Al mejor estilo del venezolano autojuramentado Juan Guaidó, la senadora de derecha no respetó el procedimiento legal para tomar las riendas del país
La derecha política y el respeto a las leyes no parecen ir agarradas de la mano. Y es que la oposición en Bolivia, apoyada por Estados Unidos, dio un paso más para consumar el golpe de Estado en la nación andina, con la autojuramentación de la senadora Jeanine Áñez como supuesta presidenta interina, acto que violó la Carta Magna.
Tras las pasadas elecciones del 20 de octubre, que daban como ganador a Evo Morales, la oposición y su principal líder, Carlos Mesa, cantaban fraude sin presentar prueba alguna. Esto conllevó una serie de manifestaciones violentas que desembocaron en la renuncia forzada del abanderado del Movimiento al Socialismo, de su vicepresidente, Álvaro García Linera; y la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra.
Ante este escenario, la Constitución es muy clara. En su artículo 169, la Carta Magna establece que «en caso de impedimento o ausencia definitiva de la Presidenta o del Presidente del Estado, será reemplazada o reemplazado en el cargo por la Vicepresidenta o el Vicepresidente y, a falta de ésta o éste, por la Presidenta o el Presidente del Senado, y a falta de ésta o éste por la Presidenta o el Presidente de la Cámara de Diputados».
Áñez fungía como vicepresidenta segunda del Senado, por lo que cabe preguntarse cómo llegó la opositora a la autoproclamación, y logró evadir la normativa fundamental.
Para poder abonar este terreno, los golpistas ejercieron el hostigamiento contra el diputado y presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, a quien le correspondía asumir como presidente interino, debido a la ausencia de Salvatierra, quien tuvo que refugiarse en la embajada de México en La Paz.
Según reseña la prensa, el legislador tuvo que renunciar a su cargo el pasado 10 de noviembre, ya que fue blanco de violencia política: hordas quemaron su vivienda y secuestraron a su hermano.
“Renuncio a la Cámara de Diputados (..), ojalá que sea para preservar la integridad física de mi hermano que ha sido tomado como rehén» durante el ataque, en la ciudad andina de Potosí (suroeste), dijo Borda a medios locales.
Otra irregularidad es que la primera vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Susana Rivero, también del MAS, no presentó su renuncia oficial. Página Siete informó que la legisladora se encontraba refugiada en la embajada de México junto con Salvatierra.
«Según un reporte del corresponsal de Telesur en Bolivia, Freddy Morales, ‘la primera vicepresidenta Susana Rivero, militante del Movimiento Al Socialismo (MAS), es decir, de la mayoría parlamentaria, ha aclarado, ha mandado a decir que ella no ha presentado renuncia a ese cargo, que continúa como primera vicepresidenta de la Cámara», cita el Correo del Sur.
En vista de todo esto, Áñez tuvo que autoproclamarse primero como presidenta del Senado —sin el quorum necesario y sin tomar en cuenta el procedimiento legal ni la voz de sus homólogos—, y luego como mandataria del país. Todo esto, mientras que la Asamblea Legislativa aún no había aceptado la renuncia de Morales.
Según reseña RT, la sesión para la Cámara de Diputados que tocaría el tema de la renuncia de Morales estaba programada para este miércoles, a falta de quorum. Pero una sesión relámpago bastó para consumar el golpe.
El MAS no pudo asistir ya que solicitaban garantías ante los bloqueos y la presencia militar que rodeaba el recinto.
Áñez buscará «pacificar» al país
«Asumo de inmediato la presidencia de Bolivia prevista en el orden constitucional», declaró, la autoproclamada, tras un acto que duró solo tres minutos, realizado en un salón aparte con sólo legisladores opositores a Morales.
La ahora exsenadora afirmó además que las nuevas elecciones en Bolivia tendrán lugar después del nombramiento del nuevo Tribunal Electoral.
«Me comprometo a asumir todas las medidas necesarias para pacificar el país», aseguró Áñez.
Sobre la ausencia de los legisladores del partido del depuesto presidente, Áñez afirmó que «el pueblo» había sido «testigo» de que se habían hecho «todos los esfuerzos necesarios para canalizar la presencia de los asambleístas de las tres fuerzas políticas».
No obstante, agregó que los parlamentarios del MAS ya habían expresado públicamente su decisión de no participar, y responsabilizó al presidente derrocado Evo Morales, y al exvicepresidente Álvaro García Linera, por haber presentado su renuncia, y «abandonado el país acogiéndose al asilo en México», lo que consideró «un abandono de sus funciones».
«El Golpe más nefasto de la historia»
Desde su exilio en México, Morales condenó el hecho y lo catalogó como «el golpe de Estado más artero y nefasto de la historia» .
Por otra parte, el líder indígena denunció «ante la comunidad internacional» que el acto de autoproclamación de una senadora como presidenta viola la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPE), y las normas internas de la Asamblea Legislativa.
Para Morales, dicha violación «se consuma sobre la sangre de hermanos asesinados por fuerzas policiales y militares usadas para el golpe».
La Policía, en conjunto con las Fuerzas Armadas, han sido una pieza clave en el proceso del golpe de Estado, reprimiendo y apresando a los manifestantes que se oponen a la ruptura del orden institucional. Este martes, la Defensoría del Pueblo registró al menos 4 personas muertas durante las protestas y la Fiscalía incrementó a 7 el número de fallecidos.
Esta jugada de la derecha se completa con el papel de los medios, al negarse a informar las manifestaciones a favor de Evo Morales y al intentar validar la autoproclamación de Áñez, quien milita en el opositor Movimiento Demócrata Social.
Fuentes RT, Página Siete, Telesur, Correo del Sur