Resumen Latinoamericano / Unos 45 millones de trabajadores y estudiantes se adhirieron a la huelga general que sacudió a más de 300 ciudades en Brasil contra la reforma del sistema de jubilaciones y otros retrocesos del Gobierno de Jair Bolsonaro.
Según estimaciones de centrales sindicales, en todas las capitales de los 26 estados, en el Distrito Federal y en más de 300 ciudades brasileñas, hubo protestas no solo contra el proyecto del régimen de retiro, sino también contra los recortes de los fondos en educación y por demandar más empleos.
Organizadores de la huelga indicaron que conductores y cobradores de autobuses de varias capitales cruzaron los brazos y no hubo transporte colectivo.
Parte de las líneas de autobuses, trenes y varias estaciones del Metro estuvieron paralizados en Sao Paulo, especialmente en las zonas norte y este de la capital paulista.
En capitales de estados como Ceará (Fortaleza) y Pernambuco (Recife) y en el Distrito Federal (Brasilia), autobuses y metrópolis pararon. En urbes como João Pessoa, Curitiba, Maceió, Río de Janeiro y Salvador, las protestas bloquearon vías de la ciudad y salidas de los autobuses de los garajes.
Casi todo estuvo cerrado este viernes en el país. En Sao Paulo, principal centro financiero del país, los bancos no abrieron. Trabajadores de la educación también se adhirieron masivamente a la huelga general. Asimismo escuelas públicas y privadas, universidades e institutos técnicos permanecieron cerrados.
Prensa Latina constató en Brasilia que la huelga alcanzó, principalmente, al sector de los servicios de transporte y la educación pública. A pesar de decisiones judiciales, los autobuses colectivos no circularon en la mañana y el metro, que ya estaba en paro, funcionó con operación estándar (75 por ciento de los trenes en horarios pico y apenas el 30 en los demás). También varias escuelas públicas en regiones administrativas en el Distrito Federal suspendieron las clases.
Según el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, las centrales sindicales y los trabajadores del país dieron un claro recado a Bolsonaro de que están contra la propuesta de reforma de jubilaciones.
Para Vagner, la huelga general de este viernes solo fortaleció la lucha de los sindicatos que, con la ayuda de la clase trabajadora, seguirán presionando a diputados en sus bastiones y bases electorales, advirtiendo que ‘no van a elegir a traidores del pueblo’, como quienes votaron a favor de la reforma laboral y no regresaron al Congreso en las elecciones de 2018.
Insistió que en el balance quedó demostrado que la gente no fue a trabajar. Hubo paralización de la producción porque muchos no salieron a las calles, sean trabajadores formales, informales, desempleados y desalentados. ‘La lucha fue fuerte y se realizarán cuantas paralizaciones sean necesarias para defender la jubilación’, remarcó.
La reforma del sistema de pensiones y jubilaciones, que se discute actualmente en el Congreso, es una de las principales banderas de Bolsonaro, sin embargo enfrenta un fuerte rechazo en la sociedad.
Sus detractores alertan que el actual sistema, basado en el principio de la solidaridad social, será sustituido por un régimen de capitalización, como el de Chile, en que la jubilación queda vinculada a la capacidad de ahorro individual.
Argumentan que el carácter profundamente excluyente de la iniciativa del Gobierno se traduce también en la definición de nuevas exigencias en las reglas de acceso a la protección social, que no podrán ser atendidas plenamente por la mayoría de la clase trabajadora.