Este jueves los candidatos a la gobernación de Barinas, Jorge Arreaza y Sergio Garrido, realizaron su cierre de campaña, en la que sus seguidores asistieron a la convocatoria para confirmar su preferencia para las elecciones que se realizarán en ese estado venezolano el próximo domingo 9 de enero, tras los llamados a votar y las promesas de cambio para la entidad llanera, reseñó Globovisión.
De este modo, Garrido quien representa como candidato a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), realizó una caminata junto con sus simpatizantes por diversas calles de Barinitas, como parte de sus actividades para el cierre de campaña.
Posteriormente, organizó un segundo acto en la ciudad de Barinas que consistió en una caravana por las principales calles y avenidas, pasando por los sectores populares de la urbe llanera.
Asimismo, señaló su cuenta de Twitter la importancia de ir a votar este 9 de enero: «Hoy Dios nos da una gran oportunidad, y está en nuestras manos como barineses ejercer la única arma que tenemos: el voto. Vamos juntos, con mucha gallardía a la recuperación de Barinas».
Un compromiso de todos
Por su parte Jorge Arreaza, el aspirante por el Gran Polo Patriótico (GPP), aseguró que el Plan de Gobierno para el estado fue elaborado con el apoyo de todos los sectores de la entidad llanera.
El también abanderado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) destacó que entre los proyectos se encuentran estrategias para la siembra y la vialidad agrícola. «Crear las condiciones para colocar la producción, Barinas tiene grandes potencialidades», acotó.
«Aquí estamos asumiendo el compromiso juntos, el gobernador tiene que estar pateando la calle, pateando el barrio, en el campo… Ahí estaremos con el pueblo», destacó el candidato del GPP en su discurso de cierre de campaña.
Aseguró que el domingo «ganamos en los 12 municipios del estado Barinas».
Lo que está en juego para la oposición y el Gobierno
Sputnik Mundo, en un análisis sobre las elecciones del domingo, indicó que “los comicios regionales en Venezuela del pasado 21 de noviembre no han terminado”.
Señaló que aún hay que esperar la justa que se realizará este domingo en el pequeño pero simbólico estado de Barinas –de menos de 400.000 habitantes–, que sellará el sentido de los comicios que inicialmente fueron convocado en noviembre del año pasado.
Aquel día de noviembre, el partido de gobierno arrasó en número de cargos de representación, pero retrocedió en los votos conseguidos en sus predios.
No hay forma de que esta elección cambie en mucho el mapa político arrojado tras los comicios: 19 gobernaciones del partido de gobierno contra 3 de la oposición, y 210 alcaldías del oficialismo contra unas 120, si se sumaran arbitrariamente todas las fracciones del antichavismo.
Aunque esta elección no cambie el mapa político-territorial, sí podría variar el mapa simbólico que es más importante. Y el estado Barinas, vaya que puede.
Como se ha repetido, Barinas es el estado natal del expresidente y líder fundador del chavismo, Hugo Chávez.
Por consiguiente, también ha sido un territorio electoral conquistado por varios miembros de su familia, que ganaron todas las elecciones desde 1998 hasta que Argenis Chávez perdió el comicio pasado contra Freddy Superlano, de la Mesa de la Unidad Democrática, en un ajustado conteo que quedó en 37, 6% para el opositor y 37,2% para el abanderado del gobierno.
Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) inhabilitó a quien consideró ganador y llamó a unas nuevas elecciones.
Todas las cartas sobre la mesa
Como cabría esperar, tanto el chavismo como la oposición han puesto toda la concentración y todas las cartas sobre la mesa para ganar este cargo de representación.
El chavismo ha tratado de recomponerse lanzando a Jorge Arreaza, que viene de ser canciller y ministro por largos años.
Atiende al perfil de un funcionario de alto nivel, que ha sido de la familia política de Chávez, pero no tiene el apellido y no es de ese estado, lo que si bien deja claros los lazos, también procura bajar el protagonismo de los parientes directos del líder carismático que, durante 22 años, han ocupando gobernaciones y alcaldías.
La candidatura de Arreaza ha articulado a sectores del chavismo disidente y trata de recordar las lecturas tradicionales que mantiene el movimiento político hacia el significante Chávez, a diferencia de la campaña más heterodoxa de noviembre. Pero esto puede no ser suficiente.
Hay que resaltar que, según la cifra oficializada por el TSJ, hay un 25,2 % que votó por otras opciones disidentes al PSUV y la MUD en el estado Barinas en el evento de noviembre, y estos resultan fundamentales para lograr la victoria.
Pero no hay encuestas publicadas, así que no es posible prever cómo se comportarán los votantes ante este nuevo enfrentamiento comicial, especialmente cuando la figura de Chávez está en juego.
La situación puede generar reacciones de apoyo automático, pero el hecho de que el TSJ haya intervenido el resultado anterior también podría generar reacciones de voto castigo.
Todo esta por verse
La MUD también se ha se ha reconfigurado para esta cita electoral. Por una parte, supo enfrentar una lluvia de inhabilitaciones a tres candidatos propuestos y logró que el actual aspirante, Sergio Garrido, recibiera el apoyo de otras fórmulas que en noviembre eran consideradas enemigos o «alacranes» por parte de la oposición tradicional, como es el caso de Avanzada Progresista.
Garrido, de perfil moderado, es del partido Acción Democrática, pero no se presentará con la tarjeta de ese partido, que apoyará a una tercera opción.
La polarización le funciona a Garrido en la medida que con ella puede arropar la opción de Claudio Fermín, quien representa a la oposición que ha mantenido diálogo abierto con el gobierno de Maduro y no ha seguido los designios radicales del antichavismo rupturista.
¿Qué podría pasar?
De ganar Arreaza, el gobierno habrá desinflado nuevamente a la oposición y fortalecerá su narrativa de un triunfo fulminante que pinta de rojo el mapa nacional, salvo excepciones.
Comprobaría, además, que sus estrategias son realmente exitosas y logran doblegar al antichavismo en una esfera incontestablemente democrática, lo que le daría confianza para enfrentar la coyuntura del 2024.Pero si esto no ocurre, y es la oposición la vencedora, entonces esos factores habrán encontrado una fórmula ganadora que podrían extrapolar exitosamente hacia las presidenciales.
Por un lado, porque logran derrotar al chavismo en un territorio que, más que su zona de confort, es su “santuario”. Y por el otro, porque estarían venciendo las grandes estrategias del oficialismo, como son la alta abstención y la división opositora, todas en juego en esta campaña.