Fotografía: visón, una de la Especies Exóticas Invasoras (EEI) que hay en Chile
Las Especies Exóticas Invasoras son la segunda causa de extinción de especies en el mundo y uno de los principales motivos de la pérdida de biodiversidad según la “Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES)”. Realidad que es atribuida, entre otras razones, a la convergencia de los efectos del calentamiento global sobre ríos, lagos y humedales (por ejemplo, la salinización, contaminación, sobrepesca, modificación del hábitat) y la acción humana (pesca recreativa, la acuicultura, deportes náuticos), las cuales facilitan y diversifican las vías de ingreso y expansión de fauna exótica con potencial invasor.
El caso mejor estudiado es el arribo de Didymo (Didymosphenia geminata), una microalga que invade ríos de montaña y aguas transparentes donde coloniza rocas y lechos fluviales creciendo de forma acelerada y generando distintos tipos de impactos, desde cambios físicos y químicos en la calidad del agua, hasta cambios en las comunidades de organismos y el paisaje.
Esta alga invasora tiene aspecto y textura viscosa, proviene del hemisferio norte y llegó a la Patagonia en 2010, probablemente, transportado involuntariamente en equipamiento de pesca. La invasión de Didymo ha tenido impactos en biodiversidad y efectos negativos en algunas actividades económicas locales que se desarrollan en torno al turismo de naturaleza o intereses especiales.
Justamente para prevenir, contener y manejar estratégicamente la presencia y expansión de las EEI, autoridades de medio ambiente y la comunidad científica nacional e internacional están trabajando en la definición, identificación y priorización de aquellos organismos que potencialmente podrían arribar a Chile y causar estragos a nivel ecológico, económico y social.
El Dr. Luciano Caputo, doctor en ecología y director del Magíster en Ciencias, mención Recursos Hídricos UACh, explicó que su colaboración se centra transferir conocimiento sobre aquellos invasores hidrobiológicos cuyo potencial arribo a aguas chilenas podría representar un riesgo para la conservación de la biodiversidad y la seguridad hídrica en las distintas cuencas del país.
“En la Facultad de Ciencias hemos estudiado la invasión de Didymo desde una perspectiva holística y transdiciplinaria a escala de paisaje. Por otro lado, también, estamos estudiando el arribo de medusas de agua dulce que están invadiendo lagos en centro sur del país, es decir, tenemos experiencia reciente en el estudio de bio invasiones y ecotoxicología ambiental, información base que es útil a la hora de evaluar distintos escenarios ambientales y distintas especies invasoras con atributos biológicos contrastantes”, indicó el especialista.
¿Por qué es negativo el arribo de especies exóticas invasoras?
Por ejemplo, en el caso de los bivalvos foráneos, como las almejas de agua dulce, el principal problema es que son muy buenos compitiendo por el alimento y recursos lo que provoca monopolización del espacio y podrían desplazar fauna nativa.
“En Chile no tenemos una gran diversidad de bivalvos, tenemos aproximadamente seis especies, por lo tanto, si llegan bivalvos invasores agresivos como Dressenia, Corbicula o Limnoperna, las especies nativas podrían ser desplazadas o incluso extinguirse. Sumado a eso, estos bivalvos foráneos son muy dañinos y se les conoce como invasiones incrustantes, ya que se adhieren masiva y exitosamente a infraestructura humana como tuberías de embalses y canales de regadío”, agregó el Dr. Caputo.
A estas nuevas especies se les denomina invasores emergentes, un problema complejo que el Comité busca afrontar a través de un trabajo coordinado y colaborativo que permita implementar planes de manejo y gestión de especies invasoras a todo nivel. Los objetivos actuales del proceso son generar una lista priorizada de especies para la erradicación de EEI en Chile; generar una lista de especies para su control local y/o reducción de impactos; y generar un listado de observación de especies para prevención y planes de contingencia por potenciales ingresos.
“En el caso de las especies acuáticas, la gestión integrada de cuencas es algo fundamental y se debe trabajar de forma priorizada en las cuencas trasandinas, que, justamente, son ecosistemas que están divididos en términos administrativos, pero no naturales. Son zonas de especial vigilancia donde se pueden implementar planes de limpieza y desinfección, de control de mercancías, es complejo, pero hay que trabajar a escala de ecorregiones y viendo a las cuencas como unidad de gestión ambiental”, precisó Luciano Caputo.