Un cubano en EE.UU.: no todo es oro como parece

Para un inmigrante cubano en Estados Unidos no todo lo que reluce es oro. A la llegada al país norteamericano, su vida se marca por la soledad, la incertidumbre y muchas veces por el desamparo de encontrarse en un país ajeno.

Las causas de su partida fueron las mismas que las de todos los que deciden ir a la nación estadounidense, en busca de una mejora, aunque están conscientes que el sistema imperial no es el que más le conviene a todos, “no tenemos un gran futuro aquí».

La historia de EE.UU. ha estado marcada por varios éxodos de inmigrantes como el de 1980, durante la «crisis del Mariel», que supuso la llegada a Florida de más de 125.000 cubanos en unas dos mil embarcaciones, o el éxodo de 1994.

Debido a esos movimientos migratorios, en ciudades como Miami surgieron organizaciones como Éxodo 94 que procuran que situaciones como las de esos años no queden en el olvido, «no tanto por las personas que llegaron, sino por los que no lo hicieron», según declaró a Efe una de sus fundadoras, Alicia García.

Explicó que kis cubanos que llegan a EE.UU. Sin vinculos parentales, «se encuentran en la calle, con unas esperas de hasta 3 meses para ser procesados, sin tener un lugar donde estar, y ahí es donde entramos nosotros», declaró la cofundadora de la organización.

Gran parte de los inmigrantes cubanos que buscan refugio en tierra estadounidense lo encuentran gracias a fundaciones como la de García, que les facilita los trámites y los ayuda a ubicarse en su nuevo mundo.

«Ninguno de los que han pasado por nuestras manos se ha quedado en la calle», debido a que se les ofrece un hogar transitorio hasta encontrar un lugar a donde enviarlos, explicó García.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos fue recibido de manera positiva por la sociedad cubana, aunque en la práctica no ha supuesto una mejora tangible en la economía de la isla debido a su sistema férreamente centralizado.

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