Una multitudinaria marcha atravesó los paseos peatonales del centro de Santiago, repartiendo información, música, danza y toda la fiesta de una comunidad organizada que se mantiene en pie de lucha.
Más de mil personas se congregaron para decir no a Pascua Lama y sí a la vida, en una nueva acción de rechazo contra las aspiraciones de la transnacional canadiense Barrick Gold de explotar un yacimiento minero binacional en la cabecera del Valle del Huasco.
Según sus organizadores, que se definen como autoconvocados, la iniciativa pretende informar a la sociedad civil y a los accionistas de Barrick (que se reúnen el 29 de octubre en Canadá) que contra el discurso publicitario de la empresa, la minera no está en condiciones de iniciar los trabajos, aún le falta resolver dónde instalará el Centro Logístico, cómo hará llegar la energía a la zona, temas administrativos que llevan más de dos años de discusión como lo es la cuestión tributaria, obtener todos los permisos sectoriales; y como si eso fuera poco, enfrentar los múltiples juicios que la comunidad ha levantado por diversos temas, y la actitud cada vez más despierta, conciente y organizada de los y las vecinas del Valle y de los habitantes del resto del país.
Esta marcha marca un nuevo hito en la lucha contra pascua lama, da cuenta de que la comunidad ya no espera nada de las autoridades, que entendió que para sacar a las transnacionales de nuestro suelo no hay negociación posible, sino que se requiere la actitud valiente, firme y articulada de todas las voluntades que luchan por una cultura de vida, y no de muerte como la que siembra el neoliberalismo por todos los medios.
Ese fue el espíritu que reflejó la danza de más de 80 bailarines, los sones de 40 músicos, la gran cantidad de lienzos, poleras y voces gritando «Agua sí, oro no». De hecho, las y los organizadores convocaron a que este sea un nuevo inicio de las acciones en Santiago, a reunirse semanalmente y a no dispersar las fuerzas reunidas.
Durante el recorrido se repartieron más de tres mil trípticos informativos y se recibió el apoyo de todos los transeúntes. De hecho no hubo ningún problema con Carabineros que cortó el tránsito en todas las avenidas para no interrumpir la manifestación y que no amedrentó con ninguna micro ni fuerzas especiales como suelen hacer. Llamó la atención también, la cantidad de botellas de agua que decían «el agua es vida» y que se pasaban de mano en mano para satisfacer la sed colectiva de ir construyendo el mundo que queremos y no ser más esclavos del que nos quieren imponer.
Al cierre de la marcha, entre danzas mapuches, cuecas e intervenciones, se leyeron saludos provenientes de comunidades en resistencia contra la mega minería como Esquel, Chilecito y Famatina, la Rioja, San Juan, Ecuador, Perú, España, Inglaterra y por supuesto de las comunidades del Valle del Huasco que, de esa forma marcharon también por Santiago.