En esta ceremonia ancestral, en la que confluyen la totalidad de la comunidad mapuche (vivos y difuntos) para pedir por el bienestar material y espiritual, tuvo momentos centrales. En primer lugar, agradecer al Ngen Mapu (poder de la tierra) por el logro de haber recuperado esta nueva tierra y seguir luchando por los derechos del pueblo. Otro momento importante fue cuando los newen del Wenu Mapu (fuerza ancestral de los cielos) manifestaron que la comunidad de Temucuicui hará cosas importante para el pueblo Mapuche. Todo ello, aconteciendo en una noche donde la luna apareció tardía y tímidamente, lo que dio escenario para que las estrellas aparecieran completas y asombrosas, entregando un cielo que parecía pintado.
DESPOJO Y REFORMA AGRARIA
El recorrido de esta comunidad ha sido difícil, siendo Temucuicui una de las comunidades mapuches más estigmatizadas por los medios de comunicación oficiales y una de las más golpeadas por la represión del Estado chileno. En su camino no ha estado ajeno el dolor, la rabia y la injusticia, en una lucha que se prolonga por más de 100 años con el Estado chileno. Como nos explica el historiador Martín Correa “la comunidad de Temucuicui en el proceso de radicación del siglo XIX, fue reducida a una cantidad de hectáreas mínimas para la cantidad de familias que eran, sólo reconociendo las huertas, las rukas y los cercados. El dominio de todas las demás hectáreas fue entregado a un sólo colono, Carlos Paterson entre 1880-1890”.
La recuperación que hicieran hijos y nietos a finales de la década del sesenta en el proceso de reforma agraria, como ocurrió en el resto de las comunidades indígenas fue brutalmente aplastada por la dictadura militar, que entregó dichas tierras a empresas forestales y grandes agricultores.
A mediados de los años noventa, las familias de la comunidad tomaron la decisión de recomenzar el proceso de recuperación de la tierra ancestral, lo que fue respondido con la respuesta que ya conocemos que entrega el Estado en una democracia como la chilena para estos casos; constantes presiones, allanamientos, persecuciones, agresiones, detenciones, y permanentes procesos judiciales.
LAS AGRESIONES DEL DESPOJO
Una muestra de esta situación es lo que ocurre con la familia de Jaime Huenchullán Cayul, werkén de la comunidad de Temucuicui. Jaime acaba de terminar de construir su casa, la que tiene un valor especial para él y para la comunidad porque fue edificada en tierra recuperada. Pero antes de conseguir este sentido logro, él y su familia han enfrentado grandes dificultades. Jaime al igual que sus cinco hermanos han estados privados de su libertad encerrados en cemento, incluso de manera simultanea, por acusaciones de los dueños de fundos aledaños, lo que ha sido acompañado por allanamientos de fuerzas especiales en los que han sido violentados física y psicológicamente sus compañeras y sus hijos/as, así como daños deliberados a su subsistencia alimentaria por parte de los policías.
Uno de los últimos eventos, fue la detención de Jaime Huenchullán por parte de carabineros en la ciudad de Collipulli por la denuncia del latifundista René Urban por supuestas amenazas y daños causados en el mes de mayo de 2014. Jaime fue detenido mientras se encontraba en la calle junto a su hijo menor de edad, el que fue abandonado por la policía, dejado solo en esa ciudad. La fiscalía esta pidiendo como condena un año de cárcel y además René Urban pide que se le pague 450 mil pesos.
Pero las agresiones no sólo han sido directas hacia los hermanos Huenchullán, su madre Ana Lucia Cayul Quiepul ha sufrido dos intentos de secuestro, el último ocurrido el viernes 20 de febrero pasado en el centro de la comuna de Ercilla, del cual logró escapar luego de un forcejeo con los agresores y gracias al auxilio de personas próximas al automóvil que pretendía llevársela. Y nos estamos refiriendo sólo a la situación vivida al interior de una familia, historias similares se repiten en cientos de hogares mapuches y en miles de familias indígenas de América Latina que se están enfrentando al lado más crudo del Capitalismo Delincuencial.
A pesar del dolor de lo relatado, la resistencia frente al despojo en Temucuicui ha sido tenaz. La comunidad ha logrado recuperar hasta ahora la cantidad de aproximadamente 2 mil hectáreas del total de 10 mil hectáreas de territorio ancestral que poseían antes de la usurpación y que actualmente están ocupadas por empresas forestales como Mininco, Bosques Arauco y otros particulares.
Dentro de sus proyecciones y esperanzas, la comunidad ha iniciado en los últimos años un esfuerzo que pretende que la recuperación sea acompañada de trabajos colectivos y familiares para construir sus propias casas, para la crianza de vacunos, ovejas y aves, además del cultivo de hortalizas y cereales, lo que tiene como horizonte el poder fortalecer su autonomía comunitaria. Y es que la autonomía es posible para ellos porque han logrado la reconfiguración de su territorio, por eso la edificación de las nuevas rukas y el centro ceremonial en la tierra recuperada del saqueo legal pero ilegítimo del Estado chileno y entregada a colonos. Pero no sólo esto, la tierra recuperada les ha permitido apropiarse de las principales fuentes de agua y elegir las mejores vegas para el cultivo con lo que se consolidan sus posibilidades para un buen vivir. Pero no sólo esto, su práctica cotidiana de la autonomía en la comunidad, como dice el werkén Huenchullán es “también nuestra lucha por la libre determinación de nuestro pueblo Mapuche”.
Recorriendo la comunidad, conversando y compartiendo con las familias que están congregadas en el Nguillatún de los días 14 y 15 de febrero, una de las cosas que queda evidenciada es la fuerza que existe en la tierra de Temucuicui. No es casualidad que su nombre comience con la palabra Temu (o Temo) árbol nativo que suele crecer cerca de las fuentes de agua, valorado por los mapuches por su resistencia, lo que nos confirma que sus hombres y mujeres continuarán con fuerza en su lucha. Fuerza que parece inagotable y que requiere ser contagiada en los diferentes espacios en donde más sangra la tierra y en los que comunidades completas son sólo piezas que deben ser desplazadas o sacrificadas en el tablero de la geopolítica de la acumulación empeñada en extraer hasta la última gota.
Este viernes 27 de febrero fue detenido el Lonko de la comunidad de Temucuicui Victor Queipul Hualquil, el que sufrió el allanamiento de su casa por una orden de detención que desconocía él y la comunidad.
Alexander Panez Pinto
Fotos de Jorge Huenchullán Cayul
El Ciudadano
* Agradecimiento eterno al werkén Jaime Huenchullán Cayul y a su esposa Griselda por abrir las puertas de su casa y de la comunidad.