Animado por militares retirados y con el apoyo político de Uribe, presiona a Santos para que incremente los bombardeos contra las FARC y provocar así una respuesta de la guerrilla que dificulte la continuidad de las negociaciones en La Habana.
El aumento de los bombardeos contra campamentos de las FARC está poniendo en peligro el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla, que ha cumplido más de dos años y ha alcanzado importantes acuerdos. Los bombardeos han provocado en una semana la muerte de más de 40 guerrilleros y el desplazamiento de miles de civiles.
Un sector de las fuerzas militares que incluye a su actual Jefe, el General Lasprilla, animado por las influyentes asociaciones de militares retirados, con el apoyo político del expresidente Álvaro Uribe, presiona al presidente José Manuel Santos para que incremente las acciones contra la guerrilla.
El objetivo es boicotear las conversaciones de paz de la Habana en las que el Gobierno y la insurgencia se sientan de igual a igual y con una agenda pactada de antemano, sobre la que ya se han firmado tres puntos. Según algunos analistas, estos militares ultras tratarían de provocar alguna acción espectacular de respuesta por parte de la insurgencia que haga difícil o imposible la continuidad de las negociaciones.
Las FARC, que siempre han demandado un alto el fuego bilateral para que las conversaciones se desarrollen en un marco de tranquilidad, decretó a fines del pasado año un cese unilateral de las hostilidades. Sin embargo, el pasado 15 de abril un frente de la guerrilla, que permanecía inactivo en las cercanías de Buenos Aires (Cauca), decidió atacar a un destacamento del Ejército que le hostigaba desde hacía varios días, con un saldo de diez militares muertos.
Inmediatamente, ante la presión de las fuerzas armadas, el presidente Santos ordenó la reanudación de los bombardeos sobre campamentos de las FARC, suspendidos hace meses tras ser pactado tácitamente con la guerrilla a pesar del fuerte descontento del búnker militar y político.
El primer bombardeo importante se produjo el pasado 21 en la zona rural del municipio de Guapi. Murieron 26 guerrilleros. entre ellos el miembro del Estado Mayor Jairo Martinez, un jefe con fuerte carisma en las bases de las FARC que precisamente había tomado parte en la mesa de paz de La Habana y que, según la guerrilla, estaba socializando sus resultados entre las bases insurgentes cuando fue bombardeado. Dos días después, el Ejército cargó contra el Bloque Magdalena Medio, con el saldo de diez guerrilleros muertos, y acaba de abatir en Chocó al jefe guerrillero Román Ruiz.
A pesar de estos reveses, los portavoces de las FARC en La Habana, donde se encuentra la mayoría de sus comandantes, sostiene que no se levantará de la mesa hasta que no se alcancen los acuerdos finales de paz. También reclaman de nuevo un cese bilateral de hostilidades, demanda a la que se han sumado los representantes de los países garantes Noruega y Cuba.
En todo caso, la tensión en la mesa de La Habana es clara. Las negociaciones penden de un hilo ante la ofensiva generalizada de un Ejército que. según fuentes próximas a la Presidencia, Santos tratará de “oxigenar”, empezando por el cese del General Lasprilla, que se espera en los próximos días. Los cambios en el Ministerio de Defensa ya se han iniciado con la salida de su titular Juan Carlos Pinzón.
Antonio Albiñana/Público