El Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias, Pevolca, ha certificado este sábado la finalización de la erupción volcánica de La Palma, que comenzó el pasado 19 de septiembre. «La erupción ha terminado» ha anunciado el portavoz de Gobierno canario, Julio Pérez, que ha precisado que el comité científico da por último día de erupción el lunes 13 de diciembre, la fecha en la que se detuvo la señal de tremor y declinaron todos los parámetros del volcán.
Por su parte, el consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Ejecutivo canario, responsable del operativo y director del Pevolca, Julio Pérez, ha anunciado la finalización de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, tras 85 días, si bien no de la emergencia. Pérez ha comparecido tras la reunión diaria del Pevolca y ha estado acompañado por el portavoz del Comité Director del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico, Miguel Ángel Morcuende, así como un portavoz del Comité Científico, María José Blanco.
En su comparecencia ha admitido que tras este «otoño volcánico» -que se inició el 19 de septiembre y ha permanecido hasta el 13 de diciembre, 85 días en los que esta situación ha sido una «prioridad» del Gobierno canario- y dar por concluida esta erupción se puede decir que sienten «alivio» porque ahora se podrán dedicar «plenamente» a la rehabilitación de las zonas destruidas.
El volcán en Cumbre Vieja ha sido «imprevisible» para la comunidad científica, a la que ha sorprendido «la rapidez con la que ha evolucionado», aunque dentro de esa imprevisibilidad «se han podido anticipar los cambios más reseñables de su comportamiento». Así lo atestigua la directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, quien ha ejercido de portavoz del comité científico del Plan de Emergencias Volcánica de Canarias, en alternancia con su colega Carmen López, a lo largo de los casi tres meses que duró el proceso eruptivo.
Blanco señala, en una entrevista con Efe, que la erupción comenzó antes de lo que calculaban los científicos a tenor de la evolución del enjambre sísmico detectado apenas una semana antes bajo La Palma, y recuerda que su finalización «fue también muy abrupta».
La evolución
A las 21.00 del lunes 13 de diciembre desapareció el tremor volcánico, la vibración producida por el desplazamiento del magma a la superficie, apenas un día después de una fase de gran explosividad.
Entre medias, el volcán alternó, como se recogía cada día en el informe que elaboraba el comité científico del Pevolca, fases de mayor o menor actividad. Incluso hubo un parón total durante más de diez horas. Eso sucedió el 27 de septiembre, ocho días después de que comenzara la erupción, y supuso, según reconoce Blanco, uno de los momentos más delicados de toda la crisis volcánica.
Los científicos temieron explosiones mucho más violentas que las que tuvo entonces el volcán para destaponar el conducto entre el subsuelo y el cráter y volver a expulsar lava con gran efusividad.
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Con información del Heraldo
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