Ceibo Ediciones acaba de publicar el libro “Sionismo: la ideología que extermina”, del periodista y analista internacional Pablo Jofré Leal. Se trata, sin lugar a dudas, de lo que podríamos llamar un libro de urgencia, un texto que aparece cuando en la franja de Gaza de Palestina, los niños y las niñas son actores de reparto que mueren despedazados a lo largo de una obra macabra cuyo guion ni siquiera han aprendido a leer.
El libro será presentado el próximo día 28 de diciembre, a las 19:00, en la Casona Puyó, ubicada en Monjitas 625, a pasos de la estación de Metro Bellas Artes. La obra de Pablo Jofré será comentada por el alcalde de Recoleta Daniel Jadue y el Premio Nacional de Arquitectura Miguel Lawner.
El autor devela en estas páginas las redes de apoyo con que cuenta el sionismo en Chile, sus agentes de lobby y su soporte político. Pero, ante todo, se expone en estas páginas las razones y los orígenes del sionismo en el mundo, el sistema de Apartheid con que esta ideologíahecha Estado ha sometido al pueblo palestino, el avance del genocidio de la mano de los intereses geopolíticos locales y globales que buscan el exterminio de un pueblo en resistencia.
Jofré sostiene buena parte de sus argumentos en las propias palabras y antecedentes generados por historiadores e intelectuales israelíes que, con lucidez y valor se han opuesto a una ideología que, sin raigambres históricas, convenientemente resalta los valores nacionalistas de un pueblo que se considera único y “elegido”, al tiempo que justifica la ocupación y el crimen como parte de un credo que no conoce la autocrítica.
En “Sionismo: la ideología que extermina”, se desclasifica una serie de documentos emanados directamente del propio gobierno israelí, los que dan cuenta de un pensamiento y una estrategia que nunca ha considerado ni ha tenido en sus planes -a pesar de cuanto puede decir o haya dicho en foros internacionales o en declaraciones ante las Naciones Unidas- convivir con un Estado Palestino soberano e independiente. Por el contrario, los documentos secretos que se exponen dan cuenta de cómo algunos de los principales líderes israelíes consideran al pueblo palestino como animales a erradicar o extinguir para liberar un territorio del que se sienten herederos.
La pretensión del judaísmo como pueblo
“El cristianismo, el islamismo y el judaísmo son religiones, no pueblos”, es la categórica premisa con que arranca este texto. “Las tres surgen de una misma tradición espiritual. Comparten un tronco común y veneran a un único dios. Son, las tres, religiones monoteístas y conciben las leyes dictadas por dicho dios como inmutables. Las tres sostienen que la moral es dictada por ese mismo dios que es absoluto, justo, omnisciente, amoroso y providente. Es el que ha creado el Universo y al ser humano. Cada una cuenta con su propio texto sagrado: el Corán, la Torá y el Nuevo Testamento. Los tres escritos tienen como fuente común el Antiguo Testamento. Cada una tiene su profeta particular: Moisés, Jesucristo y Mahoma. Pero, de las tres, el judaísmo tiene la particularidad de autoconsiderarse, además de una religión, un pueblo, el pueblo judío, el pueblo elegido por dios para revelarle los Diez Mandamientos, el pueblo comisionado por el ser supremo para ser una luz para las naciones”.
