Hobart, Australia. Un equipo de científicos australiano determinó que las crecientes emisiones de dióxido de carbono (CO2) a nivel global amenazan el futuro de la Antártica. La investigación realizada por el Instituto de Investigación Antártica y del Océano Austral de la Universidad de Tasmania, reveló que las larvas de kril -un pequeño crustáceo similar a un camarón- son afectadas por el aumento del CO2 en la atmósfera de nuestro planeta.
El estudio generó modelos de conducta del kril antártico (Euphausia superba, en la foto), bajo emisiones de CO2 similares a las actuales para los próximos 100 a 300 años. Durante la investigación, el kril criado en cautiverio desarrolló deformidades físicas y perdió energía al ser expuesto a los niveles de gases de efecto invernadero estimados para el 2100.
De acuerdo a Lilli Hale, investigadora de la Universidad de Tasmania, los efectos serían catastróficos ya que significaría que el kril perdería su capacidad de reproducirse, generando el colapso de la biodiversidad y el ecosistema antártico, desde las gigantescas ballenas, hasta diminutas especies de peces que se alimentan de este crustáceo.
Ello, porque a pesar de ser prácticamente desconocido para la mayoría de la opinión pública, el kril antártico tiene un papel clave para la supervivencia de ballenas, delfines, pingüinos, focas y lobos marinos, junto a cientos de otras especies de aves y peces que habitan las heladas aguas antárticas.
De acuerdo al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) el nivel actual de CO2 en la atmósfera es de 384 partes por millón (más de 100 ppm desde 1832). Las proyecciones más pesimistas realizadas por el IPCC afirman que para el año 2100 los niveles de CO2 en la atmósfera aumentará a aproximadamente a 900 ppm. Dicha información fue empleada por el grupo de investigadores australianos para determinar los devastadores impactos del dióxido de carbono sobre el krill durante los próximos siglos.
El CO2 es absorbido fácilmente por las aguas del Océano Austral, aumentando su acidez e interfiriendo en la formación de carbonato de calcio. Diversos organismos marinos, -incluido el kril- , dependen del calcio para la formación de su exoesqueleto o caparazón.
Tras los resultados del estudio, el director del programa científico de la División Antártica Australiana, Steve Nicol, afirmó que existe la necesidad urgente de identificar cuáles serán los efectos del aumento del CO2 en la atmósfera sobre otras especies marinas. A nivel microbiológico, algunas especies podrán adaptarse a los cambios producidos por el aumento de dióxido de carbono. Sin embargo el kril y las múltiples especies que dependen de él, no tendrán suficiente tiempo para evolucionar y adaptarse a los cambios.
Para Elsa Cabrera y Juan Carlos Cárdenas, coordinadores del Proyecto para la Conservación del Kril Antártico (PCKA) en Chile, “los gobiernos y la industria pesquera no pueden continuar posponiendo las urgentes medidas precautorias y de manejo que aseguren la conservación del kril antártico, mas aún cuando existen crecientes evidencias científicas sobre los destructivos impactos del cambio climático sobre el ecosistema y la biodiversidad del Océano Austral y Antártica”.
De acuerdo a los coordinadores del PCKA, la próxima reunión anual de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) que se efectuará en noviembre, constituye una valiosa oportunidad para que Chile, -como país miembro de la CCRVMA-, lidere las iniciativas orientadas a regular la pesquería del kril antártico bajo un enfoque ecosistémico que incluya los impactos derivados del cambio climático global que amenazan el ecosistema marino antártico.
Fuente: The Age, Australian Broadcasting Corporation, CCC, Ecoceanos