Por Felipe Cornejo
La multinacional Anglo American anunció que decidió suspender su apoyo y congelar su aporte financiero al proyecto gestionado por Fundación Santuario El Plomo que amenaza con destruir el patrimonio indígena del Santuario Yerba Loca
A través de un comunicado, la empresa minera-vinculada a una serie de problemas ambientales– justificó su acción a raíz de «las denuncias de fallas en la ejecución de la huella de servicio emitidas por diversos actores» y en el impacto ambiental que estaba generando la iniciativa liderada por el empresario y veterinario Alfonso Campos Sotta y en la que también participan Valle Nevado y Fundación +1000.
La minera con sede en Londres explicó que había decidido apoyar a la Fundación Santuario El Plomo «a través del financiamiento de diversas obras a ser ejecutadas por ella en el sector de Piedra Numerada -de su propiedad- a los pies del cerro El Plomo y dentro del Santuario Yerba Loca. Estas obras buscaban facilitar la gestión y eliminación de residuos, además de mejorar las condiciones de acceso turístico sustentable, rescate y seguridad en la zona».
La empresa rechazó «toda especulación sobre supuestos intereses industriales o de desarrollo minero por parte de la compañía en El Plomo, y señaló que «no cuenta con pertenencias mineras ni derechos de agua».
¿Qué ocurre con la Fundación Santuario del Plomo?
La fundación que incluye al icónico Apu inca en su nombre, el cerro El Plomo, surgió con la idea de transformar la reserva natural Yerba Loca y la zona contigua al cerro. Como se menciona en la presentación del proyecto, está inspirado en el parque nacional Torres del Paine (administrado por CONAF). Para dicho propósito se valieron de las regulaciones ambientales que mantiene Valle Nevado, sin embargo, esta misma situación les planteó una de las críticas oficiales más fuertes.
La municipalidad de Lo Barnechea señaló que no le habían entregado autorización alguna a la organización, debido a las implicancias del proyecto, así como a las incongruencias mencionadas en los documentos presentados.
Respuesta de la ciudadanía
Las redes sociales fueron espacio fundamental para la presentación de denuncias ante lo que estaba ocurriendo. Previo a cualquier autorización masiva, más que un documento entregado por el Consejo de Monumentos Nacionales en su Ordinario Nº1115, la fundación comenzó las obras construyendo una huella de servicios, esto es un camino pensado para el tránsito de vehículos de carga y construcción, así como, en un fututo, particulares.
El doctor y montañista Mauricio Purto, junto a su hijo José, realizaron un video denuncia que mostró los serios daños producidos por las obras, conjuntamente twitter fue espacio de denuncias por parte del mismo Mauricio Purto y otras personas interesadas en dar a conocer la situación. Gracias a esto también se conoció una de las denuncias interpuestas para frenar la realización de las obras.
Según señala Interferencia en una entrevista publicada el pasado 25 de abril y realizada al vocero de las comunidades Quechua de Tarapacá y Anfotagasta, Ariel León Bacian, se presentó una demanda en contra de Fundación Santuario del Plomo, Valle Nevado, Anglo American y Fundación +1000. Los motivos presentados para interponer el recurso de protección son “que en lo que se denomina el cerro El Plomo, hay muchos vestigios de la cultura inca, de la cual el pueblo quechua es heredero incuestionable y absoluto, y por lo tanto las comunidades quechuas se sintieron heridas cuando supieron de este atentado”.
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Importancia del Cerro El Plomo en términos históricos y naturales
El profesor Patricio Bastamente en conversación con El Ciudadano, manifestó que desde “2012 se comenzó a publicar información que prueba la presencia inca en la zona, y se logró demostrar que no solo era un poblamiento pequeño, sino era un asentamiento considerable, ya que no se realizaban capacochas (ceremonias liberación de la culpa, los maleficios y búsqueda de la estabilidad) en lugares que no fueran fundamentales para el imperio”.
El experto en arqueo astronomía destaca la importancia astronómica del cerro, de allí también se desprende su importancia, ya que durante el solsticio de invierno del hemisferio sur, “un poco más al norte del cerro (El Plomo), el sol sale en una muesca de La Leonera, el primer rallo del sol sale en un lugar muy específico, por lo que el niño puede haber sido dejado como un mensajero a la montaña y al sol”, esta situación permite comprender “la orientación de las pircas” donde se encontró el cuerpo del niño del plomo en 1954.
