El océano está sobrecargado plástico; una de las señales del antropoceno. Existen islas flotantes, en el Pacífico, el Atlántico y el Ártico, compuestas de restos plásticos que llegan a acumularse producto de lo que los humanos compramos, consumimos y tiramos.
A estas alturas, los daños que los humanos provocamos al medio ambiente no impresionan demasiado, pero sí puede impresionar el nuevo descubrimiento de un grupo de científicos, quienes han observado que de la cantidad de plástico que desechamos, solo hay un ciento flotando en el mar. Aunque puede haber muchas explicaciones posibles para esto, como informa IFLScience, un nuevo estudio, disponible en bioRxiv, ha concluido que hay microbios capaces de degradar algo del plástico que llega a los océanos.
Esto puede sonar increíble, pero el año pasado The Guardian informaba otros investigadores descubrieron que una especie de bacteria recién identificada era capaz de destruir los lazos moleculares del tereftalato de polietileno (PET), una de las formas más comunes de plástico que está presente en envases de uso cotidiano. Estas bacterias usan este material como fuente de alimento.
Normalmente el PET toma 450 años en degradarse completamente en el ambiente natural. Estas bacterias hacen que el proceso sea más corto: solo seis semanas. Esta fue la información que llevó a otros científicos, de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, a sospechar que el plástico que lógicamente debería estar en los océanos, pero que no está, está siendo degradado por microorganismos, en procesos de los que no se ha tenido mucho conocimiento.
Usando modelos matemáticos, los investigadores concluyeron que hay otros procesos geológicos que pueden explicar la discrepancia entre la cantidad global de producción de plástico y su presencia en los mares, informa IFLS.
Esto no significa que está bien seguir comprando productos de plástico como si no hubiera consecuencias. De buenas a primeras pareciera una buena noticia que unos microorganismos puedan ayudar a disminuir las perniciosas cantidades que tiramos, y que terminan matando a animales o siendo consumidas por nosotros mismos (como micropartículas en los alimentos). Sin embargo, lo que recién se sabe (o se supone) está en pañales. Hay un largo trecho de aquí a que estos estudios se confirmen con varios más, y que más tarde tal vez podamos usar bacterias para degradar el plástico.
También es posible que gran parte de los desechos plásticos queden enterradas debajo de la superficie marina. Algunos expertos piensan que tarde o temprano este material volverá a emerger transformado en un extraño tipo de roca.
Sea como fuere, en la actualidad es muy difícil tener claro cuánto plástico está formando parte de los procesos geológicos y dónde está el que no se ve a simple vista. Por el momento, y por mucho tiempo, lo más sabio seguirá siendo reducir el consumo de plásticos al mínimo y reciclar lo que ya usamos.
El Ciudadano