Vivito y coleando en la batalla,
con un terceto viudo en la maleta,
nunca tuvo respeto a las medallas,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Con su melena blanca vanidosa,
de sabio, de patán, de anacoreta,
puso nombre a las curvas peligrosas,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Siendo Quijote escribe made in Sancho
que se alimenta con pezón de teta,
su planeta es pequeño, como un rancho,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Por más tarde que llegue bienvenido
sea el premio que adorna su bragueta,
su escopeta silencia el triste ruido,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Deslumbre austral del coño sur, estrecho
vis à vis para solos de trompeta
que dejan certidumbres en barbecho,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Valparaíso en vena, paquebotes
que atracan en un muelle sin recetas,
sin derecho de piso y con escote,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Dicen los rojos: uno de los nuestros.
Y los momios celebran ¡vaya jeta!
a Nicanor, esdrújulo ambidiestro,
y, para colmo, hermano de Violeta.
En casa de Huidobro y de Neruda
no es fácil ejercer de antipoeta,
la izquierda y la derecha son ceñudas,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Ni Pinochet ni Allende le apuntaron
con su guirnalda, con su metralleta,
en tiempos tan oscuros cantó claro,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Bolaño, Edwards, Gabriela, Rojas, Lihn,
como no usa no cambia de chaqueta,
el principio es un ripio contra el fin,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Faldas del Aconcagua, Santiago,
Rancagua, Puerto Montt, Joaquín Murrieta,
carcoma del idioma ¡qué buen trago!
y, para colmo, hermano de Violeta.
Cantó a pelo su cueca, sin guitarra,
su lira, si pecó, fue por discreta,
dulce uva Nicanor, hoja de parra,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Bendito Chile tan culo del mundo,
tan cobre, tan salitre, tan esteta,
tan dandy, tan mapuche, tan profundo,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Tan bebé, tan anciano, enfant terrible,
tan toque de diana sin retreta,
tan realista que exige lo imposible,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Savoir faire que no rima con la aurora
a la hora de vestirse de etiqueta,
peras del olmo, tretas y demoras,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Más joven que sus novias veinteañeras,
pendejo avant la lettre, viejo probeta,
con sus noventa y siete primaveras,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Su Cervantes tan lujo mal herido
lucha como el orujo en las macetas,
como el sobrante, pucha, del olvido,
y, para colmo, hermano de Violeta.
Por Joaquín Sabina
Publicado en su blog «El grito en el suelo» del Diario Público de España