Por Manolo De Los Santos y Vijay Prashad.
Este artículo fue producido para Globetrotter.
Durante la madrugada del 17 de julio, Johana Tablada se unió a decenas de miles de cubanos y cubanas que se reunían, a lo largo del bulevar del Malecón en La Habana, para apoyar la Revolución Cubana. “Somos seres humanos que viven, trabajan, sufren y luchan por una Cuba mejor”, nos dijo. “No somos bots ni granjas de trolls ni nada parecido”. Se refería a lo que se ha llamado “la Bahía de los Tweets”, una campaña de medios sociales desarrollada en Miami, Florida, que intentó transformar los problemas sociales de Cuba en una crisis política.
Los problemas sociales, contó Tablada, se derivan del bloqueo de Estados Unidos a Cuba que comenzó en la década de 1960, pero que se ha profundizado con las 243 medidas coercitivas del ex presidente estadounidense Donald Trump. “Estados Unidos ha criminalizado los servicios públicos cubanos”, dijo, “incluyendo nuestro sistema de salud pública y nuestro sistema de educación pública”. Estas sanciones hacen imposible que quienes residen en Cuba visiten a sus familias en Estados Unidos. Hacen imposible que se envíen remesas a Cuba, y hacen imposible que Cuba acceda a bienes y servicios esenciales (incluido el combustible). Además de todo esto, Trump designó a Cuba como “Estado patrocinador del terrorismo”, una decisión que el senador estadounidense Patrick Leahy calificó de “frívola”. El Gobierno estadounidense afirma que el bloqueo y estas medidas coercitivas son para castigar al Gobierno cubano, pero – dice Tablada – “criminalizan al país”.
La mafia de Miami
Tablada, en su papel de subdirectora general del Ministerio de Asuntos Exteriores cubano a cargo de los asuntos de Estados Unidos, vigila de cerca la política cubana que se diseña en Miami y Washington, D.C., donde los emigrantes cubanos de derecha dirigen efectivamente la agenda. Hay un elenco de personajes en esta historia que es poco conocido fuera del mundo de la política de la derecha estadounidense y de la comunidad de exiliados cubanos. Por supuesto, cuatro conocidos funcionarios electos lideran el intento de derrocar al Gobierno en Cuba: los senadores republicanos Marco Rubio y Rick Scott de Florida, así como el senador demócrata Bob Menéndez de Nueva Jersey y la representante republicana María Elvira Salazar, de Florida también. Junto a ellos hay otros políticos como el alcalde de Miami, Francis X. Suárez, y una serie de empresarios y profesionales cubanoamericanos como Emilio Braun, de los Fondos Vulcan, y el abogado Marcell Felipe.
Estas personas son el núcleo de un conjunto de organizaciones que presionan a los políticos estadounidenses para que endurezcan el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Felipe dirige la Fundación Inspire America, que Tablada describe como la “heredera de las tradiciones más anticubanas, reaccionarias y pro [el ex dictador militar de Cuba Fulgencio] Batista del sur de Florida”. Esta fundación trabaja con la Asamblea de la Resistencia Cubana, una coalición de grupos anticomunistas que pide una invasión de Cuba por parte de Estados Unidos. En el centro de este grupo está Mauricio Claver-Carone, un ex jefe de los Defensores de la Democracia de Cuba, quien fue el principal asesor de Trump sobre Cuba y ahora es presidente del Banco Interamericano de Desarrollo con sede en Washington, D.C. Claver-Carone, nos dice Tablada, “ha sido nada menos que el principal lobista de los grupos que actúan políticamente contra Cuba en Estados Unidos, en el Congreso de Estados Unidos, representando a las entidades que se benefician de esta política de odio y agresión contra mi país”. “Si alguna vez mencionabas a [Fidel] Castro, se volvía loco”, recordó el amigo de Claver-Carone sobre su actitud en los años 90.
“El objetivo principal de esta gente”, dijo Tablada, “es derrocar la Revolución Cubana”. Su plan para Cuba, al parecer, es revertirla a los días de Batista, cuando las corporaciones estadounidenses y los gánsteres hacían estragos en la isla.
