“Pence cruzó reproches con Guaidó en la cumbre de Bogotá”, asegura medio

Según indica en su portal el medio de difusión digital LPO (La Política Online), el vicepresidente de los Estados Unidos  reprochó al venezolano Juan Guaidó, que no se produjo la deserción masiva de militares esperada por la administración de Donald Trump, por lo que temen que la oposición al “régimen” de Maduro pierda su momentum.

La cumbre regional de Bogotá que fue encabezada por Mike Pence, lo dejó con un gusto amargo. Esto debido al fracaso del operativo de ingreso de “ayuda humanitaria” a Venezuela, que se suponía debía marcar el principio del fin del “régimen” de Nicolás Maduro.

Guaidó

Indica LPO que sus fuentes presentes en el lugar y que estaban al tanto de lo ocurrido confirmaron que Pence trazó al “presidente encargado» Juan Guaidó, un fuerte y duro diagnóstico de todo lo que estaba fallando en la ofensiva contra el Gobierno venezolano.

Dentro de lo conversado, el mayor reclamo se debió a la fidelidad que, tanto el alto mando militar, como los sectores medios y bajos de la unidad castrense en Venezuela, mantuvieron con el Presidente constitucional de esa nación. Y, fustigó, los apenas 330 efectivos que desertaron en contraposición a los 300 mil hombres que componen las Fuerzas Armadas, lo que dejaría la cifra, como insignificante.

Por lo que se pudo conocer, Guaidó había prometido al gobierno de Estados Unidos que, con la mayoría de los líderes del mundo reconociéndolo como la máxima autoridad de Venezuela, por lo menos la mitad de la oficialidad iba a desertar. Sin embargo, esto no ocurrió. Estados Unidos, con su gran poder de lobby, logró que 50 presidentes reconocieran al presidente de la Asamblea venezolana como legítimo para la transición, pero, nada de esto ha hecho mella en la unidad de las Fuerzas Armadas que siguen junto a Maduro.

Guaidó se autoproclamó el pasado 23 de enero como «presidente interino» de Venezuela, sólo es reconocido por gobiernos aliados a Estados Unidos a pesar de violar ampliamente la Constitución Bolivariana y la legislación internacional

Es por ello, que en medio de “la operación” de entrega de “ayuda humanitaria”, Guaidó empezó un escrache a través de sus cuentas de redes sociales, a los principales mandos del Ejército venezolano, con la finalidad de forzar su deserción. Cosa que hasta ahora no comprueba que funcionara efectivamente para eliminar la fuete cohesión de los militares venezolanos al gobierno de Maduro.

En continuidad con la información aportada por este medio digital, se indica que, otro de los reclamos, fue el supuesto apoyo inexistente de los seguidores chavistas a Nicolás Maduro, el que, aunque ha disminuido, todavía tiene gran fortaleza de apoyo a su gestión.

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En ese sentido hubo reproches compartidos por la actitud poco comprometida de los millonarios venezolanos que viven en el exterior (personas que, el Gobierno venezolano califica de burgueses y “vende patria”). Ya que, se esperaba un aporte más decidido de dinero para financiar el pase de policías, militares y políticos a la esfera de Guaidó. Debido a que esto aún no ocurre, los centros de decisión importantes de la comunidad internacional empiezan a alertar que la oposición venezolana que podría perder el momentum que ganó con la irrupción de Guaidó.

Sobre ya el final del diálogo entre Pence y Guaidó, se trató un tema de vital importancia y muy delicado: cómo garantizar la seguridad personal del  “presidente encargado», que creen está muy comprometida si regresa a Caracas, ya que sobre él pesa un auto de detención por violación a un mandato expreso del Tribunal Supremo de Venezuela, como lo era la prohibición de salida del país.

Una de las ideas que, -según estas fuentes-, se tuvo en evaluación, es ver que tan factible era conseguir que el presidente «encargado» se asegurara el control de una parte del territorio de Venezuela (zona amplia, un estado o departamento), donde los militares locales (desertores que le apoyen), garanticen la seguridad y lo reconozcan como máximo autoridad. Este punto, que es de los más peligrosos tratados en estas conversaciones, es una estrategia, ya utilizada por los EE. UU., como lo fue la fragmentación territorial de Siria y Libia.

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