, considera que “la solución pasa por cambiar los mecanismos que fueron impuestos -décadas atrás- y que dejan a los pueblos como espectadores y no como protagonistas” de los cambios que atraviesan las naciones.

He recorrido Chile -una democracia- y he visto la violencia brutal del Ejército y la Policía, y así sucede cuando los pueblos se rebelan frente a la grave situación que viven, provocada generalmente por gobiernos neoliberales” que responden a Washington y no a quienes los eligieron, explica Pérez Esquivel.

En Chile, la represión que caracterizó los años del Plan Cóndor sigue viva, y la ejecutan los Carabineros. Foto: Web

Plan Cóndor 2.0

Pérez Esquivel recuerda que las políticas neoliberales de estos gobiernos son impuestas por el Departamento de Estado. “Hoy tenemos que hablar de un Plan Cóndor 2.0, pero esta vez a través de la guerra judicial, el lawfare, que se ha desatado contra los líderes progresistas”, precisó.

“Allí está Lula, lo visite dos veces en la cárcel, por suerte ahora está en libertad, luego de comprobarse que –su juicio- fue una farsa para que no se presentara a las elecciones presidenciales” brasileñas de 2018, en las que –según todas las encuestas- ganaría cómodamente en primera vuelta.

Evo Morales y Lula Da Silva, dos víctimas de la injerencia del Departamento de Estado en América Latina. Foto: Web

“Ahora –prosiguió- en Bolivia se dio un golpe de Estado, después de todo lo que hizo Evo, levantar la economía, que hoy está muy bien, elevar la calidad de vida del pueblo, construir un país pluricultural, lingüístico”, de referencia en el mundo, sostuvo el argentino.

No obstante, el activista por los derechos humanos lamenta que Morales haya sido derrocado por imposición del Ejército y la Policía. “Evo había denunciado muchas veces el intervencionismo de Estados Unidos en procesos electorales. Eso (el golpe) no es casualidad. Su desenlace es una amenaza para todo el continente”, precisó.

Adolfo Pérez Esquivel espera que Argentina cambie positivamente con al llegada de Alberto Fernández a la Presidencia. Foto: Web

De igual manera, al hablar de su país, Argentina, considera penoso que el Gobierno actual de Mauricio Macri avalara el golpe en Bolivia, reconociera a la presidenta de facto y desconociera los logros del Gobierno de Evo Morales.

“Pero no olvidemos que Macri destruyó la Celac, Unasur y hasta Mercosur, para aliarse con Estados Unidos y su política libre comercio, que de libre comercio no tiene absolutamente nada”, enfatizó.

Víctimas del lawfare

Pérez Esquivel sostiene que el lawfare es la nueva versión del Plan Cóndor, el uso de la judicialización de la política para someter a expresidentes de izquierda, a quienes formaron parte de sus Gobiernos y hasta para la persecución de los militantes de las toldas que los apoyaron.

“En varios países hay un poder judicial sometida al poder político, y eso daña muchísimo a la democracia, porque queda al descubierto que no hay independencia entre los poderes”, explicó.

La violencia en Bolivia contra los indígenas es una de las características del reciente golpe de Estado militar. Foto: Web

Después del golpe de Estado de 2009 en Honduras, contra Manuel Zelaya, se abrió esta nueva fase. El activista argentino recuerda que la primera víctima fue Fernando Lugo en Paraguay, en 2012, quien fue destituido por el Senado en un juicio político completamente viciado.

Posteriormente le siguió Dilma Rousseff en Brasil, en 2016, en un proceso similar al de Lugo. Después fue atacada Cristina Fernández en Argentina, y más tarde Luis Inácio Lula Da Silva, también en Brasil.

Seguidamente, entró en ese listado Rafael Correa en Ecuador, y ahora Evo Morales en Bolivia, a quien los golpistas pretendían capturarlo sin ninguna orden de aprehensión, y por tanto tuvo que aceptar el asilo político que le ofreció México.

Seguidamente, entró en ese listado Rafael Correa en Ecuador, y ahora Evo Morales en Bolivia, a quien los golpistas pretendían capturarlo sin ninguna orden de aprehensión, y por tanto tuvo que aceptar el asilo político que le ofreció México.

Augusto Pinochet fue el artífice del Plan Cóndor en las décadas de 1970 y 1980. Foto: Web

Los mismos ejecutores

El Departamento de Estado y la CIA siempre han estado detrás de todos los golpes de Estado ejecutados en Latinoamérica contra gobiernos progresistas, socialistas o de izquierda. Los autores intelectuales no cambian, sí lo hacen los ejecutores, aunque pertenecen a la misma clase política.

En los años ’70 y ’80, la persecución y los crímenes se cometían a través de operativos de inteligencia o de las fuerzas armadas de los distintos países participantes.

Incluso, reseña Telesur, según documentos desclasificados estadounidenses y los llamados “archivos del terror”, descubiertos por el abogado Martín Almada en Paraguay en 1992, el Plan Cóndor dejó un saldo de alrededor de 50.000 muertos y 30.000 desaparecidos, además de unos 400.000 detenidos.

Sin embargo, a esas cifras se les debe agregar los miles de casos de tortura, el traslado de detenidos a otros países y el constante seguimiento y vigilancia a los enemigos políticos.

