El juez brasileño Sérgio Moro, de 45 años de edad, ganó notoriedad internacional por liderar la investigación conocida como Operación “Lava Jato” (Autolavado, en español), la cual se ha convertido en el rostro público de una justicia que persigue a líderes políticos de izquierda en Brasil, como el caso del expresidente Lula da Silva, contra quien finalmente emitió una orden de captura, asestando un duro golpe a la democracia brasileña si el líder no se entrega antes de las 5 de la tarde, hora local.
El jurista es máster y doctor en Derecho por la Universidad Federal de Paraná. Desde 2013 ejerce como Juez Federal de la 13.ª Sala Criminal Federal de Curitiba y comanda la Operación Lava Jato. Dentro de sus estudios destacan un programa realizado en Harvard Law School en 1998, además de proyectoss de estudios sobre lavado de dinero promovidos por el Departamento de Estado de los Estados Unidos.
En 2016 Wikileaks (un sitio web especializado en filtrar documentos internos del gobierno norteamericano) reveló el contenido de un informe enviado al Departamento de Estado norteamericano en 2009 sobre el seminario de cooperación denominado “Proyecto Puentes”, realizado en octubre de ese mismo año, que contó con la presencia de miembros selectos de la Policía Federal (PF), el poder Judicial, el Ministerio Público y autoridades norteamericanas en Río de Janeiro, dentro del cual se encontraba Moro.
El juez brasileño siempre apuntó contra Lula y llevó adelante la sentencia que lo condenó, en principio, a nueve años de prisión y, posteriormente, la elevaría a 12 por la presunta tenencia de un apartamento en el balneario de Guarujá, el cual, habría sido presuntamente entregado al exmandatario como parte de un esquema ilegal, aunque no existe ninguna evidencia concreta que vincule a Lula con el inmueble.
La irregularidad de las situaciones previas también son una cuestionable muestra de la acciones de la “justicia” brasileña, siendo que Lula fue conducido coercitivamente a declarar sin antes enviarle un requerimiento y, además, fue revelado un audio entre el fundador del Partido de los Trabajadores y su sucesora en el gobierno, la entonces presidenta constitucional Dilma Rousseff.
En el pasado Lula expresaría en relación al jurista: “estoy asustado con la República de Curitiba porque a partir de un juez de primera instancia todo puede ocurrir en este país”. Así mismo acudió a instancias internacionales como las Naciones Unidas para denunciar la persecución política a la que se encontraba sometido, la cual sólo busca su inhabilitación para que no participe en las elecciones presidenciales de octubre de 2018, tomando en consideración que hasta la fecha contaba con el primer lugar en las encuestas.
El «Lava Jato» proyectó la figura de Moro tanto en Brasil como en el exterior: Apareció en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo de la revista «Time» en 2016 y entre los 50 líderes con mayor influencia en el mundo de Fortune, lo cual no descarta las posibles aspiraciones que tenga en el futuro al Palacio de Planalto, sede del poder ejecutivo del Gobierno Federal brasileño.