Más de 10 mil manifestantes rodearon la Casa Blanca el domingo pasado exhortando al presidente Barack Obama a rechazar el proyecto de oleoducto de arenas alquitranadas desde Canadá a la costa del Golfo de México presentado por Keystone. La manifestación tuvo lugar exactamente a un año de las elecciones de 2012.
Si se concreta el oleoducto, transportará el petróleo desde el norte de Canadá hasta la costa estadounidense del Golfo de México. Pero la demanda petrolera de Estados Unidos se ha reducido.
El ducto sería desarrollado por la petrolera canadiense TransCanada y podría usarse para bombear agua desde el acuífero estadounidense de Ogallala, uno de los más grandes del mundo, a los estados del árido sudoccidente, como Texas, que hoy sufre la peor sequía de su historia.
Los ejecutivos petroleros señalan a menudo que oleoductos como Keystone pueden usarse fácilmente para llevar agua, dijo a Tierramérica Maude Barlow, presidenta del ambientalista Council of Canadians.
“Keystone XL plantea una doble amenaza a Ogallala”- declaró Barlow, en referencia a la contaminación que podría causar una filtración del oleoducto y por la extracción de agua cuya capacidad ya está sobreestimada.
El trazado parte del norte de Alberta, en Canadá, cruza la frontera y atraviesa Estados Unidos y pasa por el acuífero de Ogallala, en el central estado de Nebraska, para dirigirse a las refinerías de Oklahoma y Texas, en el sur.
El ducto transportará entre 700.000 y 800.000 barriles (de 159 litros) de petróleo crudo por día. Se estima que en las arenas alquitranadas hay unos 300.000 millones de barriles de petróleo recuperable.
Entre los manifestantes que concurrieron a la Casa Blanca se encontraba Carol Fisher, quien declaró que “estoy aquí porque debía hacerlo, para que mis nietos puedan decir frente a la creciente ola de degradación ambiental, parálisis política e influencia de las corporaciones en todos nuestros sistemas que había gente que decía que no, que había gente que decía ‘ya basta’ y que nuestro interés es en el futuro y en la salud de nuestro planeta, de nuestros hijos, de nuestros sistemas democráticos”.
Democracy Now – IPS – El Ciudadano