El prófugo de la justicia venezolana Julio Borges, miembro de la célula terrorista Primero Justicia (PJ) fue el autor intelectual que dirigió el plan magnicida contra el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, el pasado sábado 4 de agosto de 2018 en las inmediaciones de la avenida Bolívar en Caracas.
Así lo confesó el jefe de la Dirección de Comunicaciones de la Guardia de Honor Presidencial, Ovidio Carrasco Mosqueda, quien trabajaba en uno de los círculos de seguridad más cercanos al jefe de Estado desde hace 4 años y medio dentro del Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo venezolano.
La confesión de Carrasco fue divulgada a través de un video mostrado este jueves por el ministro para la Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, en declaraciones ofrecidas desde la Sala de Prensa Simón Bolívar de Miraflores.
Carrasco explicó que fue Julio Borges quien lo contactó para que facilitara toda la información necesaria para ejecutar el magnicidio contra Maduro con la utilización de dos drones cargados con explosivos C-4 y municiones que serían accionados en la tribuna presidencial donde además del primer mandatario se encontraban los jefes de los demás Poderes Públicos del Estado, la Primera Combatiente, Cilia Flores, miembros del Alto Mando Militar de la Fuerza Armada y otros ministros del Tren Ejecutivo.
#AHORA #EnVivo 📹 | Vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo @jorgerpsuv ofrece declaraciones, desde la Sala de Prensa Simón Bolívar del Palacio de Miraflores https://t.co/ZqjU1O5Z0L
— Prensa Presidencial (@PresidencialVen) February 7, 2019
Agrega Carrasco que fue contactado por Borges a través del exalcalde del municipio Caroní del estado Bolívar, Wilson Castro, quien conocía a Carrasco desde que el ahora cómplice confeso del intento de magnicidio de 2018, realizó labores como pasante en un despacho de Petróleos de Venezuela (PDVSA) que era coordinado por Castro, cuando la estatal petrolera era dominada por factores de derecha que posteriormente realizaron el paro y saboteo petrolero antes del golpe de Estado de abril de 2002 contra el Presidente Hugo Chávez.
En sus declaraciones Carrasco agrega que Castro lo contacto nuevamente para explicarle que tenía “nuevas aspiraciones políticas”, que quería comentarle sobre eso y presentarle a una persona que deseaba hablar con él.
Carrasco se trasladó hasta la ciudad de Puerto Ordaz, estado Bolívar -al Sureste de Venezuela- y se movilizó hasta el Parque La Llovizna con Castro. En ese lugar, apareció en un vehículo Julio Borges, quien abrió la puerta trasera del carro e instó a Carrasco a abordarlo.
La conversación duró más de 30 minutos, explica Carrasco en su confesión, en ese tiempo Borges le explicó con detalle el plan para intentar derrocar al gobierno de Maduro y cómo se iban a coordinar las personas involucradas en ese proceso.
Fernando Albán, María Corina Machado y Henrique Capriles también están implicados en el intento de magnicidio
De acuerdo a las declaraciones de Carrasco, en la conversación que sostuvo con Borges, le indicaron que debía suministra información confidencial del “Grupo de Poder” -como le llamaban a los dirigentes del Alto Gobierno-, entre ellos ministros, oficiales de seguridad y demás personas que tienen relación importante con el Presidente Maduro.
En principio eran cinco personas las implicadas en el plan golpista, los miembros de PJ, Fernando Albán -alias Suzuki-, Carlos Termini, Julio Borges -alias El Quinto-, María Corina Machado -alias La Loca-, Henrique Capriles -alias Mariano-, entre otros que se fueron anexando a la célula terrorista.
Carrasco agrega que días antes que se realizara el intento de magnicidio, Borges le avisó que no participara en ningún acto público donde estuviera presente el jefe de Estado pues su seguridad estaba en riesgo. De hecho confesó que el propio 4 de agosto de 2018 lo llamó Julio Borges para advertirle que iban a realizar el atentado contra Maduro.
“Se viene un atentado contra el Presidente, me lo dice julio Borges (…) que me vaya de ahí urgentemente porque había un atentado con unos drones”, confiesa Carrasco.
En la rueda de prensa, el ministro Rodríguez agregó que el exconcejal Fernando Albán -quien se suicidó en las instalaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y existe la hipótesis de que lo haya hecho tras recibir una amenaza del propio Borges para que no dijera que él había planeado el magnicidio a Maduro-, era socio de Carrasco en una empresa de tortas que recibía extrañamente muchas divisas desde el extranjero.
Agrega el ministro que Carrasco habría negociado perpetrar la traición a su investidura y responsabilidades como militar de la nación, luego que Borges le dijera que tendría residencia en Estados Unidos y cupos para sus hijas en universidades norteamericanas, de hecho existe un recibo de pago de una de estas casas de Estudio a nombre de una de las hijas de Carrasco.
El magnicidio sí se organizó en Colombia
En otro video se muestra también la confesión del coronel retirado de la Guardia Nacional (GN) Oswaldo Valentín García Palomo, quien fue capturado recientemente por las autoridades venezolanas, pues se encontraba detrás de un intento de golpe militar frustrado que se pretendía realizar entre el 23 de enero y 15 de febrero de 2019.