Esta propaganda religiosa, con visos mesiánicos, es también parte estructural del lobby sionista en el mundo. Un lobby que actúa en Chile a los más altos niveles. El argumento de que el judío es un pueblo al que dios ha destinado como luz para las naciones, es repetido en las más altas esferas del gobierno chileno. Mientras, como dice el Secretario General de las Naciones Unidas Antonio Guterres, “Gaza se está convirtiendo en un cementerio de niños”, el ministro Secretario General del Gobierno de Gabriel Boric, Álvaro Elizalde, no trepidó en aseverar, el 16 de diciembre pasado en el acto de celebración religiosa judía de Janucá, celebrado en el Patio de Las Camelias –donde se instalaron 130 sillas vacías para recordar a los rehenes que hasta hoy mantienen en su poder en Gaza los movimientos Hamas y Jihad Islámica- del palacio de gobierno, que “es importante que las luces que enciende el mundo judío traigan luz”, o que el ministro de Relaciones Exteriores de este mismo gobierno, Alberto Van Klaveren declarara que los judíos en nuestro país son “una comunidad que ha hecho un aporte muy relevante, que tiene presencia en todas partes, y también aquí en La Moneda”[1]. Durante dicha celebración, a la que asistieron además la presidenta de la comunidad judía en Chile Ariela Agosin, las ministras Aurora Williams (de Minería), Aisén Etcheverry (de Ciencias), Heidi Berne (ministra subrogante de Hacienda), el subsecretario de Derechos Humanos Xavier Altamirano, parlamentarios de diferentes bancadas, empresarios y representantes diplomáticos.
Una propaganda religiosa convertida en ideología cuyo objetivo, señala el autor, es “construir un ‘hogar nacional judío’ con fundamentos mitológicos: Primero, la idea de que Palestina era una tierra prometida; y, segundo, que estaría destinada a un supuesto pueblo elegido”. Para intelectuales como el historiador israelí Shlomo Sand, apunta el autor, el sionismo robó el término religioso Eretz Israel -tierra de Israel- y lo convirtió en un término geopolítico.
El Sionismo apunta a cualquier crítica como antisemitismo
El sionismo es una ideología que sustenta a un movimiento político de corte nacionalista que se propuso la fundación de un Estado judío; pero el antisionismo no se opone al judaísmo, sino a la ideología que sustenta la colonización del territorio palestino y su consecuente expoliación. Como dice Jofré, “el antisionismo se opone a aceptar la partición de Palestina y la sumisión del pueblo palestino al Estado de Israel; se opone también a la apropiación del pueblo judío del término semita o antisemita. Los palestinos son semitas también y, si se considera que Israel en Gaza y Cisjordania demuele viviendas, destruye los cultivos de agricultores de origen semita, bombardea y mata a niños semitas, puede afirmarse que Israel es antisemita. De hecho, los sionistas pretenden extinguir a los palestinos y agreden a otros pueblos árabes´.
En el libro, de modo extraordinariamente gráfico y con las correspondientes referencias bibliográficas y periodísticas, el autor nos recuerda a algunos famosos sionistas y sus propuestas clave, reflejo de su pensamiento y actuar:
El polaco David Grüen, o David Ben-Gurión (ex primer ministro de Israel y considerado uno de los “padres de Israel”):
* “Debemos expulsar a los palestinos y tomar sus lugares.”
* “Debemos utilizar el terror, el asesinato, la intimidación, la confiscación y el corte de todos los servicios sociales para deshacernos de la población palestina.”
* “Debemos hacer todo lo posible para asegurarnos que los palestinos nunca regresen…”.
El ucraniano Vladimir o Zeev Jabotinsky (miembro del Consejo Nacional Judío durante la ocupación británica de Palestina y Miembro de la Orden del Imperio Británico):
* “Ningún autóctono abandona su tierra por voluntad propia, por lo tanto, debemos utilizar la fuerza, expulsar a los palestinos…”.
La ucraniana Golda Mabovitch Meyerson o Golda Meir (ex primera ministra de Israel):
* “¿Cómo nos piden que nos retiremos de los Territorios Ocupados? Si allí no vive nadie”.
El polaco Menachem Begin (ex primer ministro de Israel):
* “No sólo la matanza era justificada, sin ello no se hubiese construido el Estado de Israel”.
La hija de iraquíes Ayelet Shaked (ex ministra del interior de Israel):
* “Tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos…”.
* “Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos…”.
* “Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes”.
El hijo de padres estadounidenses Naftali Bennett (ex primer ministro de Israel):
* “Si vamos a soltarlos (a los presos políticos palestinos), quizá deberíamos matarlos antes”.
