Un deshidratador de alimentos es el prototipo que, desde 2011, comenzó a construir Johane Bracamonte, joven venezolano que con apoyo de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit) logró levantar este proyecto que busca convertirse en una vía para diversificar las fuentes de energía en el país.
El equipo de grandes dimensiones, que se encuentra en la azotea de esta escuela ucevista, se encarga de eliminar la humedad de ciertos alimentos en menos del tiempo empleado a través de prácticas tradicionales. La alternativa científica está dirigida principalmente a la industria del cacao y permitiría, además de emplear menos energía eléctrica, acelerar el proceso de secado de este rubro que se produce en suelo venezolano.
Para materializar su idea, este joven de 34 años de edad utilizó materiales que son de producción nacional, como acero galvanizado y vidrio, por lo cual se trata de una solución económica probada de manera exitosa en Argentina, Ecuador, Costa Rica y Perú.
Bracamonte contó que estos países no cuentan con la intensidad solar de venezuela y eso se debería aprovechar más, tal como lo hacen otras naciones donde las fuentes fotovoltaicas garantizan grandes aportes.
«Con este proyecto podemos ahorrar en el empleo de energía. Parte importante del combustible que quemamos para el consumo interno del país lo podemos sustituir por el sol. Eso nos coloca a la vanguardia en ingeniería amigable con el ambiente«, dijo.
Solución pensada para Venezuela
Bracamonte, quien es profesor universitario de esta escuela, de la que también egresó en 2007, planteó que las situaciones presentadas en el Sistema Eléctrico Nacional durante los últimos años lo llamaron a crear una propuesta científica para su país, lo que se hace de manera constante no sólo en la UCV, sino en otras universidades.
«Esta idea nace de la preocupación de que nosotros como país petrolero hemos ignorado otras posibilidades que tenemos. Hoy por hoy, va a salir mucho más barato quemar la gasolina, quemar el gas natural porque el precio del combustible es muy barato, pero si seguimos pensando de esa manera, habrá un mercado energético deprimido más adelante«, reflexionó.
La iniciativa de Bracamonte de crear este prototipo innovador se generó en medio de la necesidad de diversificar la economía nacional para superar el rentismo petrolero, tema que requiere del aporte de todos los venezolanos y, particularmente, de la comunidad científica y la academia, como pilares para el desarrollo de los países.
No es la primera vez que Bracamonte inventa un equipo de este tipo. Su preocupación por la importancia de reducir el consumo eléctrico igualmente lo llevó a trabajar en la adaptación de un calentador de agua solar para sustituir en gran porcentaje la demanda de electricidad en hogares y centros de salud.
Tras cinco años de trabajo científico, fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencia, Tecnología e innovación, mención Investigador Novel, reconocimiento que otorga el Estado venezolano a quienes se dedican al quehacer científico y a atender temas de interés nacional.
Su mensaje para quienes, como él, llevan años dedicados a la ciencia y tecnología es claro: «Toda idea que merezca la pena va a requerir esfuerzos, dedicación, sacrificio. No hay que desistir de las buenas ideas porque estamos llamados a impulsar el crecimiento de este país, desde lo económico y lo social».
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