García Palomo quien está detenido desde el pasado 27 de enero confesó que se encontraba en Colombia desde el 2018 y entró a Venezuela para coordinar personalmente el golpe de Estado con algunos efectivos de la Fuerza Armada y bajo la coordinación de Julio Borges, con quien mantuvo conversaciones directas desde marzo de 2018, cuando pretendían ejecutar el derrocamiento de Maduro que posteriormente se convirtió en intento de magnicidio.
El coronel retirado explica que el golpe de Estado tenía como objetivos principales atacar el Palacio de Miraflores, Fuerte Tiuna, la Base Aérea La Carlota y cortar la red de comunicaciones de la Gran Caracas.
Se evidencia que es un golpe continuado, remarcó el ministro Rodríguez, tras mostrar el video donde García Palomo confiesa que uno de los principales financistas del plan golpista contra Maduro, que se gesta desde 2014 y que ha tenido varios episodios con acciones violentas de calle desde entonces, es el empresario y activista político de la derecha Parsifal D´Sola, principal accionista del Centro Turístico Perla Mar, en Nueva Esparta (Isla de Margarita).
García Palomo también agrega en su confesión que el articular del plan golpista que encabeza Julio Borges es el exdirector de Protección Civil, coronel retirado Antonio Rivero, un integrante de la célula terrorista Voluntad Popular, la misma de la que es parte Juan Guaidó, la figura que apoya Estados Unidos para promover un Estado paralelo en Venezuela.
De acuerdo a García Palomo, Antonio Rivero fue el puente que lo conecto con dos agentes de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) identificados como alias Indiana y alias Lee, quienes a su vez coordinaban con alias Alejandro, un directivo de la Policía Nacional de Colombia, durante el gobierno de Juan Manuel Santos y que estaba encargado de adiestrar con formación de guerra a los implicados en el intento de magnicidio a Maduro en Caracas.
García Palomo agrega en la confesión que decidió ejecutar el plan golpista en Venezuela entre finales de enero y comienzos de febrero porque los dos agentes de la CIA, uno de ellos asesor del Pentágono -alias Lee- le dijo en la ciudad de Tampa que desde la Casa Blanca tienen planeado intervenir militarmente en Venezuela durante el primer trimestre de 2019.
Esta advertencia, dijo García Palomo, provocó que decidieran entrar a Venezuela y ejecutar el golpe ellos mismos, pues el “daño colateral” y las pérdidas de vidas humanas así como de sus propios familiares en el país iba a ser catastrófica y querían evitar ese escenario de tropas invasoras a toda costa, porque hasta la fecha la información que le han dado estos agentes de la CIA a los golpistas se ha hecho realidad. “Lo que dicen es”, acota el detenido.
Agregó en su confesión que a principios de 2018, sostuvieron una reunión en Botoga, capital colombiana, coordinada por Borges donde se establecieron los contactos con los militares activos de la Fuerza Armada venezolana que actuarían en el golpe de Estado; allí también estuvo presente Fernando Albán.
En el plan golpista dirigido por Borges están involucrados exfuncionarios del Estado
También detalla que algunos exfuncionarios del Estado y del Ejecutivo como la exfiscal prófuga de la justicia venezolana Luisa Ortega Díaz y su esposo Germán Ferrer, también buscado por delitos de corrupción, extorsión, traición a la patria, entre otros, participaron en el plan golpista junto al exministro de Petróleo y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez; el exdirector del Sebin y exministro de Relaciones Interiores y Justicia, Miguel Rodríguez Torrez; el exministro para el Transporte Acuático y aéreo, y también exministro de Alimentación y prófugo de la justicia venezolana, Hebert García Plaza, el mayor general retirado Hugo Carvajal, el general retirado Cliver Alcalá Cordones, entre otros.
Además, en la reunión en Bogotá realizada en mayo de 2018 -explica García Palomo- se habló de unos drones que serían usados para el golpe por parte de un grupo paramilitar que estaba siendo entrenado en Colombia desde marzo de ese año.
“El General Camacho Rincón lleva esa información y la presenta como opción (drones) así como las personas entrenándose en Colombia”, explica García Palomo, quien sostiene que el líder del intento de magnicidio fue alguien identificado como el teniente Osman Alexis Delgado Tabosky, residenciado en Estados Unidos.
García Palomo indica también que el golpe de Estado en 2018 no se realizó como lo tenían planeado porque implicada un “costo de vida muy alto” y que del intento de magnicidio no tenía conocimiento, más allá de saber que un grupo entrenado usaría unos drones.
El ministro Rodríguez recordó, con base en la confesión de García Palomo, que para la fecha en que ya se coordinaba el magnicidio contra Maduro, Borges se reunía con el gobierno nacional en las jornadas de diálogo realizadas en República Dominicana, y por eso fue que hizo el desplante y decidió no firmar cuando ya estaba todo listo para concretar las elecciones presidenciales de 2018.
“Mientras Julio Borges estaba sentado en la mesa de diálogo en Dominicana también planificaba el ataque de drones (contra el presidente Maduro), por eso boicotea la firma del acuerdo, porque no había intención de participar en elección algún, porque sabían que la iban a perder y ya estaba el plan estaba en ejecución”, subrayó Rodríguez.
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