Memorándum de Lester Mallory
En 1960, Lester Mallory, del Departamento de Estado de Estados Unidos, escribió un memorando sobre Cuba. Mallory dijo que la mayoría de los “cubanos apoyan a Castro” y que no hay “ninguna oposición política efectiva”. Mallory dijo que sólo había un camino a seguir: “El único medio previsible de alienar el apoyo interno es a través del desencanto y la desafección basados en la insatisfacción y las dificultades económicas”. No ha habido ningún cambio de política. Todo el embargo se basa en el memorando de Mallory.
En 2019, el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, dio un discurso a los veteranos de Bahía de Cochinos. Dijo que el Gobierno de Estados Unidos utilizaría todos los instrumentos para sofocar el turismo a Cuba. Las medidas coercitivas de la era Trump pretenden privar a Cuba de cualquier medio para llevar a cabo un comercio normal, no solo con Estados Unidos, sino también con otros países y empresas. Según Tablada, 73 empresas que venden petróleo no quieren desafiar el embargo estadounidense.
Dejar vivir a Cuba
La política de Trump continúa en el Gobierno de Biden. “Hay 22 acuerdos firmados que Trump revocó”, nos dijo Tablada. “Podrían ser implementados. Hoy podríamos estar cooperando contra el COVID. Nadie sabe por qué Biden excluyó a Cuba de una de sus primeras órdenes ejecutivas en la que instruía una revisión completa de las sanciones que obstaculizaban la capacidad de respuesta de los Estados ante el COVID-19”. De hecho, el 24 de febrero, Biden firmó una orden ejecutiva para mantener la emergencia nacional con respecto a Cuba (que impide el tráfico entre los países).
Si bien el estrangulamiento económico ha sido severo, la guerra informativa contra Cuba ha sido igualmente despiadada. Ciertamente, los cubanos emigran a otros países, ya que el peso del bloqueo es difícil de soportar. Pero, dijo Tablada, hay una mayor tasa de migración desde los países centroamericanos y otras islas del Caribe hacia Estados Unidos. El embargo del Gobierno estadounidense le cuesta a Cuba 5.000 millones de dólares al año, mientras que Estados Unidos gasta “decenas de miles de millones de dólares intentando – y fracasando – llevarnos a la derrota”. Estas políticas son diseñadas desde la crueldad.
Tablada hace un balance de lo que significaría que Biden pusiera fin a las 243 medidas coercitivas de Trump contra Cuba. Como resultado del bloqueo, dice, Cuba produce el 90% de sus medicamentos. Es a partir de esta tradición que los científicos cubanos pudieron desarrollar cinco vacunas candidatas contra el COVID-19. “Si se levantaran las medidas de Trump”, dijo, “Cuba podría comprar los insumos necesarios para producir medicamentos”. Si así fuera, el internacionalismo médico de Cuba se vería potenciado.
“Aunque Biden no haga nada”, dijo Tablada, “saldremos adelante. Puede que nos cueste un poco más, pero tenemos un plan, tenemos un fuerte consenso social. Ninguno de estos planes incluye la renuncia al socialismo. El cubano de a pie – todos nosotros – es capaz de sacrificar sus intereses individuales porque sabemos que es esencial para nosotros tener una patria soberana, libre [e] independiente, y eso puede ser hasta donde lleguemos”.
Fuente: Globetrotter.
Biografía de los autores:
Manolo De Los Santos es investigador y activista político. Durante 10 años, trabajó en la organización de programas de solidaridad y educación para desafiar el régimen de sanciones y bloqueos ilegales de Estados Unidos. Con residencia en Cuba desde hace muchos años, Manolo ha trabajado hacia la construcción de redes internacionales de movimientos y organizaciones populares. En 2018, se convirtió en el director fundador del People’s Forum en la ciudad de Nueva York, una incubadora de movimientos para que las comunidades de la clase trabajadora construyan la unidad a través de las líneas históricas de división en el país y en el extranjero. También colabora como investigador con el Instituto Tricontinental de Investigación Social y es becario de Globetrotter/Peoples Dispatch.
Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y director del Instituto Tricontinental de Investigación Social. También es miembro senior no-residente del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin de China. Ha escrito más de 20 libros, entre ellos The Darker Nations y The Poorer Nations. Su último libro esWashington Bullets, con una introducción de Evo Morales Ayma.