Brasil es un país clave en el esquema geopolítico de la región y el resultado de las próximas elecciones influirá en eje político gravitacional del continente. El proceso eleccionario no ha estado exento de polémica, pues se ha dado en medio de incidentes, como el encarcelamiento de Lula y el ataque al candidato de la extrema derecha, Bolsonaro. Con la mejor posibilidad transferida por Lula al nuevo candidato del PT (Haddad) y su más cercano competidor víctima de un atentado, el escenario ideológico queda profundamente dividido.
A menos de un mes de celebrarse la elección presidencial en Brasil, el panorama va tomando forma. El fallo final del Tribunal Supremo dejó, como se esperaba, fuera de la contienda al expresidente, quien designó como candidato en su representación a Fernando Haddad, también miembro del Partido de los Trabajadores (PT).
A pesar de que Lula fue condenado en segunda instancia a 12 años y 1 mes de prisión por supuesta corrupción pasiva y lavado de dinero, lideraba con más del 50% la intención de voto de los brasileros.
Víctima de una persecución política, el líder sindical tenía todas las papeletas para volver a subir la rampa del Palacio de Planalto. Sin embargo el próximo presidente de Brasil está entre dos nombres: el de su hombre de confianza, Fernando Haddad y el del exmilitar y ultraderechista, Jair Bolsonaro.
Recordemos que el PT es un partido disciplinado, por lo que existe una gran posibilidad de que la intención de voto de Lula se transfiera a Haddad. Por ahí pasa la apuesta del PT, que la popularidad de Da Silva sea transferida a su compañero de partido.
Según una encuesta del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope), sin Lula en la contienda, los votos nulos y los indecisos ganarían con 28% la primera vuelta del próximo 8 de octubre. Esta cifra está seis puntos por encima de la de Bolsonaro, quien hasta el momento es el candidato mejor posicionado con 22%. Todo esto sin Lula, claro.
Esta situación se da vuelta con el repunte que se espera de Haddad en las próximas cuatro semanas, ya que incluso antes de ser nombrado candidato contaba con el 9% de preferencia, momento en el competía con Lula. Ahora, Da Silva debería pedir a sus votantes que apoyen Haddad y con eso asegurar el triunfo del PT frente a Bolsonaro.
Bolsonaro y Haddad representan polos opuestos, afines a corrientes políticas muy distintas, por lo que le panorama electoral brasilero está profundamente radicalizado.
El Trump brasilero
El abanderado del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, ha sido bautizado como el Donal “Trump brasilero” por su perfil conservador y sus polémicas declaraciones, que lo asemejan al presidente norteamericano.
El candidato ultraderechista, que acumula un largo historial de declaraciones machistas, homofóbicas, racistas y a favor de la dictadura militar ha endurecido su discurso en el inicio de campaña, con el fin de captar la simpatía de los votantes hastiados de la corrupción, el desempleo y la crisis política y económica que enfrenta Brasil.
El capitán de 63 años, lleva desde 1991 en el Parlamento y ha sido catalogado como el típico diputado de segunda fila, que no se ha caracterizado por presentar iniciativas legislativas que puedan resolver los problemas del pueblo.
Sin embargo, ese poco protagonismo le ha permitido escapar ante los ojos de algunos electores del caos de corrupción que involucra a los más conocidos legisladores de derecha.
Apuñalado en campaña
Un hecho que marcó un antes y después en su candidatura, es el ataque que sufrió el pasado viernes cuando fue apuñalado en el estómago durante un acto de campaña, por lo que tuvo que ser hospitalizado.
Este suceso causó controversia y fue duramente criticado por todos los sectores de la sociedad. Para los analistas el ataque puede contribuir a polarizar aún más el panorama político, ya que está siendo usado por Bolsorano para hacerse la víctima y causar simpatía.
El representante de la ultraderecha tiene cuesta arriba subir en las encuestas, ya que cuenta con un 44% de rechazo entre los electores.
