Las olas de calor e incendios forestales que se registran por estos días en el hemisferio norte y el recuerdo aún latente de las graves inundaciones y aludes con que se inició este invierno en la zona centro sur de Chile, son solo algunos elementos que nos hablan de la amenaza de fenómenos climáticos extremos.
Así lo enfatizaron desde la organización de conservación WWF Chile, indicando que tras la esperada aprobación de la Ley por la Naturaleza, que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), aún existen temas pendientes en materia de institucionalidad.
En este caso, en el área vinculada al bosque, los paisajes forestales, sus comunidades y la generación de resiliencia frente a los impactos climáticos.
«La creación de un Servicio Nacional Forestal (Sernafor), cuyo proyecto actualmente se tramita en el Congreso, ha sido solicitada con urgencia por diversos actores del sector y organizaciones, entre ellas WWF, particularmente a partir de los devastadores incendios de 2017», recuerda Rodrigo Catalán, director de Conservación de WWF Chile.
Según detalla, contar con este Sernafor es necesario, primero, porque actualmente existe una importante fragmentación de la institucionalidad forestal que resta eficiencia y eficacia a su accionar, donde hay desafíos país que requieren ser destrabados. Entre ellos se cuenta la restauración de bosques, que es una de las llamadas ‘Soluciones basadas en la Naturaleza’ que permiten enfrentar de mejor modo las crisis climática y de pérdida de biodiversidad.
Segundo, si bien existe regulación, se requiere fortalecer la capacidad de darle cumplimiento, robusteciendo aspectos como la fiscalización.
A ello se suma el creciente riesgo de incendios forestales cada vez más destructivos, a la luz de la alta vulnerabilidad de nuestro país a los impactos del cambio climático, así como la deficiente planificación territorial sobre la que se ha desarrollado el modelo forestal chileno.
«Junto con el SBAP, el Sernafor es clave para avanzar en el manejo sustentable y en la conservación y restauración del bosque nativo, así como en tareas donde hoy los resultados esperados se ven lejanos, como es el caso de la restauración de bosques. Creemos que este es un punto crítico, ya que el país comprometió restaurar un millón de hectáreas de paisajes al 2030 en sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), en el marco del Acuerdo de París contra el cambio climático», agregó Catalán.
Lamentablemente, a la catastrófica temporada de incendios forestales de 2017 le han seguido otras igual o aún más cruentas, como la del último verano. En dicho periodo fueron afectadas 450 mil hectáreas, con 26 víctimas fatales, cerca de ocho mil damnificados, daños en 45 servicios de agua potable rural (APR) y pérdida de casi 31 mil animales de crianza.
«El cambio climático hará estos desastres más recurrentes y destructivos. Por tanto, a la luz de la evidencia científica y sus advertencias, así como también de las propias vivencias de una parte importante de la población de Chile, enfrentada a impactos como la sequía y también devastadores incendios y destructivas inundaciones, está claro que la institucionalidad forestal debe ser fortalecida», insistió el representante de WWF.
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