* “Yo he matado a muchísimos árabes en mi vida, y no he tenido ningún problema por ello”.
En uno de los fragmentos históricos del libro, el autor entrega numerosos antecedentes históricos que sustentan la idea de que el actual movimiento sionista se presenta como parte de una larga tradición histórica liberadora, cuando en realidad sus postulados no aparecieron durante la judeofobia que campeó en Europa durante los siglos XIX y el XX ni tampoco antes. En su origen el sionismo, como otros procesos expansivos colonialista, aparece como una ideología unida convenientemente a conceptos nacionalistas, indesligable de la narrativa de intereses vinculados al imperialismo británico, que promovió como leit motif la ocupación y colonización de Palestina, junto a la expulsión de sus habitantes originales, proceso iniciado en 1882 y que se prolonga hasta la actualidad.
“El sionismo tiene objetivos globales”, sostiene Jofré, “y su presencia en el mundo se concreta a través de grupos de influencia, sus representaciones diplomáticas, el ingente apoyo del cristianismo sionista, y parlamentarios que actúan bajo el apoyo monetario otorgado por el sionismo para crear una base política en Latinoamérica y en otras partes del mundo, indudablemente. Pero, sobre todo, se expande mediante la promoción de una imagen que presenta a la industria israelí como el mejoraliado en los rubros acuíferos, de tecnológica, seguridad y armas, ofreciéndose como un socio confiable. Otro ámbito frecuente de penetración sionista en la región es el desarrollo de conferencias y seminarios destinados a alertar acerca del peligro que la propagación del islam presenta para la región, y denunciar la supuesta presencia de Hezbolá en América Latina”.
¿Y cómo es que se construyó Israel?
“El 14 de mayo de 1948 nació Israel”, nos cuenta el autor, “como parte de una operación estratégica, de carácter geopolítico, diseñada originalmente por un grupo de multimillonarios europeos, alentados por el imperio británico y sus afanes colonialistas. Alianza destinada a reconfigurar el mapa de Asia Occidental, donde se conjugaron intereses imperiales para concretar el reparto de influencias a través del llamado Acuerdo Sykes-Picot del año 1916, entre Gran Bretaña y Francia.
“Ambos países definieron repartirse el control del Este de Oriente Medio (Levante mediterráneo) luego de la caída del Imperio Otomano. Una división que ha persistido hasta hoy en sus líneas generales. Un acuerdo que constituye, históricamente, uno de los diseños de conformaciones políticas y territoriales, que han situado a Asia Occidental como una de las zonas de mayor pugna por su control en la historia moderna.
“Una partición territorial en la que el petróleo y el control de futuros corredores energéticos y marítimos serían elementos centrales. Aquí, las aspiraciones del mito sionista engarzaron con la idea de dominio regional, alentada, además, por la Declaración Balfour,declaración de intenciones que refiere, en específico, a una misiva enviada por el Secretario de Relaciones Exteriores británico Arthur James Balfour al barón Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía de Gran Bretaña e Irlanda, el 2 de noviembre del año 1917, para que el contenido de ella fuera conocida y discutida en el seno de la Federación Sionista: ‘Estimado Lord Rothschild. Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él. El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país. Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista. Sinceramente suyo, Arthur James Balfour’”.
La penetración en Chile
En “Sionismo: la ideología que extermina”, el autor hace un recorrido por los mecanismos de penetración israelí en nuestro país. Algunos ejemplos son los siguientes, extraídos del libro y resumidos para efectos de esta reseña:
1) El “programa espacial chileno”: En octubre de 2020 el ex mandatario Sebastián Piñera dio cuenta de los hitos de la política espacial de su gobierno. Entre ellos, destacó el reemplazo del satélite Fasat-Charlie, que ya cumplía su vida útil, y la puesta en órbita de otros dos satélites, uno de ellos fabricado en Chile, para conformar lo que denominó una “constelación satelital”. El ex ministro de Defensa Mario Desbordes anunció, en aquella oportunidad, un acuerdo conjunto con Israel para la construcción de satélites: “Este es un proyecto que va mucho más allá de lo que se había estado haciendo hasta ahora. Las instituciones chilenas se verán fortalecidas con el desarrollo científico de ese país (…) En los próximos 6 a 12 meses se dispondrá de un satélite que se compartirá en proporciones de 60% para Chile y 40% para el consorcio israelí que se adjudicó el concurso”.