Tampoco lo ayudan las nuevas normas electorales, que restringen el financiamiento, el acceso a los medios, el tiempo y los actos de campaña.
Como pertenece al PSL, que es partido minoritario dentro del Parlamento, sólo dispondrá durante su campaña de 30 segundos diarios en televisión.
Quizá por este motivo, prefiere culpar de todos los males de Brasil al Partido de los Trabajadores y evita criticar directamente a Michel Temer, ya que de resultar ganador, tendrá que pactar con sus diputados para poder gobernar.
Promesas controversiales
En su discurso Bolsonaro incluyó promesas controversiales como la inclusión de militares en el gabinete, políticas de mano dura para luchar contra el crimen y el retiro de Brasil en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.
En materia de seguridad propone liberar el porte de armas, poner fin a la reducción de las penas de prisión, garantizara la legítima defensa e instaurar la mayoría de edad penal a los 16 años y mayor inversión en tecnología e inteligencia militar.
En lo económico aún no ha definido propuestas concretas, pero plantea la privatización de 147 empresas y la creación de un único Ministerio de Economía, unificando Hacienda, Planificación e Industria y Comercio.
El intelectual de izquierda
Fernando Haddad de 55 años, llegó a la política como miembro del centro de estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo, y se afilió al Partido de los Trabajadores (PT) en 1983.
Este político y académico tiene un máster en Economía y un doctorado en Filosofía, y cuenta con una amplia experiencia ya que fue ministro de Educación durante el Gobierno de Lula Da Silva y parte del de Dilma Rousseff.
Durante su gestión logró expandir el sistema educativo, impulsar un programa de becas universitarias para estudiantes de bajos recursos, impulsó la alfabetización de adultos, la reformulación del examen para acceder a las universidades, la implementación de índices para medir la calidad educativa, y el programa antidiscriminatorio Brasil Sin Homofobia.
En 2012 ganó las elecciones y se convirtió en alcalde de Sao Paulo, ciudad en la que promovió una modernización urbana hasta que concluyó su mandato en 2016.
El hombre de confianza de Lula, tomó su testigo y ahora es el encargado de defender la propuesta «Brasil feliz de nuevo«, que llama a la inclusión, la igualdad y el desarrollo social del pueblo.
Aunque tendrá cuatro semanas para convencer al electorado para que vote por en las elecciones del 8 de octubre, parte con la ventaja de ser el abanderado del exmandatario, quien para muchos representa la esperanza de un mejor futuro.
Tendrá el apoyo del líder indiscutible de PT, que cuenta con una poderosa maquinaria electoral. Además dispondrá del segundo mayor tiempo de exposición gratuita de radio y televisión (10 minutos).
Su principal reto será llegarle con su mensaje a los partidarios de la centro derecha y consolidar la preferencia entre los trabajadores.
El diario Página 12 destaca el “apoyo espectacular” con que cuenta Haddad en las nueve provincias del nordeste, una región que siempre ha sido decisiva en las cuatro victorias electorales nacionales del PT.
También plantea que agrupa el 33% de la preferencia de los electores, mientras que otro 16% dice que seguramente votará por él.
“Lo cual, de entrada, ya coloca a Haddad en la segunda vuelta, como favorito para ganarle de Bolsonaro, pero que abre incluso la posibilidad de una victoria en primera vuelta”, señala este medio.
Políticas sociales
La oferta electoral de Haddad tiene un marcado acento en lo social y en la atención de las necesidades de los brasileros.
Plantea revocar la congelación del gasto público y la flexibilización de la legislación laboral, aprobadas por Michel Temer.
“Bastaron dos años para que Brasil volviera al mapa del hambre» y «todo lo que han hecho hasta ahora fue desestabilizar, traer el caos, el desorden y la intolerancia para pueblo que solo quiere trabajar», dijo en su primer acto de campaña.
La prioridad para Haddad será disminuir la pobreza extrema y mejorar el acceso a la salud y educación gratuita.
También prevé un mejor plan de jubilación, la reducción de impuestos a las familias con bajos ingresos, y condiciones más justas en el pago de intereses a los bancos.
