Cuando nos vemos afectados por la suspensión del servicio de agua potable, muchos optamos por almacenar el vital líquido en recipientes de diversos tamaños, pero su acopio por largos días puede volverse riesgoso si se quiere usar para beber o labores de limpieza.
Existen formas baratas para purificar el líquido y evitar infecciones o enfermedades. Una primera alternativa para purificar esa agua de la llave que lleva varios días estancada, o cuyo origen es dudoso, es hervirla. Pero debe hacerse correctamente. De acuerdo con Santiago Morales, hidrólogo por la Universidad Autónoma de Querétaro, el agua debe hervir por cinco minutos a 120 grados centígrados para eliminar el 99,9% de sus contaminantes.
Para asegurarse de que el agua está en el punto correcto de ebullición, las burbujas en la superficie del líquido puesto al fuego deben tener el tamaño aproximado de una canica. Tras cinco minutos así, el agua está lista para beberse.
La segunda alternativa es usar cloro, el que se usa para desinfectar los pisos o blanquear la ropa. Por cada litro de agua, hay que añadir dos gotas de cloro, procurando no desinfectar más de cinco litros para consumo humano al día. Una vez que se haya vertido el cloro, hay que tapar el agua, dejar reposar por una hora y estará lista.
La tercera es con pastillas de yodo. Estas pastillas se venden con frecuencia en mercados, supermercados y farmacias. Su uso es tan sencillo como llenar un recipiente con agua y agregar la pastilla, que se disolverá en un período aproximado de 30 minutos a tres horas, dependiendo de la cantidad de agua. Ya disuelta la pastilla, el agua es segura y potable.
Una cuarta alternativa es el nopal. Una ancestral técnica de los pueblos indígenas del centro del país. Un nopal mediano será suficiente para tres litros de agua: solo hay que rebanarlo, ponerlo en una olla con agua caliente y la baba se espesará en la superficie. Esa «nata» hay que recogerla con una cuchara y verterla en el agua contaminada. Después de un par de horas de reposo, el líquido estará limpio y sin sedimentos.
Finalmente, una quinta alternativa es el método SODIS, que es la manera en que la naturaleza purifica el agua de ríos, estanques y glaciares y que permite a los humanos beber de ellos. Gracias a las radiaciones ultravioletas, o rayos UV, se eliminan los microorganismos que infectan el agua.
Para imitar este proceso natural hay que poner agua en un envase transparente y con tapa —preferentemente de vidrio, aunque también sirve el plástico— y dejarlo directo al sol por lo menos ocho horas. Después de eso, se puede refrigerar y usar con confianza.
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