La prensa ha permitido las mayores atrocidades y la corrupción

Para el periodista chileno Patricio Mery Bell la prensa es “cómplice del regreso al neofascismo” y ha permitido las mayores violaciones a los derechos humanos. Realza la “hipocresía” de Europa, dice que la izquierda deberá refundar sus principios, y dice que Bernie Sanders, Jeremy Corbyn o Rafael Correa tienen mucho que decir y deberíamos eschucharlos.

La prensa ha permitido las mayores atrocidades y la corrupción

Autor: Pedro Guzmán

Foto: Facebook

Virginia Moreno Molina – THE PRISMA

 

Cuando se trata de señalar culpables, Patricio tiene claro que los medios de comunicación son los primeros. “Sin la prensa no existiría Bolsonaro, Trump o Lenin Moreno”, explica.

También enlaza al periodismo con esa maquinaria de poder que tiene un interés corporativo, poniendo siempre como perjudicada la verdad, y especialmente la falta de perspectivas progresistas.

Pone como ejemplo Venezuela, y habla de la trampa comunicacional en la que se cae con este tema.

Explica cómo los medios de comunicación no hablan de la desaparición de los 600 dirigentes sociales en Colombia, del atentado contra los mapuches en Chile o de la situación actual de Haití. En todos ellos existe una gran crisis, pero Estados Unidos parece ser el que controla de qué se habla en cada momento.

“El periodismo crítico debe asumir que tiene derecho de existir tanto como los grandes medios de comunicación que manipulan la información”, señala, y añade que “la diferencia es que yo lo acepto y lo digo, mi cercanía con la revolución ciudadana, con los gobiernos progresistas, con la izquierda internacional, y desde aquí propongo una visión periodística”.

Patricio Mery Bell habla en esta segunda entrega para The Prisma sobre los medios de comunicación, Venezuela, la postura de Europa y los cambios necesarios para que la izquierda tenga posibilidad de triunfar.

Como periodista en Chile y Ecuador, ¿qué visión tiene sobre el periodismo en esos países?

Hay que entender el periodismo como una maquinaria de poder que tiene un interés corporativo en la economía. Ha privilegiado el lucro, las relaciones incestuosas con la oligarquía, con los grandes empresarios y narcotraficantes, sacrificando así la veracidad, que ha sido la gran perjudicada.

Todo lo que nos enseñaron en la universidad no existe, porque la verdad no es más que lo que el dueño del medio de comunicación acordó con sus socios corporativos para que se muestre como tal.

Prefiero una visión rebelde del periodismo ciudadano, donde la gente ya está abandonando los medios de comunicación y se informa a través de las redes sociales o sus círculos sociales.

El periodismo vive una crisis brutal y la prensa es el partido de derecha más grande del mundo. Son ellos los que han permitido las mayores atrocidades, las mayores violaciones a los derechos humanos y la corrupción.

Sin la prensa no existiría Bolsonaro, Trump o Lenin Moreno. Son ellos los cómplices directos y autores intelectuales del regreso al neofascismo y a la ultraderecha.

Es obvio e inevitable preguntar por su opinión sobre tema de Venezuela.

¿Por qué no es obvio que hablemos de Haití, Ecuador o Colombia? Fíjate en la construcción de la realidad. Encuentras obvio hablar de Venezuela donde hay un problema social, pero en Haití es terrible, y Ángela Merkel o Macron hablan de Venezuela, pero guardan silencio sobre Haití, o los 600 dirigentes sociales asesinados en Colombia, o del pueblo mapuche… Nosotros también caemos en la trampa comunicacional de hablar de lo que ellos quieren que hablemos.

Entiendo. Sin embargo, quisiera su punto de vista sobre Venezuela.

Hago un análisis un poco más profundo. Primero, el diablo era Corea del Norte, todo el mundo hablaba de ello. Donald Trump firma la paz con ellos y ya nadie más habla del tema. ¿Han cambiado las condiciones políticas, económicas y sociales de Corea del Norte? No sabemos porque no se habla de ello.

Estados Unidos siempre busca un enemigo con el que pelear. Antes era Afganistán, Irak, Sadam Hussein…

Cada vez que Estados Unidos se ha metido en un país para arreglarlo, lo ha dejado peor de lo que lo encontró. La Libia de Gadafi era mucho mejor que la actual.

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Estados Unidos necesita un enemigo fantasma y cuando se le acaben los enemigos, los buscará fuera del planeta.