El consorcio israelí con el que se firmó dicha alianza es ImageSat, con sede en Tel Aviv, ubicada en la Palestina histórica ocupada y que se adjudicó por 124,7 millones de dólares la licitación en la que participaron 48 consorcios de diversos países. ImageSat, vinculada al ministerio de Guerra de Israel, se define como un “proveedor comercial profesional de servicios superiores de imágenes satelitales de alta resolución, obtenidos a través del funcionamiento de sus satélites de observación remota de la tierra, EROS A / B, que se proporcionan a los gobiernos y sus fuerzas de defensa con fines de inteligencia y seguridad nacional”.
El 26 de mayo de 2021, en una ceremonia efectuada en el Museo Aeronáutico Nacional de la ciudad de Santiago, se anunció el lanzamiento de un nuevo programa aeroespacial que constará del lanzamiento de 10 nuevos satélites para la órbita chilena en reemplazo del actual sistema FASatCharlie -2011- y la apertura a nuevas constelaciones satelitales. En palabras del ex ministro de Defensa Baldo Prokurica, “este programa cubrirá temas de seguridad y de soberanía, y usos civiles relacionados con la observación del territorio, del océano, de los fenómenos de cambio climático, también para proyectar actividades económicas como la actividad agrícola, y así como también observar y contar con información frente a desastres de origen natural”. Por su parte, la ex embajadora de Israel en Chile, la argentina-israelí Marina Rosenberg, destacó los logros de este acuerdo conjunto: “Chile está dando un paso gigantesco, y también lo está haciendo la amistad entre Chile e Israel. Para nosotros, más allá de la colaboración bilateral en la que hemos trabajado en los últimos años en temas de impacto social, la agricultura, agua, innovación, salud, etc, hoy en día esta colaboración está dando un paso adelante, pensando no solamente en la colaboración entre Gobiernos sino en la colaboración entre los pueblos”.
El vicepresidente de la compañía israelí ImageSat, Liron Vine, destacó estar en Chile “para ayudar y trabajar junto con los especialistas chilenos y hacer que este programa funcione. Estamos muy orgullosos de ser el socio principal de la Fuerza Aérea chilena, esto es algo muy progresivo, muy avanzado y estamos felices de ser socios de Chile”. Este alto ejecutivo ha trabajado profundamente con el ejército de ocupación israelí en el campo de las fuerzas terrestres, aéreas, marítimas y de inteligencia, con décadas de experiencia liderando el marketing y el desarrollo comercial en los mercados de defensa globales para programas a gran escala en el campo de las fuerzas terrestres, aéreas, marítimas y de inteligencia, ocupando cargos en la empresa BVR Systems & Elbit Systems”.
2) “Turistas” israelíes en la Patagonia: La presencia de soldados israelíes en el extremo sur, como parte de “vacaciones”, ha llamado la atención del mundo político chileno, como el caso del ex senador por la Araucanía Eugenio Tuma, quien advirtió ya en 2012: “No es normal que el gobierno israelí envíe contingente militar, supuestamente licenciado, para hacer turismo en la Patagonia. Una cosa es el libre tránsito de los turistas, pero otra es que el Estado financie y organice a sus ex reclutas y disponga su traslado a un territorio al parecer como terapia frente al estrés propio de los escenarios bélicos”. La acusación trajo la indignación de la comunidad sionista de Chile y que hoy, a través de la firma de este acuerdo, con un sistema de monitoreo instalado precisamente en la Patagonia, vuelve a reflotar las sospechas del interés de este régimen en la zona sur del continente americano.
