Es indudable que necesitamos transparencia en este tema tan delicado para el desarrollo regional, sabiendo que cualquier decisión que se tome, marcará un antes y un después. El gobierno regional y los parlamentarios, deben tener la capacidad y la decencia de poner las cartas sobre la mesa. Hasta ahora lo que se ve, es una oscuridad total ante el tema y es muy posible que este gobierno deje todo amarrado y nos encontremos con la triste realidad, que nada puede hacerse para revertir la situación.
Cuando nos enteramos de reuniones secretas entre Michelle Bachelet con gerentes de Enersis y ejecutivos de Enel Italia, (transnacional energética con intereses en HidroAysén) que además tienen el serio interés de construir represas en el sur del país. Que Endesa España esta siendo investigada por aportes ilegales a la política en España y Chile, habiendo reconocido que al año pasado, dispuso de 3,5 millones para financiar a senadores y diputados chilenos; que los ministros de Minería, Medio Ambiente y Energía, han sostenido reuniones a horas intempestivas con ejecutivos de estas transnacionales. A decir verdad algo no esta bien en este entuerto y todo el discurso del ministro de energía Máximo Pacheco de Energías Renovables al parecer es una simple teatralización.
En todos estos años de luchar por el desarrollo sustentable de Aysén y en especial de la cuenca del Baker, en contra de proyectos energéticos mal evaluados, mal emplazados, mal estudiados, que omiten a las comunidades en sus estudios y desarrollos, me dejan muy constrangido por decir a lo menos. Cuando muchos piensan que todo es parte del pasado, nos damos cuenta que todo esta muy vigente y que los intereses por represar están muy actuales. Ante esta realidad, de una u otra manera he tomado la iniciativa de investigar y profundizar el tema, entendiendo la importancia de tener claridad sobre el tema y no ser un contrario simplemente porque si; serlo con fundamento, con conocimiento del tema y tal como le dije hace muchos años a Pedro Vial, (gerente de recursos humanos de HidroAysén afincado en Cochrane en esos años) la idea es hacer las cosas bien, profesionalmente y con transparencia. Todo lo que vaya en contra de esa forma, va en contra de los intereses de las comunidades de Aysén y del desarrollo sustentable de la región.
En la actualidad existen gran cantidad de estudios realizados sobre el tema represas, que han sido acallados por los intereses de las transnacionales y no tomados en cuenta por el gobierno regional y el central a la hora de evaluar las intenciones, simplemente para desautorizar toda contrariedad posible ante las intenciones de las transnacionales. Por suerte en el mundo tecnologizado que nos rige en la actualidad, con acceso a información en línea, todo lo que pretenda esconderse será revelado y esta en nosotros la capacidad de hacerlo público y darlo a conocer.
En décadas pasadas cuando el acceso a la información no existía y todo se fraguaba en la “cocina”, no tengo duda que HidroAysén y Central Cuervo serían una realidad y poco y nada podríamos haber hecho por descompaginar la intención. Por suerte los tiempos han cambiado y en la actualidad existe la posibilidad, de parar todo lo que no cumpla con los requisitos para hacer de Aysén una región sustentable y con proyección de futuro.
En estas líneas quiero resumir una pequeña parte de lo expuesto en los estudios arriba mencionados, entendiendo que todos en Aysén tenemos un denominador común. Amamos la región por sobre todas las cosas y la gran mayoría quiere una región sustentable; que por mucho que cualquier proyecto pueda beneficiar algunos intereses en particular, si estos destruyen la proyección regional, la gran mayoría de los que viven en la región no pueden avalar y menos dejar que se consoliden.
Ingenieros de la envergadura y del prestigio de Roberto Román, Phd en Energías renovables, profesor titular de la U. de Chile y Claudio Meier Vargas, Phd en Ecología de Ríos e Hidráulica de la Universidad de Montana en USA, profesor coordinador de la facultad de ingeniería de la U. de Concepción, han realizado estudios serios y profesionales sobre el tema represas y la intervención de ríos. Al leer los respectivos informes, las conclusiones que uno saca bajo un prisma científico, ecológico de sustentabilidad territorialidad-social y no de negocios, como pretenden las transnacionales, que solo piensan en obtener ganancias con la mínima inversión. Sostienen que los EIA que sustentan ambos proyectos son ideológicos y las evaluaciones han sido manipuladas por el gobierno regional para permitir los desarrollos.
Las conclusiones que uno saca al leer los informes, son que el EIA presentado por HidroAysén y Central Cuervo, no cuentan con las referencias históricas que permitan entender a cabalidad los flujos de sedimentos y los cambios hidrológicos que tendrían que soportar los ríos Baker, Pascua, Cuervo y Blanco al ser intervenidos y las consecuencias sociales y ambientales al manipularse su caudal, en un territorio de origen glaciar como lo es la cuenca del Baker y el sector de Puerto Aysén.
Hasta ahora no se han entregado los patrones de normalidad de flujo de los ríos Baker-Pascua-Blanco-Cuervo y los estudios omiten estratégicamente como la intervención afectaría los sentidos fluviales naturales de la hidrodinámica de los organismos, considerando sus necesidades y los requerimientos de normalidad que necesitan para fluir naturalmente. Teniendo como referencia sus propios patrones de migración, dietas y la ecología propia del sistema intervenido y no se hace ninguna referencia al cambio climático que es una realidad.
