A tres meses de la desaparición del submarino argentino ARA San Juan, la incertidumbresigue consumiendo a los familiares de la tripulación. No obstante el apoyo internacional en intensas semanas de búsqueda, la nave no ha podido ser localizada, y la última medida tomada por el gobierno del país suramericano ha sido ofrecer una recompensa de 98 millones de pesos (alrededor de 5 millones de dólares) a quien pueda dar con su paradero.
Si bien esa idea había sido anunciada la semana pasada tras una reunión del presidente Mauricio Macri con los familiares, la moción fue oficializada por el Ministerio de Defensa este miércoles mediante la resolución 131-E/2018. Allí, además de indicarse el monto, se pone a disposición una dirección de correo electrónico ([email protected]) para quienes «quieran suministrar datos».
Desaparición y apoyo internacional
El miércoles 15 de noviembre de 2017, el ARA San Juan estableció contacto por última vezcon su base. En ese momento se encontraba navegando en aguas territoriales argentinas, a la altura del golfo de San Jorge y de la ciudad de Puerto Madryn (1.300 km al sur de Buenos Aires). Había partido de la ciudad austral de Ushuaia y se dirigía a Mar del Plata.
Oficialmente se dio por perdido el día jueves 16 por la noche. Allí comenzó la búsqueda de la embarcación y sus 44 tripulantes. En un comienzo, el Estado argentino puso a disposición –para las labores de rastrillaje– dos aeronaves: una Tracker de exploración submarina y un B200 de vigilancia marítima. A ellos se sumaron el destructor ARA Sarandí, dotado con un helicóptero; las corbetas ARA Rosales, ARA Drummond y ARA Espota; un avión Hércules C130 de la Fuerza Aérea argentina y el navío de aviso ARA Puerto Argentino, de la Armada.
A los pocos días se incorporaron a la búsqueda distintos países latinoamericanos, el Reino Unido y EE.UU. con su Comando de Rescate Submarino, dependiente de la Marina de ese país. Lo propio hizo Rusia una semana después. De hecho, este último país es el único que aún persevera en sus servicios para tratar de encontrar el ARA San Juan.
¿Qué pasó?
Al día de hoy, todavía se debate cuáles fueron las causas de que el submarino perdiera contacto definitivamente y todavía no se hayan encontrado sus restos. Una de las primeras hipótesis surgió a partir de la revelación de que la propia tripulación, en una de sus últimas comunicaciones, notificó de una falla en la batería.
A esto se sumó, a los pocos días, el anuncio –por parte de la Armada– de la investigación de una «anomalía hidroacústica» en la zona de búsqueda. Según diversos expertos, esta información permitía considerar la posibilidad de «una explosión dentro del submarino», probablemente generada por un cortocircuito en el bloque de baterías. Finalmente, la Marina argentina confirmó que esa «anomalía» coincidía con «una explosión«. Sin embargo, en la zona detectada no se encontró rastro alguno de la nave.
Siguiendo esta línea de investigación, un experto de la Armada estadounidense, Bruce Rule, lanzó en diciembre la teoría de que el submarino quedó «destruido en 40 milisegundos«. Debido a la presión generada por navegar a casi 400 metros de profundidad, apuntó Rule, tras la explosión se dio un ingreso de agua al interior del submarino a una velocidad de aproximadamente 2.900 kilómetros por hora. Frente a eso, los tripulantes «no se ahogaron ni experimentaron dolor, la muerte fue instantánea«.
Más allá de estas teorías, la falta de confirmación oficial de alguna de ellas ha hecho que surjan historias alternativas que han sido reseñadas por algunos medios argentinos. La que más se ha expandido ha sido la de un supuesto ataque con un torpedo, presuntamente disparado por la Armada Real Británica, tal como sostiene el diario Crónica. Sin embargo, estas elucubraciones carecen de datos o argumentos que puedan sustentar su veracidad.
Consecuencias y reclamos de los familiares
Desde el comienzo de la búsqueda, los familiares de la tripulación cobraron una importante visibilidad. A lo largo de las semanas siguientes al percance se mostraron muy críticos respecto al accionar del gobierno argentino, responsabilizándolo de las muertes (a esas alturas ya confirmadas) y exigiéndole un mayor compromiso en el empeño de hallar el submarino.
La semana pasada se reunieron por primera vez con el presidente, y de allí surgió la propuesta de ofrecer una recompensa económica para incentivar iniciativas privadas que pudieran tomar parte en los rastrillajes. No obstante, algunos familiares no salieron contentos. «No fue suficiente. Fue lo mismo que la reunión que tuvimos con el ministro Oscar Aguad: nadie nos responde nada«, declaró Itatí Leguizamón, esposa del cabo primero Germán Suárez, a FM La Patriada.
Por su parte, el Ejecutivo -además de impulsar la búsqueda en colaboración con otros países- resolvió destituir al jefe de la Armada, Marcelo Hipólito Srur. Fue reemplazado, de forma interina, por el vicealmirante de Infantería de Marina José Luis Villán. También, a mediados de enero, se anunció en el Boletín Oficial la creación de una Comisión Bicameral Especial Investigadora para intentar develar lo sucedido.
En un camino paralelo, la Justicia ordenó allanaruna sede de la Armada, así como también el astillero donde había sido reparado por última vez el ARA San Juan. Durante el mes de enero se sucedieron otros allanamientos, llevados a cabo por la Policía Federal con el objetivo de recabar datos que pudiesen dar cuenta de qué pasó con la embarcación. Sin embargo, a tres meses de los hechos, su desaparición sigue siendo una incógnita.
RT