Representantes de distintos sectores participaron en Foro “Desafíos Sanitarios y Ambientales de la Salmonicultura” en la sede del parlamento en Valparaíso.
Valparaíso, 20 de agosto de 2008.- Gran interés concitó el Foro “Desafíos Sanitarios y Ambientales de la Salmonicultura”, organizado por el Diputado Enrique Accorsi y la organización internacional de conservación marina OCEANA, en el Congreso Nacional. Dicho evento reunió a los representantes de distintos sectores para discutir sobre la salmonicultura en Chile y sus implicancias para el medioambiente y la salud de las personas.
Las presentaciones estuvieron a cargo de Alex Muñoz, Director Ejecutivo de Oceana, Luís Bavestrello, miembro de la Sociedad Chilena de Infectología, Félix Inostroza, Director Nacional del Servicio Nacional de Pesca, Jorge Bermúdez, Profesor de Derecho Administrativo y Ambiental de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y Rodrigo Infante, Gerente General de SalmonChile.
El Diputado Enrique Accorsi valoró la instancia de encuentro y debate que se generó en el foro, al que asistieron diputados, ONGs, estudiantes e instituciones públicas. “Es importante que en el Congreso discutamos sobre las distintas implicancias de la industria del salmón ya que es un tema de interés público que tiene altos impactos en la población”, señaló el diputado miembro de la Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medioambiente.
Entre los temas abordados, el uso de antibióticos en la salmonicultura chilena centró gran parte de las presentaciones. Según Oceana, Chile necesita una nueva regulación que limite fuertemente el uso de estos químicos y prohíba la utilización de quinolonas, tal como ocurre en los mercados de destino del salmón chileno. “En Chile se usan al menos 170 veces más antibióticos que en Noruega, primer productor del mundo. El uso excesivo de estas sustancias debe ser limitado por una nueva normativa que fije los tipos y cantidades que se pueden usar para evitar los efectos nocivos que causan actualmente. Las buenas prácticas pueden ser complementarias a las regulaciones, pero en ningún caso reemplazan a una necesaria y nueva normativa”, agregó Muñoz al respecto.
El Doctor Luis Bavestrello, por su parte, confirmó la urgencia de implementar medidas que restrinjan y controlen el uso de antibióticos tanto en humanos como en animales, señalando que “Actualmente hay suficiente evidencia científica que muestra aumento de resistencia a los antibióticos en las bacterias lo que, en consecuencia, disminuye su eficacia antibacteriana. La resistencia a los antimicrobianos en la acuicultura debiera ser una prioridad en materia de investigación científica. La OMS ha calificado a este problema como una crisis a nivel mundial”.
En su exposición Félix Inostroza reconoció la importancia de mejorar la normativa respecto al uso de antibióticos en acuicultura, pero enfatizó que tal normativa debe ir acompañada del fortalecimiento de los entes fiscalizadores para que dichas normas no sean “letra muerta”.
Rodrigo Infante, en tanto, justificó el alto uso de antibióticos por la presencia de enfermedades bacterianas que en países como Noruega no existen, y señaló que, aún cuando tales enfermedades ya están instaladas en nuestro ambiente, es deseable que con el tiempo seamos capaces de desarrollar vacunas que garanticen el uso sólo terapéutico de los antibióticos.
“Las exposiciones que hemos presenciado hoy no hacen más que reafirmar lo que hemos sostenido durante años sobre los riesgos para la salud y el impacto negativo que el uso excesivo de antibióticos tiene en el medioambiente. Existen antecedentes científicos suficientes que revelan la necesidad de generar una nueva regulación y un plan de reducción de antibióticos en la salmonicultura. El Estado debe asumir su rol regulador y promover cuanto antes una drástica reducción en el uso de antibióticos mediante una nueva regulación”, señaló Alex Muñoz, Director Ejecutivo de Oceana.
Nota el editor:
Según Oceana, en Chile se arrojan más de 200 toneladas de antibióticos al año a los salmones de cultivo, mientras que en Noruega, primer productor del mundo, se usa menos de una tonelada. Asimismo, hay datos del año 2005 que indican que poco más del 80% de los antibióticos aplicados en salmones cultivados en Chile corresponden a quinolonas, familia de antibióticos cuya aplicación en animales no está autorizada en otros países -incluidos aquellos que importan nuestro salmón-, dada su particular capacidad de producir resistencia en bacterias.
Cabe recordar que la resistencia bacteriana causada por el abuso de estas sustancias no sólo se produce en los salmones, sino también en aquellas bacterias presentes en el entorno que rodea los centros de cultivo, y en los peces silvestres de la zona que luego se venden en los mercados locales. Una investigación de Oceana demostró que peces silvestres de consumo humano (robalos, cabrillas y truchas silvestres), pescados alrededor de una balsa jaula en Cochamó, X Región, habían ingerido alimento para salmón y que la carne de algunos ejemplares contenía antibióticos usados en la salmonicultura.
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Annelore Hoffens – Comunicaciones Oceana