De acuerdo con datos oficiales, más de 180 mil hectáreas de bosques en Alemania están en peligro o han muerto en años recientes.
Esta situación tiene preocupados a los alemanes, quienes observan con inquietud la fragilidad de la supervivencia de sus bosques, un tesoro natural al que consideran parte de su identidad por constituir fuente de inspiración, descanso y riqueza.
En los años 80, los temores de que los bosques alemanes estuvieran moribundos, debido a la lluvia ácida, causaron protestas generalizadas, reseñó el diario The New York Times.
Las leyes para frenar las emisiones llevaron a la larga a un resurgimiento de los bosques. Sin embargo, más recientemente, el aumento en las temperaturas causado por el cambio climático amenaza a los bosques alemanes.
Una sequía severa en 2018 seguida por otro verano excepcionalmente seco el año pasado, dejó a los árboles vulnerables a escarabajos escolitinos.
Al estrés se suma la falta de diversidad, puesto que los bosques primitivos fueron talados hace cientos de años y reemplazados con pinos que crecen más rápido, pero son menos resistentes.
Los bosques tienen un lugar especial en la psique alemana, al remontarse a las tribus germánicas que veneraban a los árboles de tilo y los robles que cubrían sus tierras.
Los Románticos alemanes del siglo XIX resucitaron la imagen del bosque como lugar mítico, que podría representar un peligro, como en “Caperucita Roja”, u ofrecer protección, como en “Blanca Nieves”.
La industrialización llevó a los alemanes a ver los bosques como una fuente de riqueza que podría ser administrada y cosechada. En respuesta, nació el conservacionismo, con la introducción de esfuerzos de reforestación.
Guardabosques calcularon que se plantaron 80 mil brotes en los alrededores de Schierke en 2019. En lo más profundo del parque, se deja que la naturaleza se repare a sí misma, lo que enfrenta a conservacionistas con silvicultores, a quienes les preocupa que no quitar árboles muertos haga que las plagas de insectos se propaguen.
Los esfuerzos de reforestación están entre las iniciativas en un paquete de casi 889 millones de dólares aprobado por el Gobierno el año pasado para ayudar a los bosques.
Cornelius Meyer-Stork es uno de los silvicultores privados que posee casi la mitad de todos los bosques de Alemania.
Recibió con beneplácito el apoyo del gobierno, señalando que los agricultores de la Unión Europea reciben unos 288 dólares en subsidios por cada hectárea. En contraste, dijo, “los silvicultores no reciben nada”.