Además, propone interrumpir las privatizaciones, garantizar la participación de Petrobras en proyectos petroleros en aguas profundas, impulsar el retorno del empleo y el combate a la evasión fiscal.
Su plataforma incluye mejores controles a las armas de fuego, despenalizar las drogas y reforzar los programas de prevención del consumo de sustancias ilícitas.
Llama a redoblar esfuerzos para hacer frente al crimen organizado y el comercio internacional de drogas. No obstante plantea la posibilidad de implementar alternativas diferentes al encarcelamiento.
Relación con América Latina y el mundo
Un punto que marca la diferencia entre ambos candidatos es la visión que tienen sobre la relación que debe tener Brasil con las naciones de América Latina y el resto del mundo.
Para el ultraderechista Bolsonaro, el centro debe ser Brasil por lo que no respalda la integración con la región.
Se ha declarado en contra de las asociaciones comerciales como el Mercosur y ha dejado claro que alejará a Brasil de países que considere “gobernados por dictadores de izquierdas”
Con relación a la vecina Venezuela, es más que probable que siga la línea de Temer y ceda a los intereses de Washington, para desde la Organización de Estados Americanos (OEA) presionar cada vez más al Gobierno de Nicolás Maduro.
Mientras tanto, propuso la creación de campos de refugiados “para acoger a los venezolanos que llegan a Brasil”.
Sin embargo, aclaró que “Brasil no puede ser un país de fronteras abiertas”.
Bolsorano cree un “Brasil liberal, que comercie con todo el mundo sin ideología”, por lo que está a favor más de las relaciones y negociaciones binacionales y no en bloque.
Asimismo, no oculta su admiración por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y se le ha ofrecido como un «socio confiable» tanto en Brasil como en el ámbito internacional.
De llegar al poder, prometió dejar de “encomiar a dictaduras asesinas y de despreciar y atacar a democracias importantes como las de Estados Unidos, Israel e Italia».
Integración Sur-Sur
En el caso de Haddad, el perfil es lo opuesto, ya que su objetivo será reanudar la política exterior activa, centrándose en el diálogo multilateral.
De este modo, será vital rescatar la integración latinoamericana y la cooperación Sur-Sur, por lo que se prevé que fortalezca el papel de Mercosur y la Unasur.
Tal y como planteó Lula Da Silva, se espera que Haddad llame a acelerar los mecanismos de integración en la región para enfrentar y superar las crisis y dará prioridad a la tarea de concretar acuerdos internacionales que impulsen el comercio de Brasil.
Con respecto a Venezuela, el abanderado del PT defenderá una política de no injerencia y de respeto a la autodeterminación.
Impacto de las elecciones
Quien resulte ganador en las elecciones tendrá la tarea de levantar la economía brasilera, superar el déficit fiscal, el aumento del desempleo, la pobreza y la violencia.
Quizá el reto más grande será devolverle al pueblo la confianza en la política y en las instituciones, ante la ola de corrupción y el irrespeto a la voluntad popular.
El desenlace de estos comicios también tendrá un impacto en América Latina, teniendo en cuenta que Brasil es el país más grande y la mayor economía de la región.
En un momento en que los sectores neoliberales quieren volver a imponer su orden, la victoria en las urnas de un candidato de ultra derecha o de uno progresista puede marcar la diferencia, e incidir en la decisión que deberán tomar los pueblos de Bolivia, Argentina, Uruguay, El Salvador, Panamá y Guatemala, al elegir a su presidente en 2019.
Otros enlaces de interés…
https://www.elciudadano.cl/brasil/sin-lula-en-las-encuestas-los-votos-nulos-y-los-indecisos-ganarian-la-eleccion/09/06/#ixzz5QvnvROz6
https://www.elciudadano.cl/latino-america/ipso-facto-sono-su-nombre-como-posible-candidato-sustituto-de-lula-y-es-acusado-por-fiscalia-de-brasil/09/05/#ixzz5QvncLdpy