¿Quién ganó, quién perdió?: La “batalla simbólica” del 23-F en la frontera colombo-venezolana

El politólogo e historiador venezolano, Juan Romero, asevera que lo acontecido en la frontera de Colombia con Venezuela  “muestra la magnitud de la disputa en torno a lo simbólico, como parte de una batalla cultural que se está desarrollando en la patria bolivariana”

¿Quién ganó, quién perdió?: La “batalla simbólica” del 23-F en la frontera colombo-venezolana

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Los hechos del pasado sábado 23 de febrero en la frontera colombo-venezolana, la imposibilidad del gobierno de los Estados Unidos de ingresar por la fuerza la “ayuda humanitaria” a Venezuela a través de sus operadores políticos, la oposición del gobierno de Nicolás Maduro, esta intentona se produjo desde el territorio de su principal gobierno aliado, el de Colombia, en su propósito de iniciar una ocupación a Venezuela, tuvo resultados.

Estos fueron analizados por el politólogo e  historiador venezolano, Juan Romero, asesor de la Secretaria del Consejo de Defensa Nacional (Secodena) del país caribeño. “El fracaso de la acción simbólica de la oposición (venezolana), que enarbolaba el 23 de febrero como la fecha de la ‘liberación’ (de Venezuela del gobierno de Nicolás Maduro), impulsó una nueva frustración y desánimo en el proyecto opositor”.

“El fracaso simbólico es notorio. No se produjo la entrada de la ‘ayuda humanitaria’, no se produjo una causa belis en la frontera y peor aún, Nicolás Maduro sigue siendo presidente de Venezuela», aseveró Romero. Foto Web.

Por el contrario, agregó, la Revolución Bolivariana “logró mantenerse y superar el 23 con escasa perdida política y un gran triunfo simbólico, derivado de la acción conjunta cívico-militar que coloca esta disputa a un nuevo nivel”. Señaló que  el 23 de febrero “se selló el fracaso de la etapa de subversión interna, pero se abre la etapa de la agresión tipo ‘guerra proxy’ o sustitutiva”.

Se trata de una estrategia de Estados Unidos para minimizar el costo de acciones bélicas, ello producto del llamado «efecto Vietnam», que tanto daño hizo sobre la idea del destino manifiesto que los EEUU enarbolaba desde el siglo XIX.

Explicó que estas guerras de sustitución, las cubre un país distinto, que a cambio de asumir el costo en pérdidas de vidas humanas o pérdidas materiales, recibe compensaciones económicas.

En el caso de Colombia, dijo, al asumir la posibilidad de una guerra contra Venezuela, abre la puerta de aprovecharse de los recursos naturales de Venezuela, petróleo principalmente, y de la salida a través del Lago de Maracaibo.

“Colombia, más bien su oligarquía (representada por Iván Duye), tiene un interés estratégico y geopolítico en la creación de esta guerra, pero es una jugada de alto riesgo”, advirtió el analista. Foto Web.

“Colombia, más bien su oligarquía, tiene un interés estratégico y geopolítico en la creación de esta guerra, pero es una jugada de alto riesgo”, advirtió.

Señaló que el gobierno de Iván Duque no ha podido cerrar, totalmente, la desmovilización de los grupos guerrilleros FARC y del ELN.

“Cualquier intento de llevar la guerra proxy con Venezuela, significará no sólo la posibilidad de una invasión, también la posibilidad de que la guerra se llevé al propio territorio de Colombia y ésta quede entre dos fuegos: el del enfrentamiento con la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana) de Venezuela y el de la reacción en su retaguardia de las FARC y el ELN.

La “batalla simbólica” y el análisis crítico

Romero destacó que lo acontecido los días 21,22 y 23 de febrero en Venezuela, muestra la magnitud de la disputa en torno a lo simbólico, como parte de una batalla cultural que se está desarrollando en la patria bolivariana.

Dijo que la “batalla simbólica” debe entenderse por el carácter insurgente y subversivo de la Revolución Bolivariana.  Insurgente ya que las posiciones discursivas y prácticas asumidas por el comandante Hugo Chávez y luego por Nicolás Maduro, “representan un reto para las formas tradicionales de dominación que ha ejercido a través del aparato cultural más mediático, los EEUU y el imperialismo”

Aseveró que se trata de “una lucha de los dominados sobre los dominadores. Es el derecho de los sujetos sometidos y subalternizados (e invisibilizados), a oponerse y rebelarse contra quienes explotan y coaccionan”.

Del lado de la Revolución Bolivariana y el gobierno de Nicolás Maduro, “era la necesidad de mostrar el control sobre el espacio fronterizo, es decir, la demostración de una praxis soberana sobre el territorio”, objetivo logrado. Foto Web.

Argumentó que los acontecimientos en la frontera colombo-venezolana fue una muestra de esa lucha simbólica. Del lado del autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela, Juan Guaidó, y su triada Colombia-EEUU-OEA, apostaban a una acción comunicativa digna de la lógica del cine de acción norteamericana.

Del lado de la Revolución Bolivariana y el gobierno de Nicolás Maduro, “era la necesidad de mostrar el control sobre el espacio fronterizo, es decir, la demostración de una praxis soberana sobre el territorio”.

Concluyó que “el fracaso simbólico es notorio. No se produjo la entrada de la ‘ayuda humanitaria’, no se produjo una causa belis en la frontera y peor aún, Nicolás Maduro sigue siendo presidente de Venezuela y su contrafigura (Juan Guaidó), fue inducido a abandonar el país, hacia Colombia”.

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