Al cumplirse 50 años de la creación del área protegida, diversas acciones ha desarrollado el Gobierno como una forma de conmemorar la fecha.
Sin embargo, dirigentes expresan que la aprobación de una declaración de impacto ambiental para una concesión salmonera que afectaría el track de navegación hacia la laguna y que se continúe con la tramitación del EIA de HidroAysén que inundaría ilegalmente 40 hectáreas del parque serían muestra de una clara despreocupación por proteger el patrimonio natural de Aysén.
“Muchos ayseninos, que se sienten orgullosos y están conscientes de la importancia que tienen los ambientes naturales de la Región de Aysén, particularmente sus áreas silvestres protegidas, quieren saber qué está haciendo el Gobierno no sólo para difundir y promocionar la calidad del Parque Nacional Laguna San Rafael, sino fundamentalmente para proteger su integridad territorial y ecosistémica”.
Con estas palabras tres miembros del Consejo Consultivo Regional de Áreas Silvestres Protegidas -Miriam Chible, Peter Hartmann y Patricio Segura- hicieron pública su opinión respecto de la conmemoración que se está llevando adelante, a través de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y otras entidades gubernamentales, en el marco de los 50 años de la publicación el 28 de julio de 1959 en el Diario Oficial del decreto de creación del que puede ser considerado uno de los territorios bajo resguardo oficial más importantes del país.
Sus palabras apuntan a que “nos preocupa que en las palabras se releve la importancia del parque, llamándola reserva mundial de agua dulce, pero que en la práctica, en los hechos administrativos, el Gobierno en la región, fundamentalmente sus autoridades políticas, actúen con negligencia en proteger tan invaluable patrimonio. No así los funcionarios públicos de Conaf y otras entidades, que realizan su trabajo con rigurosidad, el que lamentablemente se ve pasado a llevar por decisiones ajenas a su voluntad”.
Recordaron en este sentido la decisión de la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) que el pasado 13 de marzo aprobó (con los votos contrarios de los seremis de Minería, Obras Públicas y Bienes Nacionales) una declaración de impacto ambiental para una concesión de un centro de engorda de salmones en el Estero Elefantes, en el lado norte del Ventisquero San Rafael y en el track de navegación hacia la laguna. “En un lugar que está definido por la zonificación del borde costero como área de extracción de recursos bentónicos y no de acuicultura. Entonces vemos lamentablemente que no existe coherencia en las decisiones reales que se adoptan y el discurso hacia la ciudadanía” expresaron los miembros del consejo consultivo. Esto, en circunstancias que en la evaluación Conaf solicitó en un primer informe técnico bajo la firma del funcionario Manuel Henríquez que se elaborara un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y no una simple declaración, pero luego en un oficio suscrito por el director regional titular Claudio Godoy “el servicio cambia drásticamente de opinión”.
Calificaron como más grave aún lo que ha ocurrido con el EIA de HidroAysén, donde la empresa reconoce que se inundarían más de 48 hectáreas del parque, ante lo cual Conaf expresó en sus observaciones que “claramente el proyecto es incompatible con los fines del Parque Nacional Laguna San Rafael y Parque Nacional Bernardo O’Higgins, y constituye una infracción manifiesta a la normativa ambiental aplicable y no puede subsanarse mediante adenda”. Se suma a esto que en el estudio no aparece análisis alguno de los impactos y riesgos –por ejemplo accidentes de naves con combustible- producto del tránsito de buques hacia Puerto Yungay por áreas vinculadas al parque. “Y aún así, con falta de información tan relevante, la Corema presidida por el intendente Selim Carrasco permitió la elaboración del Icsara y su envío a la empresa como una forma de facilitarle el trabajo” expresaron.
Los dirigentes agregaron otras situaciones que representan riesgos para el área, como que la línea de transmisión que pretende construir Transelec para conectar las represas del Baker y el Pascua pase, si no prácticamente por encima, por su borde externo con lo cual el atractivo paisajístico también se vería afectado.
Miriam Chible en su calidad de presidenta de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén, Peter Hartmann como director de la filial Aysén del Comité pro Defensa de la Flora y Fauna y el periodista Patricio Segura hicieron un llamado al Gobierno, “y particularmente a las autoridades que tenemos en la región, a demostrar un real compromiso con nuestro patrimonio natural y también cultural, que no sólo está ahí para la foto y el discurso, sino que para preservarse para las generaciones futuras de ayseninos y chilenos, e incluso de la Humanidad”. Concluyeron que “es meritorio que se le reconozca como reserva mundial de agua dulce, pero incluso sería más coherente que se lleve a la práctica la calificación de Reserva de Biodiversidad y que el Gobierno envíe definitivamente el expediente que convierte el área en Patrimonio Mundial Hielos y Archipiélagos Patagónicos ante la Unesco, gestión que no entendemos por qué hoy se encuentra entrampada”.
Comunicaciones
Coalición Ciudadana por Aysén Reserva de Vida