A partir de las 5:30 de la tarde de este martes se reunirán en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, a 900 kilómetros al Este de La Paz -capital boliviana y sede del gobierno, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de España, Pedro Sánchez, en un encuentro que estará centrado en la firma de un acuerdo para la construcción del Tren Bioceánico.
Además del acuerdo sobre el tren, un despacho de la agencia de noticias española EFE, informó que el gobierno de Sánchez firmará un acuerdo de cooperación judicial con Bolivia y enviará «un mensaje de pleno apoyo a la cooperación española en América Latina y, en ese contexto, firmará un acuerdo que impulse esa ayuda en los próximos cuatro años.
Por su parte la Agencia Boliviana de Información (ABI) destacó que en el encuentro, Morales y Sánchez reafirmarán también los lazos establecidos entre empresas medianas y pequeñas de España que ejecutan obras de infraestructura y bienes en Bolivia, como es el caso de la empresa Maxman en asociación con las Fuerzas Armadas de Bolivia, que le permiten al país andino exportar explosivos para labores de minería a países como Chile y Brasil.
Resalta ABI que en la reunión también se abordará la instalación de la petrolera española Repsol en el área del hidrocarburífero boliviano.
La última vez que un jefe del gobierno de España visitó Bolivia fue en 1998, cuando el ultraderechista del Partido Popular español, José María Aznar se encontró con el entonces dictador boliviano Hugo Banzer, momento en el que la sintonía ideológica y política era evidente.
La visita del mandatario español a territorio boliviano se da después de dos décadas y justamente cuando Bolivia marcha a la cabeza en Suramérica en cuanto a reservas internacionales -9.174 millones de dólares- y un sostenido crecimiento económico gracias a la nacionalización de los recursos naturales, uno de los logros alcanzados por la Revolución Democrática Cultural que ha liderado desde el 2005 el Presidente Evo Morales en compañía de organizaciones sindicales y centrales agrarias, indígenas y campesinas.
Por ejemplo, durante la última década, Bolivia ha sido el país que mejores datos de crecimiento ha presentado en América del Sur e incluso en el mundo; al lograr un promedio anual de 5% en el desarrollo de su Producto Interno Bruto (PIB) según indicadores del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), instancia que aplica recetas neoliberales que difieren y se alejan totalmente del modelo boliviano.
La visita de Sánchez a Bolivia se produce también días antes de que Morales sostenga una reunión con su homólogo peruano, Martín Viscarra, sobre el proyecto de construcción y financiamiento del Tren Bioceánico Central. El Gabinete Binacional Bolivia-Perú será el próximo 3 de septiembre en la ciudad de Cobija, departamento amazónico de Pando.
Proyecto bioceánico también toca el Amazonas
El Tren Bioceánico es un proyecto ideado en principio entre los gobiernos de China, Perú y Brasil, bajo los gobiernos de Xi Jinping, Ollanta Humala y Dilmam Rousseff, respectivamente.
El proyecto tripartito firmado de forma oficial en mayo de 2015, iba a tocar solamente territorio peruano y brasileño. Sin embargo, luego Bolivia expresó su especial interés y se sumó a la intención de construir una red ferroviaria que comunicara, a través de Perú, Bolivia y Brasil, a las costas del océano Pacífico con las del Atlántico.
Pero este proyecto que representa un enorme interés económico para China, pues sería un puente ideal para colocar todos sus productos, es también una amenaza para la selva tropical más grande del planeta: el Amazonas.
La Amazonia Suramericana es la más grande reserva natural de agua y en sus más de siete millones de kilómetros cuadrados de extensión guarda la biodiversidad más amplia del planeta. En su seno coexisten minerales como petróleo, cobre, oro, coltán, uranio, entre otros, y representa una de la zonas más importantes para regular el impacto negativo del cambio climático mundial.
Y no solamente el corredor bioceánico amenaza áreas naturales protegidas del Amazonas, también afecta a las reservas indígenas originarias que aún habitan junto a una enorme flora y fauna silvestre que viven de acuerdo a sus costumbres ancestrales en este espacio, considerado como el pulmón del mundo.