Tenemos que vivir en paz, y la oposición venezolana no va a solucionar nada a través de la guerra porque las bombas no discriminan entre chavistas o no chavistas, los matan a todos. La paz es la única opción para el desarrollo de nuestros pueblos.

Puedo ser crítico con Nicolás Maduro y encontrarle miles de fallos, pero soy respetuoso con la democracia y el estado de derecho venezolano. No quiero que Estados Unidos invada Venezuela.

¿Cuál es la situación en el resto del continente?

Hay problemas sociales, económicos y políticos en Venezuela, como hay en Haití, en Colombia, Chile, Argentina, que está entrando en una crisis económica brutal. ¿Cuál es la diferencia entre el gobierno de Macri, si es por criticar la mala gestión, con el gobierno de Nicolás Maduro?

La diferencia es que nadie está boicoteando a Macri, no tiene un bloqueo económico, pero Venezuela sí.

Estados Unidos ofrece ayuda humanitaria, pero por otra parte está cortando los recursos. Si Estados Unidos quiere ayudar a Venezuela tiene que hacer dos cosas: no meterse más y dejar de asfixiar económicamente a los venezolanos.

No permito que se criminalice a un gobierno de izquierda porque eso es parte del plan mundial de decirnos en lo que debemos creer. Me gusta la postura de México y Uruguay que dicen de buscar un acuerdo.

Pero Piñera y Colombia son cómplices de una masacre. Son los nuevos Tony Blair en versión latinoamericana. Para demostrar que tienen poder, están dispuestos a sacrificar la paz.

La fórmula para resolver esos problemas no es invadir Venezuela. Por esa lógica, tendrían que invadirse los norteamericanos porque ellos mismos tienen 60 millones de pobres, una situación de emergencia económica, la violencia racial… ¿y quién los critica a ellos?

Rechazo centrar el debate solo en Venezuela porque eso es caer en la manipulación mediática.

¿Cuál debería de ser la postura de Europa?

Tiene que abandonar la hipocresía y dejar de pensar que esto no les afecta porque lo que está pasando en Latinoamérica es una enseñanza y una advertencia para Europa. Lenin Moreno destrozó en un año lo que había hecho en 10 años Rafael Correa.

Y eso puede pasar con el Brexit en Inglaterra que va a terminar privilegiando al 1% más rico, y afectando el 99% de la población si se aprueba del todo. Eso fue una trampa neoliberal. Lo mismo va a pasar en Francia con las políticas de Macron. O en España con Pedro Sánchez donde en algunas cosas es de izquierda y en otras de ultra derecha.

Puedes ser de izquierda, de derecha o de centro, pero no se puede traicionar a la política.

Como en el caso de Jorge Glas, que tiene pasaporte alemán, y dime cuántas declaraciones de Ángela Merkel has escuchado sobre Ecuador y cuántas sobre Venezuela. Para Merkel, Sánchez o Macron existen ciudadanos de primera y segunda clase.

¿Qué acciones sugeriría para que esto cambiase?

La izquierda va a tener que hacer una refundación de sus principios, de su comportamiento y la asociatividad de los grandes líderes. Bernie Sanders, Jeremy Corbyn o Rafael Correa tienen mucho que decir (y deberíamos escucharlos).

La gente debe entender que la izquierda puede salvar el planeta. Si permitimos que el neoliberalismo siga por esta línea se va a destruir [el planeta].

Los grandes líderes deben unir ideas y ver el problema como un tema global.

Sudamérica tiene recursos naturales y Europa grandes tecnologías, un continente no puede vivir sin el otro. Es un mundo multilateral, está China, Rusia, India… tenemos que convivir con todas las visiones.

Sebastián Piñera lleva un año al mando del gobierno en Chile. ¿Por qué no ha surgido un bloque de izquierda consolidado?

En Chile hay un trauma con la izquierda, el trauma de la dictadura. La única manera de que la izquierda gane en Chile es recuperando la ética en la política y a través de la unidad, pero no puede ser a cualquier costo.

Si eso significa seguir unido al neoliberalismo no sirve de nada, tenemos que construir una alternativa ecosocialista respetuosa con el medio ambiente, con los trabajadores, una revolución ciudadana en Chile, donde las fuerzas de la izquierda aprendan a convivir respetando su identidad.

(Fotos: Pixabay)

Publicado en The Prisma

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