3) El espionaje como industria: La relación militar entre Chile e Israel, apareció también en el caso Milicogate, a través de la arista de las facturas duplicadas, desfalco que superaría los 200 millones de dólares. Elbit Systems Land y C4 Tadiran aparecen con 22 millones de dólares y la compañía de armamento Rafael Advance Defense System, con 19 millones. Un caso que sigue sin salir completamente a la luz pública.
En septiembre de 2021, los medios de información señalaron que “Chile descarga por primera vez imágenes de su nuevo Sistema Nacional Satelital, tecnología que permitirá al país recopilar información geológica desde el espacio para beneficio de la agricultura, la gestión de riesgos, el medioambiente o la minería”. La lectura de esta información se ampliaba debido a que dichas imágenes provenían de la “constelación de más de 250 satélites de la empresa israelí ISI Imagesat, a los que Chile tiene acceso desde que en noviembre del 2020 se firmara un acuerdo con esaempresa, que se transformó en un socio estratégico del llamado nuevo Sistema Nacional Satelital – SNSAT-. Esos satélites poseen la capacidad estratégica de observación de la tierra con imágenes en el rango infrarrojo, multiespectrales, hiperespectrales y radáricas. El procesamiento de los datos geoespaciales permite el uso de esta información en materias de seguridad, control de recursos naturales y espionaje.
4) Ladrones de agua: En Latinoamérica en general, y en Chile, en particular, el lobby israelí se centra en el ofrecimiento expreso de ayuda en el desarrollo de tecnologías de aprovechamiento del agua mediante la gestión privada del recurso, apoyando el uso intensivo de la agricultura con tecnologías de riego automatizado, irrigación y tecnología hídrica, a cambio de apoyo político. Una diplomacia activa, apoyada por grupos parlamentarios que suelen recibir donaciones para su campañas políticas y viajes a los territorios de la Palestina ocupada para ver en terreno el “milagro israelí”.
Las empresas con capitales israelíes o en unión con empresas estadounidenses y europeas, están presentes en gran parte de Latinoamérica, en alianzas tejidas con grupos parlamentarios pro israelíes. Esa unión entre política, dinero, empresas y gobiernos tiene un canal que se llama Conexión Israel, que facilita la entrega de información en Latinoamérica, consigue muchas veces los fondos para invitar a empresarios y delegaciones que van a terreno, convirtiéndolos en voceros positivos de lo que quieren vender.
En Chile, por ejemplo, la embajada de Israel se asemeja en varios puntos a una empresa de relaciones públicas y marketing. La ex embajadora de Israel en Chile, Marina Rosenberg, invitó a artistas, periodistas, animadoras a ser parte de proyectos para propiciar la “solidaridad”. En el Congreso Futuro de 2021, organizado por el Parlamento chileno, se hizo presente la ingeniera israelí, Galit Sasson, de la empresa Mekorot. Según señaló el sitio web de la Embajada de Israel en Chile, “la ingeniera ambiental dio una conferencia sobre el modelo israelí de gestión hídrica, donde presentó los beneficios del sistema de reutilización de los recursos, la desalinización de agua salada y salobre, y el desarrollo de planes estratégicos centralizados de largo plazo… Mekorot es la empresa israelí que maneja el agua de la Palestina histórica y los territorios ocupados a partir del año 1967, y de la Franja de Gaza bloqueada desde el año 2006, bombea esa agua de la napa freática de Cisjordania o de los pozos que existen en otras zonas de Palestina, violando las leyes internacionales, pues el Estado israelí y la empresa privada asociada a este, se apropian de los bienes del pueblo ocupado y después, la misma empresa, vende el agua robada a la población de Cisjordania.
5) Israel pautea a parlamentarios chilenos: “Senado chileno aprueba proyecto de acuerdo para que presidente Piñera pida a Israel, proporcionar vacunas contra el Covid-19 a la población palestina”, tituló en su edición del 5 de mayo de 2021 el diario electrónico El Mostrador. Una iniciativa desarrollada en plena pandemia que contó con 24 votos a favor, 6 en contra y dos abstenciones.
