Descubren sustancias tóxicas contaminando el agua de la Antártica chilena

Durante el desarrollo de una investigación en la isla Rey Jorge, una estudiante de medicina veterinaria de la Universidad Santo Tomás registró una variedad de químicos --incluyendo pesticidas-- que están dañando el ecosistema de la región.

Descubren sustancias tóxicas contaminando el agua de la Antártica chilena

Autor: Sofia Olea

 

 

Maccarena Marcotti, tesista de la Universidad Santo Tomás, tomando muestras en las aguas de Antártica chilena

Más de un mes de trabajo realizado por Maccarena Marcotti, tesista de Medicina Veterinaria de la Universidad Santo Tomás de Viña del Mar, le llevaron a comprobar que en las aguas de la Antártica chilena había rastros de distintas sustancias químicas que son dañinas para el ecosistema de la zona.

La investigadora registró que 18 de 20 muestras tomadas contenían ácido salicílico, bisfenol A, metilparabeno y el pesticida Irgarol.

El químico más preocupante, como indica Marcotti, es el bisfenol A (más conocido como BPA), que se usa en toda la producción industrial de plásticos del mundo; en botellas, adhesivos, equipos médicos y materiales de construcción, entre otros.

“Mi intención era encontrar residuos farmacológicos, tomando en consideración los desechos y el movimiento de las corrientes marinas. Pero en vez de esto, encontré BPA, un componente que está demostrado ser cancerígeno y estrogénico. En altas concentraciones se ha registrado toxicidad sistémica, especialmente en niños”, explica Maccarena Marcotti en un comunicado.

El ácido salicílico, un componente de la aspirina y de algunos productos para la salud de la piel, fue el segundo componente hallado en las muestras. Este químico “tiene la propiedad de ser anticoagulante, por lo que los animales en el agua, al entrar en contacto con él, no pueden respirar”, señala Marcotti.

Equipo de investigadores trabajando en la isla Rey Jorge

Otro químico preocupante que se encontró, fue el pesticida Irgarol, utilizado para que la fauna de la zona no se incruste en las embarcaciones comerciales. El gran problema del Irganol es que actúa como fuerte alguicida. Esta sustancia inhibe la fotosíntesis, causando severos daños al ecosistema marino. “Al utilizarse Irgarol en concentraciones mayores a las recomendadas o en lagos cerrados, puede provocar impactos sobre el fitoplancton, perifiton e incluso en macrófitos», afirma la tesista.

El último contaminante identificado  fue el metilparabeno. “Es utilizado ampliamente en preservantes, cosméticos y productos farmacéuticos, entre otros, debido a su baja toxicidad, bajo costo y su actividad fungicida y antimicrobiana. La resistencia antimicrobiana a los parabenos ha sido y sigue siendo ampliamente estudiada, por lo que no hay que descartar posibles consecuencias a futuro”, comenta la investigadora.

En su investigación, Maccarena Marcotti contó con el apoyo de su profesor guía, Felipe Sotomayor, y del doctor en ciencias Ozelito Possidonio de Amarante Junior, científico brasileño, académico de la Universidad de São Paulo y especialista en contaminantes de origen farmacológico presentes en aguas.

 

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