Diecinueve privados de libertad y un custodio murieron durante la tarde de este martes en un intento de fuga frustrado en el Centro de Recuperación Penitenciario de Pará III, perteneciente al Complejo Penitenciario de Santa Izabel, que está ubicado en la región metropolitana de Belén, al norte de Brasil.
La Secretaría Estatal de Seguridad Pública y Defensa Social (SEGUP) precisó que entre las víctimas mortales se encuentra un guardia carcelario. Cuatro agentes penitenciarios también resultaron heridos en el enfrentamiento armado.
Las autoridades explicaron que el incidente se produjo cuando un grupo de hombres armados intentó entrar en el referido centro penitenciario para ayudar a una fuga masiva promovida por varios presos.
SEGUP señaló que los reos que intentaron fugarse poseían armamento y explosivos que fueron detonados en uno de los muros de un patio en el que estaban los reclusos que organizaron el escape.
Las autoridades carcelarias incautaron dos fusiles, tres pistolas y dos revólveres que estaban junto a los cuerpos de los presos y de los pistoleros muertos, reseñan medios digitales.
Un equipo táctico especial de la Policía Militar fue enviado a reforzar la seguridad del complejo sin que se pueda determinar aún si hay internos que se hayan dado a la fuga y las autoridades iniciaron las investigaciones para determinar los grupos criminales que participaron.
El Complejo Penitenciario de Santa Izabel alberga 659 privados de libertad y su capacidad es para 432, además del elevado hacinamiento y condiciones sanitarias deficientes.
Según los últimos datos oficiales, correspondientes a junio del año 2016, Brasil suma la tercera mayor población carcelaria del mundo, con 726.712 privados de libertad. La cifra casi duplica la capacidad penitenciaria del país, calculada en 368.049 cupos para ese mismo año.
Hace un mes ocurrió una situación similar en el Centro de Recuperación Penitenciario de Pará I (CRPP I), pero con un saldo de 3 víctimas mortales, luego de un motín que duró más de seis horas. El elevado hacinamiento y las malas condiciones de las cárceles en Brasil han generado numerosas rebeliones de presos en los últimos meses.
El pasado jueves cinco presos murieron y otros nueve sufrieron quemaduras de diversos grados en un incendio provocado por desconocidos en un pabellón de la Penitenciaría Regional de Río Grande, municipio en el sureño estado de Río Grande do Sul.
La mayor de las masacres carcelarias dejó 56 muertos en enero del año 2017 y ocurrió en un complejo de Manaus, al norte de Brasil.