Entre los integrantes del Senado que se negaron a la iniciativa se encontraba la senadora Loreto Carvajal, militante del Partido Por la Democracia, egresada de derecho, pareja del ex diputado, miembro de la comunidad sionista chilena y quien considera a Israel su segunda patria, el democratacristiano Gabriel Silber. Otros de los que se negaron fueron los senadores Jaime Quintana del PPD y el democratacristiano Francisco Huenchumilla.
Resulta por lo menos singular que los argumentos esgrimidos por los citados senadores sean extremadamente similares a los de la comunidad sionista y la Embajada de Israel en Chile, la que negó tal negligencia respecto de la vacunación en Palestina, basándose en cifras comparativas con otros países que estaban más atrasado que la población palestina –con un 7,15%- en su porcentaje de vacunación en ese momento en Medio Oriente y Latinoamérica.
Explicando el Apartheid
“El Tribunal Russell, también conocido con el nombre de Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra o Tribunal ICERD Russell-Sartre, estableció”, explica Jofré, “que ‘los palestinos son víctimas de violaciones sistemáticas a los derechos humanos (…) los refugiados palestinos desplazados son víctimas de Apartheid en virtud de la negación permanente a sus derechos de regreso a sus hogares, así como por estar sujetos a leyes que les privan de sus propiedades y de su ciudadanía. Las políticas de migración forzada en el territorio palestino y los derechos civiles y políticos de los palestinos, como son el derecho a desplazamiento, libertad de expresión y de asociación, se encuentran severamente suprimidos. En conclusión, el Tribunal acuerda de modo unánime que Israel somete al pueblo palestino a un régimen institucionalizado de dominación de Apartheid, según se define y se prohíbe en la legislación internacional, Artículo 3° de ICERD. Los palestinos que viven bajo el sistema colonial militarizado en los territorios ocupados, están sujetos a formas particularmente graves de Apartheid’.
“En marzo del 2022 Amnistía Internacional emitió un informe, a través de Michael Lynk, relator especial de la ONU, sobre la situación de los Derechos Humanos en los territorios palestinos ocupados, en el que concluyó que la situación en Palestina constituye Apartheid”.
No son humanos
“El día 9 de octubre de 2023”, apunta el autor, “ante los medios de prensa del mundo, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, al anunciar que se cortaría todo suministro de electricidad, agua, medicamentos, alimentos y combustible a la Franja de Gaza, aseguró, refiriéndose a los palestinos y al movimiento de resistencia Hamas: ‘Estamos luchando contra animales humanos’.
“Este tipo de declaraciones no es nuevo. El ex primer ministro Menachem Begin, nacido en Bielorrusia, en 1982 señaló ante el parlamento israelí, refiriéndose a los palestinos: ‘Se los digo, apenas son humanos’. Otro ex primer ministro, Ehud Barack, de padres lituanos, en la segunda Intifada advertía a los israelíes: ‘los palestinos son como los cocodrilos, cuanta más carne les dan, más quieren’”.
En 1949, Hannah Arendt observaba impactada cómo el sionismo, antes sin ningún apoyo, repentinamente entraba en la cabeza de muchos: ‘Los intelectuales judíos de izquierda que hasta hace poco tiempo consideraban el sionismo como una ideología para necios y la construcción del hogar judío como un empeño sin esperanza, que ellos con su gran sabiduría habían rechazado antes de que se iniciara; los hombres de negocios judíos, cuyo interés en la política está determinado siempre por la importante cuestión de cómo hacer para que los judíos no aparezcan en los titulares de los periódicos; los filántropos judíos para quienes Palestina resulta una obra de caridad demasiado costosa –ellos que necesitan los fondos para otras cosas-; los lectores de la prensa de idisch, que durante décadas estaban sincera, aunque ingenuamente, convencidos de que Norteamérica era tierra prometida, todos ellos, desde Bronx a Park Avenue y hasta Greenwich Village, pasando por Brooklyn, están unidos ahora en la firme convicción de que el Estado Judío es necesario’”.
