Desde que llegó a la presidencia se ha dedicado a traicionar a todos los que lo apoyaron. Esta vez la excusa está relacionada con el australiano
Hay un nuevo perseguido político que está en la mira del régimen ultraderechista que ha impuesto Lenín Moreno, un hombre que traicionó a sus electores, quienes lo eligieron para que continuara el camino de la Revolución Ciudadana, un proceso soberano de la izquierda progresista que lideró por una década el expresidente Rafael Correa.
Y es que precisamente fue Correa el líder que llevó a Moreno al triunfo en la última campaña electoral por la presidencia de Ecuador. El exmandatario ecuatoriano estuvo al lado de Moreno antes, durante y luego de triunfar en los comicios.
Correa buscaba asegurar con su presencia, apoyar y levantar la mano de Moreno en cada acto público, para que el pueblo confiara en que sería Lenín el hombre que garantizaría la continuidad del proceso social que de manera soberana concibió el país andino.
Así fue como el gran apoyo popular de las fuerzas pogresistas de izquierda le dieron el triunfo a Lenín, no porque era un hombre que pudiera valerse por sí sólo en el ámbito político, sino porque era el candidato que Correa le había confiado a su pueblo.
Pero más tardó y luchó el expresidente Correa por conseguir la victoria de Moreno en la Presidencia, que el tiempo que se tomó Lenín para traicionar a su antecesor y comenzar contra él una persecución judicial y política que sólo busca desprestigiarlo ante el colectivo e inhabilitarlo políticamente para una eventual candidatura presidencial para el año 2021.
El primer golpe traicionero de Lenín Moreno se gestó contra el pueblo ecuatoriano, cuando decidió comenzar a negociar con antiguos miembros de los gobiernos conservadores y neoliberales que llevaron a Ecuador a la pobreza, la exclusión social y la miseria masiva.
Inmediatamente Moreno pactó con esa derecha retrógrada y la cúpula empresarial que domina el poder económico ecuatoriano, el siguiente objetivo fue perseguir a Correa, quien actualmente reside en Bruselas, Bélgica, junto a su familia, motivo que él mismo informó a los ecuatorianos y que fue fundamental para dejar su opción a ser reelecto como Jefe de Estado.
Seguidamente el objetivo a sacar del campo político era el Vicepresidente Jorge Glas, quien a pesar de haber sido electo por los mismos votantes que dieron la victoria a Moreno, fue acusado por un poder judicial manipulado y controlado a su antojo por el régimen de Lenín, para que fuera encarcelado y de esa manera inhabilitado del gobierno. Es decir, el nuevo dictador no podía permitirse tener a un hombre de la Revolución Ciudadana tan cerca, y mucho menos dentro del Palacio de Carandolet.
En medio de estas reiteradas traiciones de Moreno contra las fuerzas que lo llevaron a la Presidencia de Ecuador, vino la decisión arbitraria e inconstitucional de entregar al Reino Unido a Julian Assange, un asilado político que es perseguido por la justicia de la monarquía inglesa y la del gobierno de Estados Unidos, por haber informado a la colectividad las atrocidades y violaciones a los derechos humanos cometidas por las tropas estadounidenses y de sus aliados -entre ellos Reino Unido- en las invasiones militares que ejecutan alrededor del mundo.
Pero para Moreno la única garantía de estar en paz es eliminar todo resquicio del correismo en Ecuador y en esa proporción a todo hombre y mujer que enarbolen las banderas de la Revolución Ciudadana que él mismo decidió traicionar para pactar el poder con la extrema derecha.
Ahora es el turno del excanciller Ricardo Patiño, otro hombre clave de la Revolución Ciudadana, un proceso que trajo progreso y crecimiento a la nación suramericana, y la reivindicación de deudas históricas sociales a las que había sometido el pueblo ecuatoriano durante los gobiernos de derecha que impregnaron al país de corrupción y lo llevaron a la miseria.
Usar a Assange para perseguir a Patiño
Ya el régimen de Lenín ha cumplido a cabalidad con todos los lineamientos que le ha impuesto la Casa Blanca, el gobierno de Donald Trump y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los pasos de Lenín se constatan en traiciones claras. Una de ellas también se evidencia en el zarpazo que le dio a la sede de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), cuando en 2018 decidió arrebatarle su sede originaria y de esa forma iniciar formalmente el boicot que desde 2017 ya adelantaban otros gobiernos serviles a Washington para desarticular este organismo que por una década fue ejemplo de hermandad, unidad, cooperación y encuentro de los pueblos y gobiernos suramericanos, un proceso que se dio gracias a los gobiernos progresistas que lideraron Hugo Chávez (Venezuela), Luiz Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff (Brasil), Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), José Mujica (Uruguay) y Rafael Correa (Ecuador).
Ya con Assange fuera de la embajada de Ecuador en Londres y con la rabia a granel luego de destaparse el escándalo de los INA Papers que incluye una serie de delitos de corrupción, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito en el que está involucrado Moreno y toda la familia presidencial, el objetivo es esquivar tal agravio para poner la mirada en el excanciller Patiño.
Así lo denunció el propio Patiño en una entrevista con Sputnik, donde sostiene que las autoridades judiciales -subordinadas al régimen de Moreno- lo buscan por haber concedido asilo al fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
«Las acusaciones en mi contra y el retiro (del asilo) a Assange están relacionados; el Gobierno de Ecuador ya está abriendo causas en mi contra por este tema, ya han comenzado un examen sobre los gastos que hemos hecho para la atención de Julian Assange en nuestra embajada» en Londres, dijo Patiño al referido medio ruso.
La justicia de Ecuador dictó el 18 de abril prisión preventiva contra Patiño, al que busca juzgar por el delito de instigación, y solicitó a la Interpol una circular roja internacional luego que el exministro saliera el día anterior de su país.
Patiño era canciller de Ecuador en 2012, cuando Assange se refugió en la embajada. Al respecto, explica que los convenios internacionales establecen que la concesión del asilo político es una potestad exclusiva del Gobierno, por lo que ningún Estado tiene que dar explicaciones a otro sobre una decisión de este tipo.
«Pero el contralor la está analizando. Ahí van a querer darme alguna responsabilidad porque ellos se preguntan por qué gastamos plata en Assange. Ellos creen que él debe pagar su comida. No, no es así. Si un país protege a alguien, tiene que darle las condiciones para que viva con dignidad porque se supone que no está en condiciones regulares para trabajar (…) Seguramente van a decir al final que los gastos tendré que pagarlos yo», lamentó.
Además, Patiño sostiene que los medios no están informando las implicaciones del caso Assange.
«Assange representa el derecho de un periodista a revelar crímenes como los que él reveló; eso lamentablemente muestra que hay una doble moral de muchos periodistas y medios de comunicación; viven reclamado por la libertad de expresión, pero cuando se trata de alguien que enfrenta al imperio norteamericano, no dicen nada», denunció el excanciller citado por Sputnik.
El excanciller no quiso divulgar de momento su paradero por razones de seguridad.
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