En la zona del cerro El Plomo también existe presencia de flora alto andina, como las yaretas que fueron dañadas por las obras de la fundación Santuario del Plomo. No obstante, la importancia fundamental del lugar no se detiene ahí, también existe un bosque petrificado que no se ha estudiado del todo.
1954, el año del descubrimiento
Hace aproximadamente 500 años, el pueblo Inca realizó una ofrenda al Apu Wamani (cerro El Plomo), se trataba de un niño de 8 años y 3 meses que se cree venía del Cuzco para ser ofrendado a la montaña y, con ello, buscar su protección y ofrecerle los respetos a tan majestuosa formación natural, de carácter sagrado, allí la catalogación de Apu. La extensa ceremonia se enmarcaba dentro de la Capacocha.
Corría el año 1954, cuando tres mineros de la comuna de Puente Alto realizaron una incursión a la cumbre más alta que se ve desde la ciudad de Santiago, al cerro de 5.424 metros de altura. Según cuenta Jaime Ríos, el menor de los tres, subió junto a su tío Luis Ríos hasta la cima, Guillermo Chacón los esperaba más abajo debido a su edad. Allí, donde el oxígeno escasea, el frio golpea sin dar un respiro, habían tres pircas, donde los hombres pensaban habría un tesoro.
Ciertamente había un tesoro, pero no fue en forma de lingotes de oro o rocas preciosas, sino un niño congelado, que murió enterrado junto a unas figuras ornamentales que estaban sobre su cuerpo. Inicialmente los hombre lo trajeron a la ciudad, lo enterraron en una cueva para pdoer averiguar más sobre qué poder hacer. Al llegar a Santiago se contactaron con personas del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), como lo cuentan en el documental El Niño del Plomo (2009), de Claudio Marchant.
Finalmente trajeron el cuerpo consigo, los medios hicieron eco del hallazgo titulando “la momia Inca” o la “princesa del cerro El Plomo”. Empero, este niño no era ni lo uno, ni lo otro, se trataba de un niño que murió congelado, y debido a las condiciones ambientales, su cuerpo pasó por un proceso de liofilización natural. El MNHN lo compró junto a todos los elementos encontrados por la suma de 45.000 pesos chilenos de la época, y lo pusieron en exposición al público hasta 1982, momento en que se comenzó a preservar definitivamente alejado de la vista masiva.
Lo que se viene
El congelamiento de los fondos de la minera británica no significa que las obras se hayan detenido o se detendrán definitivamente, sólo que uno de los patrocinadores del proyecto paró la entrega de fondos, más que nada por las fuertes repercusiones que el proyecto ha tenido en términos ciudadanos y de presencia en los medios de comunicación. Se generaron una serie de reportajes y notas periodísticas en multiplicidad de plataformas, dentro de ellas entrevistas, reportajes escritos y televisivos.
Sin embargo, este triunfo momentáneo, no se podría haber llevado a buen puerto sin la gestión y difusión que gran parte de la comunidad montañista y ambientalista ha hecho, así como ciudadanos comunes. Todas y todos han realizado gestiones para dar a conocer la situación que se estaba desarrollando a espaldas de la legislación vigente o de cualquier cuidado arqueológico o ambiental. En este aspecto fue fundamental el rol que cumplió Mauricio Purto, José Purto y Ariel León Bacian, entre muchas otras personas tremendamente preocupadas de la protección ambiental e histórica.
La fundación Santuario del Plomo emitió un comunicado el domingo recién pasado donde señala que buscarán mejorar la forma en que están desarrollando el proyecto, sin embargo, dejan fuera los cuestionamientos que se les han hecho debido a los daños ya generados en la zona. También se centran en plantear que el lugar es de propiedad de Campos Sotta (bajo el título de fundo Santa Lucía), y que como un gesto filantrópico o de apertura a la comunidad han permitido el paso a la reserva natural.
La Corte de apelaciones tiene la última palabra, de ellos dependerá si las obras pueden continuar o no, de momento, al menos, la iniciativa de turismo privado en una zona histórica y natural está entrampada. Lógicamente en un futuro se deben generar instancias que permitan por un turismo sustentable y que respete férreamente el patrimonio histórico y natural, pero eso dependerá del Estado, no de una organización aliada a grandes empresas que buscan intervenir con fines monetarios.