La falacia de los dos Estados
Señala el libro que, “la argumentación de contar con dos Estados independientes, o un Estado binacional, encontró su expresión de negación más clara en la llamada Guerra de Junio de 1967, llamada también ‘La guerra de los seis días’, entre el 5 y 10 de junio de 1967. Las fuerzas sionistas atacaron a los ejércitos de Egipto, Siria, Irak y Jordania bajo el pretexto de que las fuerzas egipcias apostadas en la península del Sinaí representaban un peligro para Israel.
“Esta fue una contienda bélica que tendría amplias repercusiones en la vida política de las naciones árabes de Asia Occidental y, sobre todo, significaría el inicio de la ocupación del territorio palestino tanto en la Franja de Gaza como en los territorios de Cisjordania.
“Un proceso conocido en la historiografía palestina como Al Naksa –contratiempo o revés–. A esto se sumó la apropiación de la península del Sinaí de Egipto y los Altos del Golán de Siria, al igual que las granjas de Shebaa en El Líbano.
“Con el paso de los años, el único territorio devuelto a su legítimo propietario ha sido la península del Sinaí, mediante un acuerdo entre el régimen de Israel y el de Egipto, que los convirtió en aliados bajo el aval y patrocinio estadounidense, consiguiendo con ello aprisionar a la Franja de Gaza. La excusa respecto al supuesto exterminio que se preparaba contra el régimen israelí, que permitió dar inicio a la guerra de agresión sionista contra las fuerzas árabes, fue repetida hasta el cansancio por la historiografía occidental.
“La Guerra de Junio de 1967 fue una fase más del proyecto colonial y expansionista del sionismo con el objetivo de llevar a la práctica su mito político y religioso del Gran Israel. Una cabeza de playa permanente del imperialismo contra los pueblos árabes y, en general, contra el mundo islámico. Una guerra, donde, además, no hubo llamados al diálogo, no se convocó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, simplemente se llevó a cabo la operación militar.
“La Guerra de Junio de 1967 también consignó un hecho inequívoco: Israel se había sentado, en función de sus afanes expansionistas, sobre un barril de pólvora, como lo definió el ex ministro de Relaciones Exteriores del Sionismo Abba Eban, dando cuenta con ello que más temprano que tarde el régimen israelí y su política acarrearía un dilema de difícil solución: ‘Estamos aquí asentados con dos poblaciones: una que goza de todos los derechos y otra a la que se les niega. Este cuadro con dos tipos de ciudadanos es muy difícil de defender, incluso en el contexto especial de la historia judía. El mundo se pondrá de parte de un movimiento de liberación de millones de palestinos, rodeados por decenas de millones de árabes’”.
“Desde el año 1948 a la fecha, se han emitido decenas de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU –CSNU- con las más amplias exigencias a Israel, sin que ninguna de ellas haya sido atendida en lo más mínimo, constituyéndose, por tanto, en flagrantes transgresiones al derecho internacional. Agravado por el hecho de que, a pesar de ser resoluciones vinculantes, resultan estériles ante el veto que generalmente opone Estados Unidos, secundado por Gran Bretaña, cuyos asientos en el CSNU han servido para consolidar la impunidad.
“Agreguemos a lo mencionado las continuas violaciones al IV Convenio de Ginebra, como también aquellos dictámenes de la UNESCO y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Al menos un centenar de documentos, ignorados por el sionismo, dan cuenta de los más amplios crímenes cometidos en estos 75 años y que han recrudecido de manera exponencial en el presente. La variedad de quebrantamientos a las leyes internacionales por parte de Israel, son incontables. Entre ellas encontramos la Resolución Número 194 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, fechada el 11 de diciembre de 1948 que establece: ‘los refugiados palestinos tienen derecho a regresar a sus casas, ahora en territorio de Israel y muchas de ellas desaparecidas, o a recibir una compensación económica en el caso de que no deseen volver’”.
