El Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo (PHAM) -del gigante energético estadounidense AES Gener- es un mal proyecto por donde se le mire: implica promover la desertificación en una zona extremadamente amenazada por este mal; conlleva acelerar el derretimiento de glaciares y con ello promueve el agotamiento de recursos hídricos que abastecen a seis millones de personas y 120 mil hectáreas de regadío; se abastecerá con agua destinada por ley para consumo humano; promueve la pauperización de comunidades completas, de vastos sectores sociales y productivos; contraviene numerosas políticas y esfuerzos que buscan enfrentar la descontaminación de Santiago, la destrucción de los glaciares y el agotamiento de los recursos hídricos; supone el cierre de algunos de los últimos y más concurridos pasos libres que tienen los amantes de las montañas; y pone en grave riesgo todos los puentes que atraviesan el río Maipo.
Y todo esto ¿Para qué? ¡Para producir energía para el proyecto Pelambres, del grupo Luksic! como lo reconoció Armando Lolas, vice director del proyecto al ser consultado por el programa “En la Mira” de Chilevisión. Es un despropósito pretender que es posible sustentar -a todo evento- la desenfrenada sed extractiva de la minería sector que ya consume el 34 por ciento de la energía que produce el país y que está dejando como resultado de sus excesos, una estela de miseria y contaminación.
Incluso: aunque el proyecto tuviera destino residencial, por ningún motivo valdría la pena tanto sacrificio para tener el beneficio que da la electricidad. Como se sabe, existen alternativas.
Afortunadamente ha habido una comunidad consciente, madura y valiente como es la que componen los habitantes de todo el Cajón del Maipo, la que ha hecho un admirable esfuerzo por proteger ese maravilloso y diverso paraje natural, el que unos pocos quieren utilizar para enriquecerse sin importar las consecuencias que de ello devengan.
Después de un lustro de lucha contra Alto Maipo –que hasta hace poco sufrió una indiferencia casi total de los medios- esta comunidad ha logrado sensibilizar a muchas personas conscientes de Santiago, las que se han sumado a la movilización por defender lo esencial: el derecho al agua y a una vida digna de ser vivida.
Las deficiencias del proyecto Alto Maipo
El PHAM considera la construcción de las centrales hidroeléctricas de pasada Las Lajas y Alfalfal II, las que aportarían –de concretarse el proyecto- 531 MW al Sistema Interconectado Central (SIC).
Aunque AES Gener haya negado en todo momento que su proyecto afecte la provisión de agua potable, argumentando que los recursos hídricos ocupados serán retornados al cauce del Río Maipo, lo cierto es que este proyecto considera la captación, desde su nacimiento, de las aguas de los ríos Volcán, Yeso y Colorado las que serán trasvasijadas en el río Maipo 70 kilómetros más abajo, trecho en que los ríos serán agua entubada.
Esta característica del proyecto provocará la degradación-desertificación de 120 mil hectáreas de esta cuenca. La gravedad de provocar deliberadamente este efecto sobre nuestro medio ambiente se puede comprender si se tiene presente que Chile “es uno de los países -a nivel mundial- más afectados por los fenómenos de desertificación, la que alcanza a más de 48 millones de hectáreas, un 62,4% del territorio nacional, y afecta de forma directa a cerca de la mitad de la población”, como se señala en un Proyecto de Acuerdo recientemente aprobado en el Senado –de autoría del senador Alfonso De Urresti- en el que se insta al Gobierno a promover la elaboración de una estrategia “de mediano y largo plazo que apunte al desarrollo de medidas que aborden y limiten el avance de la desertificación en Chile”.
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Asimismo, esta negativa externalidad del PHAM es contradictoria con el hecho que el nuevo Plan de Descontaminación de Santiago (2010) establece la necesidad de forestar la Precordillera para contar con una importante masa verde que favorezca la limpieza del aire de esta metrópolis.
Por otra parte, hay que decir que, según un informe de la DGA de 2008, el glaciar Echaurren -que provee el 70% del agua de la Región Metropolitana- va camino a su desaparición la que se completaría en torno al año 2058. Reflexionemos un momento los desafíos que esto supone.
La posible construcción del PHAM también provocará daños en formaciones geológicas e hidrogeológicas del Monumento Nacional El Morado y en el glaciar San Francisco, ambos pertenecientes al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado. Respecto de esto último, hay que informar que la Dirección General de Aguas (DGA) y el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) cometieron -en el proceso de evaluación- omisiones y errores que favorecieron la aprobación –en 2009- de este proyecto.
Según destacó el ingeniero hidráulico Jack Stren a la Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados -que en 2009 analizó las circunstancias en las que fue aprobado este proyecto- los derechos de aguas que la empresa dice poseer son mayores a los que el Maipo y sus afluentes tienen. “Esto indica –según Stren- que si el proyecto se ejecuta, sacarán hasta la última gota de las cuencas, porque dicen tener los derechos sobre todas esas aguas”.
En opinión de este especialista, el río Maipo disminuirá su caudal –de aprobarse Alto Maipo- un promedio anual de 40 por ciento “por lo que se convertirá en un simple zanjón, con sus riberas totalmente secas”.
Según señaló Sara Larraín a la citada Comisión, la Autoridad Ambiental no observó la evidencia que daba cuenta de los impactos del PHAM en la provisión de recursos hídricos. Esto, en su opinión, “constituye un abandono de funciones”.
Cabe señalar que el desarrollo del proyecto de AES Gener –cuya partida se ha visto trabada por la judicialización con que las comunidades lo han enfrentado- ya ha implicado la corta de numerosos árboles de especies protegidas por ley como son los olivillos y guayacanes. “La ley de Bosque Nativo expresa claramente –señaló Sara Larraín ante los diputados investigadores- que la autoridad no podrá aprobar planes de manejo que impliquen corta de especies en categoría de protección y de sus especies acompañantes, con la sola excepción de casos de interés público. Eso particularmente referido a proyectos del Estado”. No es el caso de Alto Maipo.
Es por lo anterior que CONAF de la RM negó la aprobación del permiso ambiental a este proyecto. No obstante, como ya ha trascendido por la prensa, la otrora directora nacional de esta repartición, Catalina Bau, presionó a sus subordinados para que –contra toda legalidad- autorizaran un plan de manejo de árboles protegidos.
Una actitud del mismo tipo tuvo la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del MOP, puesto que no consideró que, al secarse en grandes trechos los ríos Volcán, Colorado y Yeso, disminuirá en más de dos millones de toneladas anuales la generación de sedimentos tal como informó la Universidad de Chile en investigación que fue anexada al estudio de impacto ambiental (EIA). Esta disminución de los sedimentos provocará un hundimiento del lecho del Río Maipo -dado que las empresas areneras continuarán con la extracción de áridos- lo que a su vez pondrá en riesgo los puentes que cruzan este río debido al socavamiento que mermará sus bases.
Es necesario que como Nueva Mayoría rompamos con la nociva herencia del neoliberalismo y que hagamos, de una buena vez, las cosas bien. Con respeto a las comunidades y el medio ambiente.