Bomba de tiempo: Capas de suelo Ártico que albergan gases invernadero se descongelan a un ritmo peligroso

Las temperaturas globales podrían desestabilizar las reservas de gases invernadero que actualmente están congeladas, lo que a su vez liberaría más gas y así sucesivamente. La única forma de evitar este proceso es que los humanos dejemos de emitir las cantidades actuales de carbono y metano. Eso se consigue con energía y materias primas sustentables, y dejando de quemar combustibles fósiles.

Bomba de tiempo: Capas de suelo Ártico que albergan gases invernadero se descongelan a un ritmo peligroso

Autor: Sofia Olea
permafrost

El permahielo es una gran reserva de carbono y metano (foto: Stockdonkey/Shutterstock)

Debajo de una buena parte del Ártico existen grandes reservas de gases invernadero, atrapados por milenios en suelos de hielo. Con este conocimiento, dos estudios han entregado una doble mala noticia: estas reservas congeladas se están derritiendo en mayor cantidad de lo que se pensaba y, además, a estas alturas es muy poco lo que se puede hacer al respecto.

El dióxido de carbono y el metano son indudablemente los dos gases de efecto invernadero más potentes, y ambos yacen en grandes cantidades dentro del permafrost (permahielo o permagel; capas de suelo hidratado que han estado por debajo del punto de congelamiento por más de dos años). Estas capas de permahielo albergan casi dos veces la cantidad de carbono que se encuentra en la atmósfera –hay un estudio publicado en Nature Geoscience que las muestra deshielándose a lo largo de todo el hemisferio norte.

Gracias a los últimos veranos que han mantenido las temperatutas a niveles récord, el permafrost de Rusia, Alaska y Canadá está quedando al descubierto. Se ha observado que la cubierta de hielo que se forma sobre el permagel se está derririendo universalmente, aún en las regiones más gélidas del Ártico. Esta cubierta forma constituye al rededor del 20% del volumen superior de permafrost, por lo que su descongelamiento está exponiendo enormes áreas de capas más profundas, que antes permanecían ocultas.

«La comunidad científica ha supuesto que el permafrost estaría protegido del calentamiento climático, pero nosotros estamos dejando demostrado que las capas superiores, aún con bajas temperaturas, están sensibilizándose ante los episodios de calentamiento», declaró a Washington Post la autora principal del estudio, Anna Liljedahl, investigadora en la Universidad de Alaska en Fairbanks, EEUU.

Permafrost Artico

El repunte de las temperaturas globales podría desestabilizar estas reservas de gases invernadero que actualmente están congeladas, lo que a su vez liberaría más gas, y así sucesivamente. Una vez que este ciclo alcance un clímax, el proceso sería imposible de detener.

¿Hay forma de evitar esto? Además del acuerdo de cortar las emisiones de gas carbono y metano a una escala global, hay quienes han sugerido que las plantas –que podrían empezar a proliferar en un Ártico más cálido– pueden llegar a absorver el dióxido de carbono que se está escapando, actuando como una defensa biológica que detenga este preocupante y creciente fenómeno.

Otro estudio tuvo la tarea de preguntar a 100 investigadores del Ártico si esta propuesta era posible y ellos dieron una rotunda respuesta: no, no es posible. El estudio, publicado en Environmental Research Letters, concluyó que «el permagel se volverá una fuente de carbono para la atmósfera hacia el 2100, independientemente del escenario del cambio climático».

Todo esto significa que, no importa qué pase, una gran porción del carbono se escapará inevitablemente hacia la atmósfera hacia el fin de este siglo. Sin embargo, los investigadores sí destacan el hecho de que podremos detener hasta un 80% la liberación del carbono del permahielo, sólo si los humanos «reducimos activamente las emisiones» de dióxido de carbono y metano.

 

Traducción, CCV, El Ciudadano

IFLScience


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