Enfermedades y sequía serían algunos de los efectos invisibilizados del este decreto ley que fomenta plantaciones exóticas en territorios originarios.
Tras la aprobación en el Senado de idea de legislar la modificación y extensión por 20 años del Decreto Ley sobre Fomento Forestal, comunidades indígenas exigieron que se consideren las indicaciones propuestas al Proyecto, principalmente las relacionadas al Convenio 169 de la OIT sobre consulta y participación indígena en las materias que los afectan.
En este sentido, dirigentes mapuche han denunciado reiteradamente que la Consulta no se ha efectuado como lo ha asegurado el Gobierno. Geovanna Tafilú, representante de la Comunidad Mapuche para la Salud Ancestral Ñuke Mapu Newen aclara que “la consulta la tiene que realizar un organismo que dependa del Estado. Lo que hizo la CONAF fueron informativos con respecto a una ley específica, nos mostraron un proyecto de ley y presentaron otro en el Congreso. Nadie nos preguntó qué nos parecía, ellos vinieron informaron, contaron y se fueron. Además, eso fue en algunos lugares del territorio, no en todas las comunidades”.
José Escalona, presidente de la Asociación Mapuche de Mulchén, coincide: “Nuestras comunidades necesitan información, necesitan que se haga la consulta, para que cuando ellos decidan, estén informados. Así como el Gobierno maneja información, queremos que a nuestros peñis, nuestros hermanos, nuestras comunidades indígenas también llegue esta información. Es importante, sino ¿de qué manera van a tomar una determinación?”.
Daños colaterales
Para los dirigentes, uno de los temas más complejos del Proyecto de Ley es el conflicto derivado del rechazo que tiene por parte de diversas organizaciones de la sociedad civil. Y es en este sentido, las comunidades recalcaron que sus indicaciones no pretenden ir en contra del fomento forestal, sino en su regularización y, sobre todo, al impacto que ha causado por cuarenta años el financiamiento a las plantaciones de especies exóticas.
“El exceso de plantaciones exóticas nos ha provocado un daño gigantesco, hay comunidades que están con sequía, las napas subterráneas han desaparecido y a muchas de nuestras comunidades les están llevando agua con camiones aljibe. Por lo tanto, si se proyecta una ley donde nuevamente se van a seguir plantando mucho más pino y eucalipto, muchas más plantas exóticas en los territorios que no corresponde el daño que se está provocando a nuestra Ñuque Mapu, nuestra Madre Tierra, será mucho mayor. Nosotros estamos en contra de eso, de la destrucción por parte de las grandes forestales a nuestra tierra”, aclara Geovanna Tafilu.
Y es que los impactos que han producido la intervención de las grandes forestales en territorios donde están emplazadas no son menores. El año pasado el Ministerio de Salud, publicó el “Primer informe de registros poblacionales de cáncer en Chile”, del quinquenio 2003-2007, donde se establece entre otros que si bien el cáncer al estómago (órganos digestivos) a nivel nacional ha disminuido, en la región del Biobío (donde se concentra un número importante de empresas forestales), es el más frecuente con un 40,2% dándose principalmente en los hombres (se adjunta informe).
Para José Escalona estas cifras muestran los efectos de las fumigaciones en grandes forestales. “Las fumigaciones es otro efecto, que está haciendo mucho daño a nuestra gente, a nuestros peñis que trabajan en el campo, ya que es el que trabaja en estas faenas forestales y esto ha redundado en que está aumentando el cáncer en el estómago y eso es producto de esta contaminación que se hace para poder fumigar estas grandes hectáreas”, precisa.
En el mismo documento se especifica que los factores de riesgo en la provincia del Biobío están asociados a “las actividades económicas que son desarrolladas en la región, siendo las principales las industrias relacionadas con el rubro forestal y la agricultura, que posiciona a la provincia como una de las áreas de predominio silvo-agropecuario del país. (…) Dado este escenario productivo, la población se encontraría expuesta a factores de riesgo asociados a las actividades descritas, como sustancias químicas utilizadas como plaguicidas en las labores agrícolas y forestales, y la exposición a L.U.V. en los trabajos al aire libre, entre otros”.
Una ley de fomento forestal para todos
Para los dirigentes, el conflicto no está dado por el fomento forestal, sino porque se promueva la plantación de especies exóticas por sobre el bosque nativo. “Si hay fomento con respecto al bosque nativo, a la recuperación del bosque nativo, a nosotros obviamente nos conviene, porque volvería nuestro lawen, nuestras plantas, nuestra medicina. Nuestras medicinas son de árboles y hoy en día han desaparecido producto que los han ido cortando para plantar pinos y eucaliptus. Nosotros necesitamos nuevamente forestar, pero con plantaciones autóctonas, nativas nuestras”, explica Geovanna.
Por su parte José Escalona agrega que “lo ideal sería que se modificara y se hiciera una ley forestal de acuerdo al criterio de nuestras comunidades indígenas, porque en estos momentos se está imponiendo algo. Cuando tú impones algo lo estás haciendo con ciertos intereses, y ahora es sólo por los intereses económicos. Nuestras comunidades indígenas lo que quieren es vivir y tener una vida sustentable, por eso es importante que se haga la consulta. Por eso es importante que cuando se presente algún proyecto de este tipo, también se presente a las comunidades para ver cuáles son los pro y cuáles son los contra. No imponerla, porque en estos momentos se está matando a nuestras comunidades indígenas”.
El llamado a los senadores es enfático. Es necesario que se considere a las comunidades indígenas y campesinas que actualmente viven de las tierras que se verán afectadas por esta Ley. Si bien no se hizo a tiempo una consulta de acuerdo a los parámetros que establece el Convenio 169 de la OIT, aún hay tiempo de escuchar y aplicar las indicaciones que se harán y que tendrán un efecto directo por lo menos, por 20 años más.
“Le decimos a los senadores que la ley como está, para nuestras comunidades, significa hambre, significa muerte, significa extinción de nuestras comunidades indígenas. Por lo tanto necesitamos que esto se pare, que no siga adelante” hizo el llamado José Escalona, al que se sumó Geovanna Tafilú: “En las condiciones como salió la ley una forma más de tratar de hacernos desaparecer, de exterminar un pueblo. Es una forma más de invasión del territorio mapuche, del territorio originario”.
Agregó que la lucha no se detendrá. “A nosotros aún nos quedan algunas herramientas a las cuales acudir, ya sea a la Corte Suprema, Corte de Apelaciones, poner recursos de amparo con respecto al tema y seguir insistiendo a nivel internacional. Porque no es posible que un Gobierno o un Estado que firmó un convenio internacional, no sea capaz de defender los derechos humanos de los pueblos originarios”.