Las centrales de generación eléctrica con embalses y muros de contención como los pretendidos por HidroAysén y Central Cuervo, inevitablemente generaran un cambio radical en el hábitat fluvial, al inundar importantes tramos aguas arriba de los embalses, causando efectos negativos intolerables al descontinuarse los ríos y desconsiderar el natural fluir de los sedimentos y las materias orgánicas que comúnmente bajan por los ríos. Los problemas generados por los embalses son imposibles de mitigar y en la actualidad no existe tecnología que este a disposición, que pueda reparar el daño que con el tiempo se transforma en irreversible.
Entendiéndose que inevitablemente en caso de concretarse ambas intenciones, seria aceptar la destrucción del río Baker y Pascua en el caso de HidroAysén y lo mismo es aplicable en el caso de Central Cuervo, además de la destrucción de los ríos Cuervo y Blanco, el proyecto puede terminar cuesta abajo en un tsunami de grandes proporciones que terminará arrasando Puerto Aysén, al intervenirse una falla geológica de las proporciones de la Liquiñe-Ofqui.
La barrera formada por los respectivos embalses, es un problema imposible de mitigar dada la magnitud de ambas obras, causando serias repercusiones en la vida de los ríos. Problemas que están perfectamente estudiados desde hace décadas en Universidades del primer mundo y por investigaciones realizadas en países desarrollados como E.E.U.U. y Canadá, que cuentan con una vasta experiencia en estas lides y que precisamente por estos motivos han sido desechadas estas formas del pasado, por producir altos niveles de sedimentación terminal en los ríos y no tener las represas una vida útil de más allá de cincuenta años. Para después transformarse en moles de cemento inútiles y deformes.
Los informes revelan que el impacto negativo comienza con la misma aprobación de su construcción, dividiendo a las comunidades, alterando el escenario natural territorial para siempre y eso lo sabemos muy bien en Aysén, que hemos sufrido el escarnio de la intervención ideológica de las transnacionales en nuestras formas, por seudos personajes que llegan a asentarse a nuestra comunidad por un simples sueldo mensual, sin reparos en destruir nuestra proyección de desarrollo.
Los proyectos al tener que remover tal mega-cantidades de material del lecho de los ríos y en inmediaciones de los proyectos, alterarían de forma irremediable por más de 20 años la vida de las comunidades de la cuenca del Baker y del municipio de Puerto Aysén. Cambiando radicalmente la forma de vida y los formatos establecidos culturalmente causando un gran impacto, en actividades económicas como Ganadería-Turismo-Agricultura.
Al entrar en operación las centrales, producirán un impacto muy nocivo en todo el tramo costero aguas abajo de los embalses construidos en los ríos, específicamente en el sector de las desembocaduras, que sufrirán importantes alteraciones del régimen hidrológico natural, al cambiarse los patrones naturales del caudal, por la extrema sedimentación que producirá la intervención aguas abajo del caudal y la retención natural del material que se producirá en la misma cola del embalse.
Los Estudios de Impacto ambiental que presentó HidroAysén y Central Río Cuervo, carecen de una revisión independiente y profesional que certifiquen lo que se desarrolló. Además los estudios han dejado de lado los aspectos sociales de la intervención y las repercusiones para la vida de las comunidades. Evaluándose, sin que los representantes de las Juntas de vecinos, Corporaciones, Comités Campesinos, Municipalidades, Asociaciones Gremiales, Cámaras de Turismo, Transportistas y Comercio en general, puedan cotejar los datos y analizar cómo la intervención los situara en la problemática. Además los EIA no cuenta con un análisis profesional de alternativas de solución ante las implicancias sociales y no detallan explícitamente cómo deben resolverse las problemáticas naturales que surgirán entre la transnacional y la proyección de futuro de las comunidades.
La intervención de los ríos afectaría irremediablemente las fluctuaciones diarias del caudal de los ríos y no especifican los estudios presentados, cuál es el efecto indirecto en las especies nativas, emitiéndose los efectos negativos que se producirán en los invertebrados, ante la retención de la materia orgánica particularizada que generarían los embalses, al aclararse las aguas por el alza de la temperatura al ser retenida en los embalses, que indudablemente producirán un cambio importante en el ritmo fluvial.
Tampoco se detalla cómo la intervención afectará la Flora y fauna de las laderas de los ríos y cómo estas responderán a la inundación y la reacción que tendrán los proyectos en el proceso de construcción y luego en la operación, ante al cambio de escenario en las diferentes poblaciones de peces ante el cambio del ritmo fluvial acostumbrado, que estará altamente fragmentado por la presencia de los embalses de contención, que impedirían el flujo génico normal de los ríos pretendidos.
Es indudable que necesitamos transparencia en este tema tan delicado para el desarrollo regional, sabiendo que cualquier decisión que se tome, marcará un antes y un después. El gobierno regional y los parlamentarios, deben tener la capacidad y la decencia de poner las cartas sobre la mesa. Hasta ahora lo que se ve, es una oscuridad total ante el tema y es muy posible que este gobierno deje todo amarrado y nos encontremos con la triste realidad, que nada puede hacerse para revertir la situación. Todavía estamos a tiempo.
Por Andrés Gillmore