Un grupo de analistas y académicos españoles criticaron a través de un análisis publicado por la prensa española, la doble cara del gobierno español al exigirle a Venezuela lo que no le pide a regímenes absolutistas del mundo, que violan constantemente los derechos humanos.
El informe dado a conocer por el portal Público, cita como primer ejemplo a Arabia Saudí que, en su opinión, es sinónimo de dictadura, torturas y persecución política.
“Arabia también es sinónimo de negocio para la industria armamentística española: independientemente de los crímenes que comete dentro y fuera de sus fronteras”, señala el documento del portal.
“En Yemen se calculan ya más de 60 mil muertos y el Gobierno de Pedro Sánchez permite que se sigan comercializando productos de guerra con el tiránico régimen de la dinastía Al Saud”, señaló el director de la sección española de Amnistía Internacional (AI), Esteban Beltrán.
“Estamos hablando de un país donde se cometen gravísimas violaciones de derechos humanos, pero en el que priman los intereses económicos ligados a la venta de armas y persecuciones”, recalcó Beltrán.
En su último informe, esta organización destacó que en ese país árabe “se detuvo a muchos defensores y defensoras de los derechos humanos y personas críticas con el gobierno, y algunos fueron condenados a largas penas de cárcel en juicios sin las debidas garantías. Varios activistas chiíes fueron ejecutados, y muchos más fueron condenados a muerte en juicios manifiestamente injustos ante el Tribunal Penal Especializado”, subrayó.
Para distintos expertos, el reino saudí es la mejor muestra –aunque no la única- del doble rasero que impera en la política de relaciones internacionales desarrollada por España.
“Arabia Saudí es, sin dudas, el ejemplo más bestial. En ese país se producen una serie de vulneraciones de derechos civiles que no se registran en Venezuela”, destacó el politólogo Alejandro Pérez.
Por su parte Rafael Escudero, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de varias publicaciones sobre memoria histórica y derechos humanos, citó también otros dos países con los que España mantiene excelentes relaciones: Israel y Marruecos.
“Son casos muy flagrantes, donde según Naciones Unidas se vulneran los derechos humanos”, subraya en relación a los ataques contra la población palestina por parte de Israel y la represión salvaje hacia los saharauis a cargo de Marruecos.
“Lo que ocurre es que hay un doble rasero en función del interés: en aquellos sitios donde tenemos potentes intereses económicos, bajamos el estándar, pero lo subimos donde no los tenemos”, afirmó Escudero.
Por su parte, Gonzalo Fernández, investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) y coordinador de la ONG Paz con Dignidad-Euskadi, lo resume con otra frase: “El dinero es el dinero. Al final, los gobiernos de turno asumen como propios los intereses económicos de las grandes empresas”, sostuvo.
Desde las oficinas de la ONG vasca Mugarik Gabe (Sin Fronteras), Jesús González Pazos apunta que ese doble rasero es “evidente” en la propia América Latina. “Guatemala está en una situación de casi autogolpe de estado”, subrayó.
Su gobierno lleva meses intentando expulsar a la Comisión Internacional de Lucha Contra la Corrupción que se conformó a instancias de las Naciones Unidas, y allí se violan continuamente los derechos humanos”. “En este caso, el Gobierno de Pedro Sánchez, al igual que el anterior, no ha amenazado ni dado ultimátum”, remarcó.
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