Luego de 11 años, la República de Ecuador volverá a participar en las maniobras navales de la Fuerza Armada de Estados Unidos conocidas como Unitas, que se realizarán próximamente en territorio colombiano.
Así lo anunció el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, quien detalló sobre el retorno de la capacitación de oficiales en el país norteamericano. “En los ejercicios no nos vamos a dedicar a EE. UU, pero sí vamos a retomar las maniobras Unitas. Ya está aprobado”, dijo.
“No habrá bases norteamericanas en nuestro territorio, pero sí colaboración con muchos países (…) El intercambio es aprender, es coordinar, es elevar el nivel de mando, de habilidades”, aclaró.
Sin embargo, esta decisión origina suspicacia para un país suramericano, que con una ubicación estratégica representa un factor clave geopolítico, sin mencionar las riquezas naturales que posee; como por ejemplo, tener las mayores reservas -probadas- de crudo pesado del mundo, potencia para producción de diamantes, además de poseer la quinta reserva de gas más grande del planeta, entre otros, ciertamente se describe a Venezuela.
Muchos son los especialistas que han analizado lo que significaría para Estados Unidos, tener bajo su control a una nación con dichas potencialidades, por lo que han advertido de todas las posibles estrategias que aplicaría Norteamérica para alcanzar dicho objetivo, utilizando todos los métodos posibles como actividades subversivas, explosión social, planes conspirativos, conflictos militares internos y externos, maniobras militares en las fronteras, entre otros.
Para ello, es necesario contar con alianzas y la complicidad de figuras políticas, militares, e incluso gobiernos regionales. En este último aspecto, los países fronterizos juegan un papel relevante y protagónico para EE. UU., siendo Colombia, Brasil y Guyana los más obvios en este aspecto.
No obstante, con la asistencia de los funcionarios ecuatorianos en este evento anual que realiza el gobierno estadounidense, se abren las puertas para nuevas confabulaciones con trasfondos que llaman la atención de expertos.
Para el antropólogo e investigador en guerra no convencional, José Negrón, “es posible que haya una conversación bajo cuerda para restablecer la base militar operativa en Manta. Puede que una de esas intenciones termine derivando en que los gringos restablezcan las bases militares, con todas las implicaciones que eso tiene”, expresó.
El también escritor venezolano calificó de peligrosa esta incorporación y señaló que otro aspecto importante es que “con esto Ecuador estaría poco a poco dejando su papel de neutralidad. Puede estar hablándonos de que puede ejercer un papel más activo en los ataques contra Venezuela”.
Además, advirtió que todos los planes de cooperación, sobre todo en el área económica entre ambas naciones, van a tener que, fundamentalmente someterse a revisión, puesto que, la nueva posible hermandad entre Ecuador y Estados Unidos es un hecho que enciende las alarmas.
Para tener un panorama un poco más amplio, es importante mencionar algunos factores que son clave para comprender la intencionalidad del accionar de algunos países del continente.
Incorporación de Colombia a la OTAN
A finales del mes de mayo, la República de Colombia ingresó formalmente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como socio global, con el objetivo –según el presidente Juan Manuel Santos- de compartir información entre las Fuerzas Armadas del país y el resto de naciones miembro, «no es un acuerdo para hacer parte de operaciones militares que no sean de entrenamiento, no vamos a participar en operaciones militares», aseveró.
En un comunicado, Venezuela denunció una vez más ante la comunidad internacional la intención de las autoridades colombianas de prestarse para introducir en América Latina y el Caribe, “una alianza militar externa con capacidad nuclear, lo que a todas luces constituye una seria amenaza para la paz y la estabilidad regional”.
La Cancillería venezolana rechazó las “acciones guerreristas de la Otan y de cualquier otro ejército u organismo militar que pretenda apelar al uso de la fuerza y al sufrimiento de los Pueblos, para imponer y garantizar la hegemonía de un modelo político y económico en particular”.
Intervención desde la OEA
Un eje adicional de las constantes agresiones internacionales contra la República Bolivariana de Venezuela, se da desde la Organización de Estados Americanos (OEA).
Desde que asumió el cargo como secretario General, Luis Almagro, no ha disimulado sus intenciones de generar una intervención en la nación suramericana, a través de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana.
Colombia es uno de los países que más ha jugado un papel protagonista en este llamado, respaldando esta herramienta de coacción junto a otros países que componen el denominado Grupo de Lima. Juan Manuel Santos ha instado descaradamente a acabar con el “huracán de categoría cinco que se aposentó en Venezuela”.
Grupo de Lima
El Grupo de Lima se estableció el 8 de agosto de 2017 en Perú, como una instancia conformada por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, uniéndose posteriormente Guyana y Santa Lucía, con el objetivo de dar seguimiento y buscar una salida al gobierno de Nicolás Maduro.
Contando también con el respaldo de Barbados, Estados Unidos, Granada y Jamaica, así como organismos como la OEA y la Unión Europea, además de la oposición venezolana.
Estos gobiernos buscan presionar a Venezuela con el tema de los derechos humanos, mientras irónicamente sus cifras de asesinados y desaparecidos indican que la democracia que exigen no es la que aplican dentro de sus fronteras.
Identificada la conspiración
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha advertido en muchas oportunidades la generación de planes conspirativos dirigidos y emprendidos desde la nación neogranadina, financiados por el gobierno de Estados Unidos, para consolidar un complot dirigido a dividir la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
“Lo hacen para debilitar nuestra República”, advirtió al señalar como protagonista a la oligarquía colombiana de un conflicto armado “para hacerle el favor al imperialismo norteamericano, contra la independiente y soberana República Bolivariana de Venezuela”, y denunciar la puesta en marcha de un plan para crear enfrentamientos bélicos en la frontera colombo-venezolana.
Tomando en cuenta estos antecedentes, ¿cuál sería la interpretación de Venezuela ante la participación de Ecuador en maniobras militares Unitas?