Agricultores en Inglaterra están diseñando sus cultivos para dar espacio a las flores y la vida silvestre

Impactados ante la desaparición de aves, insectos y flora, algunos granjeros están cambiando sus métodos, "invitando" a las especies silvestres a que vuelvan a ocupar los espacios que han sido devastados por la agricultura intensiva y los herbicidas.

Agricultores en Inglaterra están diseñando sus cultivos para dar espacio a las flores y la vida silvestre

Autor: Sofia Olea
flores silvestres the guardian

Campo con flores silvestres (cresta de gallo y orquídeas silvestres). Foto: Paul Glendell/Alamy


La agricultura moderna ha sido devastadora para la mayoría de las plantas silvestres, por causa de los herbicidas, los fertilizantes, el drenaje y muchos otros factores. Pero no necesariamente debe ser así; existen otras formas de cultivar, teniendo en cuenta la salud de la tierra y la importancia de la flora silvestre para el ecosistema. Mike y Nick Kettlewell cultivan unas 161 hectáreas en Oxfordshire Cotswolds, Inglaterra, y han dejado márgenes alrededor de sus cultivos para dar espacio a pequeñas arboledas y flora silvestre (las flores silvestres también favorecen la supervivencia de las abejas, fundamentales para todo el ecosistema del planeta).

Estos agricultores han convertido tierra arable en pastizales y praderas para permitir y fomentar el regreso de flores silvestres como la Ophrys apifera y la Primula veris. Cortan los setos cada tres años y los dejan crecer altos, ricos en flores y en frutos, y también han plantado nuevos setos con especies tradicionales de la zona, como pera silvestre y manzano silvestre.

En las tierras húmedas de Lincolnshire, también en Inglaterra, está la granja de cultivo Vine House, un oasis de plantas silvestres en un desierto de agricultura intensiva. Su dueño, Nicholas Watts, quedó impactado al enterarse de la cantidad de aves silvestres que han desaparecido en esta región por causa de la intervención humana en la tierra, por lo que decidió plantar cercos vivos de especies nativas. «Donde ha sido posible, hemos plantado dos setos, por uno y otro lado, con una separación de unos nueve metros, de modo de crear un fantástico corredor de vida silvestre», explica Watts.

Watts dejó de rellenar los diques, que son una fuente importante para la proliferación de animales y plantas silvestres, y dejó intactos los márgenes de los campos arados para permitir que crezcan hierbas cultivables, como el cenizo (o quinhuilla) y las variedades de Epilobium y Polygonum. Pero lo que más ha incentivado la proliferación de vida en el campo de Watts, ha sido la agricultura orgánica. Antes de eso, los herbicidas habían reducido drásticamente la variedad y el número de plantas e insectos en la zona.

En los valles de Yorkshire, la granja Lower Winskill ha visto el retorno de las típicas flores de pradera, gracias al cuidadoso control de los tiempos de pastoreo. En un campo de la isla de Mull, que estaba sobre pastoreado, se cortó el número de ovejas y se introdujo un pequeño conjunto de vacas Angus de Aberdeen. Todo eso ayudó al crecimiento de flores silvestres, incluyendo a 15 especies de orquídeas.

Todos estos ejemplos demuestran que con pequeños cambios y perseverancia es posible administrar la tierra con responsabilidad y volver a crear una agricultura más responsable para el planeta.

El artículo original se encuentra en The Guardian. La redacción en español es de El Ciudadano.

 


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