“Durante la actual administración de Joe Biden en Washington hemos asistido al intento de implementar el llamado Acuerdo del Siglo que expresa los deseos del lobby estadounidense-israelí, -con el apoyo de la Monarquía Saudí y de Egipto-, de impedir la autodeterminación del pueblo palestino. Negar el derecho al pueblo palestino de conformar su propio Estado y, sobre todo, invisibilizar su existencia a través de la compra de conciencias.
“El plan fue construido en el círculo íntimo del ex presidente estadounidense Donald Trump, donde se encontraba su yerno Jared Kushner, y Benjamín Netanyahu, quien volvió a ocupar la primera magistratura por sexta vez al ganar las elecciones de fines de 2022. Se contó, igualmente con el conocimiento y aprobación tácita del gobierno egipcio presidido por Abdelfatah al Sisi. En la Monarquía Saudí destaca Mohammad bin Salman como ejecutor de todas las políticas proimperialistas en Asia Occidental e incluso el Magreb. Es un plan belicista que implica seguir usurpando las tierras palestinas, su cultura, vestuario, comida, música, denominar con nombres hebreos las aldeas y pueblos ocupados. Las fuerzas sionistas han comenzado el asalto final a las aspiraciones y derechos palestinos. Benjamín Netanyahu, en concordancia con el ex jefe del estado mayor del Ejército, Benny Gantz, en reunión con su partido, el Likud, sostuvo que Israel no podía perder la oportunidad histórica de borrar del mapa a Gaza y anexar Cisjordania”.
¿Y qué futuro hay, entonces?
Gideon Levy, periodista del diario israelí Haaretz dice que, “después del 7 de octubre de 2023, Israel está conmocionado. Al menos en los primeros días se podía sentir así en todas partes. Nadie esperaba esta situación sin precedentes, la cual acabó con muchas percepciones, tanto sobre Hamas, los palestinos y sus capacidades, como sobre nosotros mismos y nuestras propias capacidades… Hay un gran sentimiento de venganza, un gran deseo de venganza. Y el odio hacia los palestinos se está elevando hacia niveles muy peligrosos… La misma ira también está dirigida contra el gobierno, pero no tanto hacia el Ejército. Una vez que esta guerra termine, ojalá pronto, el gobierno va a pagar un precio muy alto y deberá dimitir. No veo una situación en la que Netanyahu pueda seguir, al igual que todos los ministros, que son todos fascistas, e incluso deberían ser catalogados en Europa como neonazis”.
Levy agrega que “estábamos ocupados con todos los festivales de apoyo a estos colonos dementes, protegiéndolos, pero no solo protegiéndolos, sino también colaborando con ellos en sus pogromos contra los palestinos. Tenemos pruebas claras de que el Ejército vio los pogromos y no hizo nada”.
Desde el día siguiente al 7 de octubre de 2023, Levy previó la posibilidad de una incursión por tierra del Ejército de Israel y vaticinó que ella se extendería por meses: “se derramará mucha sangre palestina e israelí, principalmente palestina, obviamente… y al final seguiremos en el mismo punto… porque mientras Israel siga creyendo que el problema de Gaza se va a resolver con el uso de la espada y de la fuerza bruta, a través de sentimientos de venganza, entonces seguiremos atrapados en este círculo vicioso que no será resuelto por la fuerza, ni por los tanques, sino solo a través de un acuerdo político y, sobre todo y, en primer lugar, levantando este asedio criminal… ¡Por el amor de Dios, después de 17 años! Este asedio trataba de garantizar la seguridad de Israel. ¿Y qué se logró con este asedio más allá del increíble e inhumano sufrimiento al que se ha sometido a dos millones de personas? ¿Qué ha aportado ese asedio a la seguridad de Israel? Aquí tenemos el resultado”.
[1]Diario La Tercera, 16 de diciembre de 2023