Familiares de miles de desaparecidos durante la operación Cóndor aún no tienen respuesta. Foto: Web

El guion se repite, pero estilizado

En 2019 queda claramente comprobado que el guion de hace casi medio siglo se repite, aunque esta vez sin tanta violencia, pero con el mismo objetivo: erradicar la izquierda y sus ideas en la región, aislando del contexto regional a las naciones con gobiernos progresistas. 

En entrevista para Telesur, el analista y periodista Miguel Jaimes coincide con Pérez Esquivel, y sostiene que el nuevo Plan Cóndor se ejecuta a través de de juicios contra importantes liderazgos progresistas, la criminalización de los movimientos de avanzada y los golpes a la economía en los países donde despertó la conciencia popular.

En ese sentido, Jaimes enumera algunas de las características más preocupantes que tiene este renacido operativo Cóndor estadounidense:

  • El constante ataque a la economía y los aparatos productivos de los países con gobiernos progresistas.
  • El asesinato de líderes de base media y baja de los partidos socialistas y populares.
  • El despliegue de campañas mediáticas para criminalizar a los mandatarios y hundirlos políticamente.
  • El accionar de grupos violentos y del narcotráfico para instaurar miedo en la población.
  • La criminalización de los movimientos sociales, campesinos e indígenas, con el apoyo de los medios.
  • El financiamiento de diferentes ONG para que influyan y manipulen a los más jóvenes.
La represión es un símbolo común en las operaciones que buscan deponer a gobiernos progresistas o de izquierda. Foto: Web

En definitiva, aunque la violencia contra quien piense diferente sigue estando presente en los países con gobiernos de corte neoliberal, el nuevo Plan Cóndor tiene su base en los golpes suaves (fallidos en Venezuela) y parlamentarios (Brasil y Paraguay), tal como lo han denunciado presidentes como Nicolás Maduro, Rafael Correa y el mismo Evo Morales.

Sin embargo, entra un juego un nuevo factor fundamental en cada uno de estos golpes: la complicidad de la OEA, y actualmente la de su secretario general, Luis Almagro. El organismo que Hugo Chávez denominó años atrás el «ministerio de colonias de Estados Unidos» ha avalado cada uno de los derrocamientos, reconociendo a gobiernos de facto, desconociendo a gobiernos legítimos y pisoteando la voluntad de los pueblos latinoamericanos.

Injerencismo con glamour

Aunque el guion se repite, también hay elementos nuevos en este nuevo esquema de Plan Cóndor. Uno de esos elementos fue la gira que realizó este año Ivanka Trump, la hija del presidente estadounidense, por varios países de Surámerica: Colombia, Argentina y Paraguay.

Tal cómo lo expone el periodista Jorge Elbaum en un artículo publicado en el Cronicom, el viaje estuvo destinado a «reforzar la presión sobre Venezuela, habilitar inversiones de sus compatriotas funcionales a sus intereses geopolíticos y actualizar el disciplinamiento sobre los gobiernos de la región».

Ivanka Trump junto a la vicepresidenta Colombia, Marta Lucía Ramírez, y otras altas autoridades del país suramericano. Foto: Agencias

El 10 de septiembre, Elbaum advertía que Ivanka Trump buscaba retomar la tarea desarrollada en Buenos Aires por el secretario de Estado, Mike Pompeo, en julio, «orientada a socavar la potencial reelección de Evo Morales en Bolivia y, en forma paralela, promover inversiones de capitales estadounidenses en las cercanías de los cuantiosos recursos minerales estratégicos, como el litio, disponibles en la zona puneña boliviana».

En el caso de los grandes medios, estos describieron la gira de Ivanka como «una misión orientada al mejoramiento de las condiciones de trabajo de las mujeres y su empoderamiento como agentes de transformación y desarrollo económico». En ese sentido, el periodista expone que «la perspectiva de género promocionada por Washington resulta incongruente con la frecuente fraseología misógina de su padre y las concomitantes señales homofóbicas características del supremacismo republicano».

Incluso, Cronicom reseñó que en Bogotá diversas organizaciones feministas denunciaron que Ivanka carecía de autoridad para instituirse como defensora de los derechos de las mujeres, al ser una referente en su país de organizaciones que se oponen a la interrupción voluntaria del embarazo.

Durante su visita a Colombia, la USAID anunció el otorgamiento de subsidios a integrantes de las fuerzas de seguridad concentradas en la frontera con Venezuela. Precisamente, en Cúcuta se reunió con representantes del autoproclamado «presidente interino» venezolano, Juan Guaidó, vinculado con pruebas a grupos paramilitares colombianos y denunciado por hechos de corrupción.

Además, se fotografió con mujeres campesinas víctimas de desplazamientos forzosos, aunque sin mencionar que estos provocados por enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes interesadas en extender las superficies de sus cultivos que Estados Unidos, a través del Plan Colombia, ha visto crecer frente a sus propios ojos.

Recordemos que Colombia es el primer productor de cocaína en el mundo, y la mayoría de esa droga tiene como destino Estados Unidos, el principal consumidor a escala mundial.

En definitiva, tras el golpe que sufrió Evo, ahora la mirada se centrará nuevamente en Venezuela, a partir de este sábado 16 de noviembre, fecha en la cual -una vez más- el autoproclamado presidente Juan Guaidó convocó manifestaciones que en ocasiones anteriores se han tornado en protestas violentas que dejan millonarios daños en destrozos a la propiedad públicas, además de muertos y heridos. Allí, en Venezuela, el nuevo Plan Cóndor y su estrategia de golpe suave sigue andando.


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