Durante un viaje de recreo de cuatro semanas a Papúa Nueva Guinea, Michael Smith, un botánico británico aficionado de 51 años, descubrió un ave y una zarigüeya que se creían extintos. Anteriormente, había encontrado al canguro arborícola de Wondiwoi. Sus hallazgos han dejado estupefactos a los expertos en fauna silvestre, informa Daily Star.
De manera casual, al escuchar una historia sobre el avistamiento de un Louisiade pitta (Erythropitta meeki), pájaro endémico de la isla y visto por última vez en 1916, Michael se aventuró a la selva con la intención de confirmarlo. Llevó consigo una grabación del canto de aves de una especie relacionada y, para su sorpresa, recibió una respuesta a los trinos por parte del pájaro que se pensaba extinto. «Parece un petirrojo de colores brillantes con un deslumbrante plumaje eléctrico. Es solo muy difícil de rastrear y detectar, por lo que me tomó algunos días», manifestó.
Su esfuerzo fue recompensado con la toma de la primera imagen del ave, algo que ninguna de las múltiples expediciones profesionales pudo lograr. Al referirse a este descubrimiento, el Dr. Ian Burfield, coordinador científico global de BirdLife International, comentó: «Es genial tener confirmada la presencia del ave».
Smith también escaló enormes montañas con tal de encontrar al cuscús de Telefomin (Phalanger matanim), una pequeña zarigüeya endémica de Papúa Nueva Guinea, en peligro crítico de extinción. Muchos expertos asumieron que se había extinguido después de que un incendio forestal, hace 25 años, destruyera los robles a lo largo del único tramo del río Nong en el que vivían. «Tuve que subir y bajar 1.000 metros a lo largo de bosques montañosos traicioneros, resbaladizos y cubiertos de musgo», contó.
En su camino encontró una tribu, que se sorprendió mucho con su rara apariencia. «Había un extraño culto que creía que los blancos eran fantasmas y me identificaban como no-muerto; estaban tan contentos de verme como los lugareños de Transilvania de ver a Drácula», comentó.
«Fuimos a aldeas muy cerca de la carretera y encontramos que una familia local había reunido cuscús muertos que iban a comer, ya que el cuscús es uno de los principales elementos de proteína. Al menos pude ver varios cuscuses antes de que terminaran en los platos de la cena y pude examinar los cuerpos; una vez que se los habían comido, pude fotografiar sus cráneos y tomar medidas», explicó con cierto disgusto.
El canguro arborícola de Wondiwoi
Hace casi 5 años atrás, este explorador aficionado logró detectar, en la selva de la mitad occidental de la isla de Nueva Guinea, al canguro arborícola de Wondiwoi. Smith se convirtió en el primer hombre en ver al animal desde 1928.
Fuente: RT.
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