La explotación del crudo afecta al Parque Madidi y otras áreas protegidas, las que suman casi 1,5 millones de hectáreas protegidas, con importantes reservas ecológicas y donde viven pueblos indígenas.
Al final de octubre del 2010, el gobierno boliviano aprobó el Decreto Supremo 0676, que extiende la frontera petrolera y gasífera del país, afectando directamente varias áreas protegidas. Dos de éstas son el Parque Nacional Madidi y la Reserva de la Biosfera y Territorio Indígena Pilón Lajas, ambos con una reconocida riqueza ambiental y cultural para el país y el mundo, ubicados en plena Amazonia boliviana, en la zona petrolera llamada Subandino Norte.
El decreto supremo fue justificado con la afirmación de que “es necesario incrementar (las áreas de concesión petrolera) en función de la existencia de estructuras prospectables y gran cantidad de información sobre cada una de las áreas seleccionadas”.
Así fueron cedidas 56 zonas petroleras a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) –la empresa petrolera estatal– en zonas tradicionales y no tradicionales para la explotación de hidrocarburos. Entre estas zonas miles de hectáreas están dentro del Parque Madidi y otras muchas distribuidas en áreas protegidas del país, sumando casi 1,5 millones de hectáreas protegidas ofrecidas a las empresas petroleras.
Según un comunicado de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), este decreto “viene esencialmente a legitimar la intención del Gobierno actual de ampliar la frontera petrolera y gasífera en todo el país, afectando de forma definitiva varias áreas protegidas de enorme importancia socioambiental”.
PARQUE MADIDI Y EL PETRÓLEO
El Parque Nacional Madidi es una maravilla de la naturaleza. En sus casi dos millones de hectáreas, alberga una rica biodiversidad, tanto de flora y de fauna, presente desde las nieves perpetuas (5.700 metros sobre el nivel del mar) hasta la planicie amazónica. También reúne enorme diversidad cultural, con la presencia de etnias que viven ancestralmente en la región, e incluso grupos no contactados, como los Toromona. El Madidi fue declarado por la revista National Geographic como una de las zonas más diversas del planeta y uno de los 20 lugares con mayor interés turísticos a nivel mundial.
Pero, esta misma riqueza trae dolores de cabeza al parque, a su población y a sus vecinos. Aún más cuando existe petróleo de por medio. Hay un creciente interés por los recursos naturales de los bosques del Madidi. Por allá ya estuvieron las empresas petroleras Total (francesa) y Petrobras (brasileña), que realizaron exploraciones sísmicas y luego se retiraron, “porque seguramente no había una cantidad de petróleo que justificase las inversiones”, explica Teresa Flores, de la Asociación Prodefensa de la Naturaleza (Prodena). Con todo, el interés del gobierno boliviano de explorar el petróleo en la región no se quedó ahí.
En el año 2007, Evo Morales visitó Maravillas, a orillas del río Tuichi, en la región de Madidi, donde observó un pozo de donde brotaba petróleo. Allí brillaron sus ojos. Luego después de este “paseo” al parque, Morales afirmó: “Fui al Madidi y vi que el petróleo está chorreando”. Pero, como comenta Teresa Flores, “el hecho de que hayan afloramientos de petróleo no significa que exista en cantidad que justifique su explotación”, y menos aún, que tenga la calidad necesaria.
Hubo muestras de intenciones del Gobierno de explotar el petróleo existente, junto a petroleras extranjeras y también nacionales, como la venezolana PDVSA, Petrobras, Total y Petroandina. Para esto, el Gobierno fue creando herramientas que facilitaron la entrada de las empresas y su trabajo en la región, a través de decretos supremos que iban extendiendo la frontera petrolera.
El último fue el Decreto Supremo 0676, que declaró 690 mil hectáreas del Parque Madidi como área destinada a la explotación de petróleo, siendo casi 36% de sus 1.895.740 hectáreas, abarcando inclusive una parte de su zona núcleo, la de mayor necesidad de protección. Pero la amenaza no queda solo ahí, ya que la medida también podrá afectar los grupos indígenas Mosetén, Leco-Larecaja, Tsimane, Quechua-Tacana, Tacana, Ese Ejja, Toromona y Leco-Apolo.
El tan valioso petróleo fue encontrado a simple vista en varios puntos en la región: Maravillas, Kerosén, Bandera Roja, Zapallos y Río Hondo, donde se considera que las petroleras invertirán por lo menos 600 millones de dólares para explorar y determinar el potencial energético. Como comentan miembros de comunidades de la zona, en los lugares donde brota petróleo existe un fuerte olor a gasolina, y el líquido luego se mezcla con el agua del río, donde desaparece. Es el mismo líquido que es usado para encender hogueras y el fuego para cocinar, y para iluminar la noche.
LA PROTECCIÓN DEL PARQUE
El parque Nacional Madidi es administrado por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) de Bolivia, una institución descentralizada dependiente del Ministerio del Medio Ambiente y Agua. Sernap es el responsable del cumplimiento de las leyes ambientales dentro de las áreas protegidas del país, y también de luchar por el respeto a las riquezas y su importancia, tanto nacional como mundial.