Sin embargo, el proyecto también cuenta con el interés de países como Paraguay, Uruguay y Argentina, pues existe la posibilidad de construir un ramal del ferrocarril desde territorio boliviano hacia una zona portuaria en suelo paraguayo vinculada a la hidrovía de los ríos Paraguay-Paraná.
El proyecto, que permitiría dinamizar las relaciones comerciales y económicas entre los países de Unasur y China, prevé unir a los puertos de Ilo en Perú -Pacífico- con el de Santos en Brasil -Atlántico-. Se estima que la inversión supere los 14.000 millones de dólares.
En el caso de España, la firma que concretarán Sánchez y Morales este martes, abrirá las puertas a la participación de empresas españolas en la construcción del tren, cita EFE.
Ese mismo despacho resalta que según fuentes del gobierno español, existen casi medio centenar de empresas que están interesadas y que participaron -en febrero pasado- en una jornada informativa de videoconferencia realizada simultáneamente en La Paz y Madrid por el Instituto de Comercio Exterior de España (ICEX) y la Oficina Comercial en Bolivia, donde recibieron información detallada del proyecto.
La línea ferroviaria que se pretende construir, de 3.755 kilómetros de longitud, costaría unos 14.000 millones de dólares para obras que, en el caso de Bolivia, ya comenzaron en unos 150 kilómetros con una inversión cercana a los 221 millones, según datos del gobierno boliviano, subraya EFE.
Alemania y Francia han sido los otros dos países europeos que ya han firmado acuerdos similares para que sus empresas puedan participar la construcción de esta gran infraestructura de especial interés para Bolivia. Además, Suiza mantiene profundo interés en el proyecto.
Inversión española es la segunda mayor en Bolivia
Datos presentados por el Banco Central de Bolivia (BCB) que están incluidos en el reporte de capital privado extranjero en Bolivia 2017, citados en el portal web del diario boliviano Página Siete, resaltan que España es el segundo país con más inversiones de sus empresas privadas en el país andino.
Según ese despacho las empresas españolas sólo son superadas por las de Suecia. Destaca Página Siete que en 2017 Bolivia recibió «un flujo de 1.220,9 millones de dólares de inversión extranjera bruta, aunque con la desinversión, el saldo neto de capitales foráneos llegó a 725 millones de dólares».
Los datos reflejan también que en 2017 la inversión proveniente de Suecia tuvo como destino los sectores de minería e industria manufacturera, mientras que los recursos de España y Francia fueron a hidrocarburos.
Sobre los hidrocarburos, en mayo la petrolera española Repsol anunció una inversión de 500 millones de dólares para los próximos cuatro años. Esa empresa invirtió al menos 3.400 millones de dólares en exploración y explotación de gas en los últimos 30 años.
En el caso de Austria, el capital se invirtió en construcción y por último los de Estados Unidos a las áreas de transporte, almacenamiento y comunicaciones, comercio e intermediación financiera.
Sobre Sánchez
Pedro Sánchez del Partido Socialista Español (PSOE) -quien se comprometió, sin fijar fecha, a realizar elecciones para el cargo presidencial- asumió su mandato en junio de 2018, luego de la destitución que ejecutara el parlamento español al entonces presidente del gobierno, Mariano Rajoy, por estar presuntamente involucrado junto a su partido en casos de corrupción.
La expulsión de Rajoy lo colocó como el primer presidente del gobierno de la historia reciente de España en perder el cargo tras una moción de censura -que fue presentada por los diputados socialistas- por el escándalo conocido como la trama Gürtel, uno de los casos de corrupción más relevantes de los últimos años en España.
El caso se centró en investigar una red de contratos amañados entre empresarios y cargos del Partido Popular (PP) durante años. Por ese caso, el extesorero del PP, Luis Bárcenas, se encuentra condenado a 33 años de prisión por aceptar sobornos, lavado de dinero y evasión fiscal.
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