Según lo denunciado por la comunidad, Forestal Arauco, en conjunto con el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu) de la Región del Bío Bío, destruyeron con explosivos el símbolo espiritual, el cual se puede apreciar en la imagen. Pero no es la única destrucción que la firma ha causado en los territorios de la comunidad; “No sólo usurparon nuestra tierra. Son más de dos mil hectáreas en Aguapié, La Cal y Chilcoco”, dice Juan Roa. Bosques Arauco ha lucrado explotando el bosque nativo, “pero acá está nuestra cosmovisión y espiritualidad. Sitios sagrados son destruidos. Bosques Arauco pasó con sus máquinas por encima de piedras sagradas, quebrándolas. Lugares ceremoniales son profanados por la empresa y destruyen. Los sitios sagrados están hoy cubiertos de pinos y eucaliptos. Cubren el Xeng Xreng (cerro sagrado) y los Xayenko (cascadas con espíritus benéficos) con estas especies exóticas que secan la tierra».
Y es que el comunicado, además de la destrucción puntual de la roca, denuncia entre otros la instalación de trancas metálicas por parte de la forestal en «accesos a sitios sagrados, lugares de extracción de alimentos, búsqueda de agua y hierbas medicinales para el consumo humano».
Así, señalan que en visita de Conadi el pasado 26 de noviembre, «nos encontramos con el Rewe (altar sagrado con forma de tronco escalonado) del treng treng cortado con moto sierras en cuatro partes, por lo que sin duda fue obra de forestal Arauco». La comunidad denuncia asimismo que la forestal «mantiene un piquete de guardias armados dentro del fundo Chilcoco paseando varias veces en el día por frente del acceso a la comunidad Chilcoco generando el hostigamiento y discriminación hacia nuestras familias.»
Por última, critican el papel jugado por la Fiscalía de Arauco, la cual «desarrolla un fiel apego y compromiso con forestal Arauco en su nula tarea de investigar y aplicar la ley en contra de nuestra cosmovisión mapuche en el complejo cultural Chilcoco.»
«Bosques Arauco es un Estado dentro de la zona mapuche: acá sólo se hace lo que Bosques Arauco permite. La historia se repite: nos desalojaron en 1867, varias veces en las primeras décadas de 1900, en 1938, cuando quemaron nuestras casas, mataron a nuestros antepasados, rompieron nuestros enseres y los quemaron a la orilla del mar, en Piedra Mala, cerca del cementerio, así como en los años 60, 70 y el 2006”, denuncia la anciana María Antileo. Hoy la historia se repite.