En este contexto, el Sernap reconoce la importancia de la actividad petrolera en el país, aunque también reconozca que las áreas protegidas del país están seriamente amenazadas por la riqueza existente en su subsuelo. De esta manera, por la existencia de incipientes políticas del sector petrolero, vacíos y contraposiciones legales de leyes y reglamentos, áreas protegidas como Madidi y Pilón Lajas son presionadas cada día.
Son estos vacíos los que dificultan la participación del Sernap en los procesos de evaluación de impacto ambiental, control de calidad y otros mecanismos en proyectos exploratorios dentro de áreas protegidas. Según el director de Monitoreo Ambiental del Sernap, José Coello, hasta ahora sólo fue realizada una explotación sísmica en el campo Liquimuni, vecino al Parque Madidi, aunque fuera del área protegida. También afirma que no hubo ninguna solicitud o presentación de estudios de impacto ambiental por proyectos petroleros dentro del Parque, requerimiento obligatorio para ejecutar un proyecto de estas características en el interior de un área protegida.
Como indica un ex funcionario del Sernap que prefiere no identificarse, el tema de la explotación tanto en el Madidi como en el parque vecino, Pilón Lajas, “es una bomba de tiempo (…), es complicado”. En ambos viven comunidades indígenas, que hasta ahora no fueron consultadas en el proceso de socialización y evaluación que establece la Ley de Hidrocarburos.
LAS INTERVENCIONES PREVISTAS
• YPFB-PDVSA (Petroandina – SAM) Tiene previsión de triplicar la actividad de prospección petrolera exploratoria en la región del Subandino Norte (Departamentos de La Paz y Beni).
• Petroandina tiene previsto el ingreso en el bloque Liquimuni con exploraciones perforatorias. Las operaciones de Petroandina serán 3D en cada uno de los siete bloques (una media de 300 km2 por bloque) y serán perforados 14 pozos exploratorios, dos por bloque, siendo una inversión total aproximada de 646 millones de dólares.
• Explotación prevista por Petrobras-Total y Repsol- YPF en las zonas de máxima protección (zona núcleo) del Parque Nacional Madidi y zonas de uso comunitario de la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas. Existe un temor de una afectación muy fuerte a estos patrimonios naturales del Estado, además de la afectación de los medios de vida de varias comunidades indígenas, y también está previsto el ingreso de estas empresas a las zonas de Chepite, Chispani y Sécure.
EL MODELO DEL YASUNÍ
La campaña Iniciativa Madidi Sin Petróleo fue iniciada por Prodena en Bolivia en el año pasado, siguiendo el ejemplo de lo que fue hecho en el Ecuador, cuando fue decidido no explotar cerca de 20% de las reservas petroleras del país, localizadas en el Parque Yasuní, a cambio de un aporte de la comunidad internacional, como una compensación por emisiones que serían evitadas.
La campaña está basada en la idea que no explorar el petróleo del Madidi evitaría la emisión de carbono, ahorrando al planeta de millones de toneladas en la combustión del petróleo, y manteniendo la capacidad de las selvas del Madidi de almacenar este carbono. Propone una compensación internacional por la no explotación, protegiendo el parque de la inminente destrucción y conservando sus inestimables recursos de biodiversidad.
Según Teresa Flores, la gran diferencia entre Yasuní y Madidi es que en este último no existen reservas cuantificadas ni probables, por esto es imposible establecer un valor monetario de los depósitos del parque Madidi. “No existe ninguna duda que evitar su explotación es importante no solo para impedir futuras emisiones de carbono, pero también por los múltiples servicios ambientales y climáticos que proporciona el área”, afirma Flores.
RIESGOS GEOLÓGICOS
Según la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), existe una preocupación sobre la explotación petrolera en la zona del Subandino, donde está el Madidi, al ser una zona de altísima fragilidad y sensibilidad, por sus características topográficas, geológicas y por la elevada pluviosidad. En el parque están las cabeceras de cuencas, donde nacen una serie de ríos amazónicos, en áreas susceptibles de deslizamientos de tierra.
Las actividades petroleras podrían tener serias consecuencias ecológicas, reduciendo la capacidad y potencialidad de brindar los servicios ambientales que protegen las cuencas y controlan los caudales, pudiendo así afectar con mayor intensidad los sedimentos en los ríos, y perjudicando las tierras de los ribereños de la región.
Otras condiciones desfavorables serán las construcciones de caminos para la explotación, lo que desencadenará procesos de ocupación desordenada, extracción ilegal de madera y caza, con la consecuente violación de espacios indígenas y pérdida de recursos biológicos. Esto sin hablar de los impactos al potencial turístico de la región, afirma Lidema.
Quedan claros la amenaza y el riesgo, no sólo para el Parque Nacional Madidi, pero también para la selva amazónica, para poblaciones indígenas, para la rica biodiversidad, y también para el desarrollo limpio de la región. Con tanta riqueza en la Amazonia boliviana, que ya es uno de los mayores atractivos turísticos del país, es posible pensar que campañas como Madidi sin Petróleo, junto a políticas e incentivos al turismo ecológico, pasan a ser una parte de la solución.
Por Giovanny Vera Stephanes