“Toxic Playground”, un documental sobre la exportación de residuos tóxico de Suecia hasta Chile y su almacenamiento en la región de Arica, ganó el primer premio del Festival Internacional de Gran Reportaje (Figra) en Francia. Es la historia de un drama humanitario y medioambiental.
Con el documental sueco titulado Toxic Playground, los directores Lars Edman y William Johansson permiten que la catástrofe humanitaria y medioambiental del “plomo de Arica” no se hunda en el olvido.
El filme ganó este sábado 26 de marzo 2011 el primer galardón, los premios jóvenes y de la Escuela de Periodismo de Lille (Francia) del festival francés Figra (Festival Internacional del Gran reportaje de Actualidad y del Documental de sociedad).
Lars Edman, director de cine chileno de 23 años adoptado por una pareja sueca, descubrió que su ciudad de niñez sueca, Boliden, exportó residuos tóxicos hasta Chile. A raíz de este hallazgo, abrió una investigación.
Sus pesquisas le llevaron hasta Yocelin y los otros habitantes de la localidad de Arica. Con 12 años, esta joven aficionada de danza del vientre debió dejar su pasión. Un médico le diagnosticó graves problemas en las caderas que le impiden seguir bailando, y quizás la dejará paralizada.
La causa de su enfermedad y la de otras personas de su entorno viene de un basural de tóxico importado de Europa, donde los niños de la localidad solían jugar.
La compañía de mineros metalúrgicos sueca Boliden Metal exportó a Chile unas 20 toneladas de “barros metálicos” entre 1984 y 1986. Estos residuos se almacenaron en el “recreo toxico” donde Yocelin y sus amigas jugaban. El endurecimiento de las leyes medioambientales en Suecia y la laxitud de la legislación chilena estaban en el fondo del lugar donde jugaban los niños.
Al otro lado del planeta, la empresa Promel, vinculada a la dictadura de Pinochet, aseguró a Boliden Metal su capacidad en el tratamiento del barro sueco.
“Las autoridades de la época autorizaron el ingreso al país del cargamento rotulado bajo el concepto de ’barros con contenidos metálicos’ y aseguraron que no eran tóxicos. La empresa dijo que existía oro y plata entre sus elementos”, indicó el periódico paraguayo ABC.
La convención de Bale, que ahora impide la exportación de substancias nocivas, no estaba firmada en aquel entonces, lo que facilitó el tramite mortífero.
En el Cerro Chuño y el barrio Industriales de Arica, se depositaron barros metálicos de cadmio, arsénico, mercurio y plomo, metales que afectaron a la población local. Según el ABC, “los afectados, muchos de ellos niños, dicen sentir intensas cefaleas, dolor de huesos, enrojecimiento de encías y lesiones cutáneas, entre otros síntomas, junto a problemas de lenguaje, aprendizaje y memoria, coincidentes con la literatura científica asociada a este tipo de contaminación”.
“La peor parte la llevan los chicos que jugaban en el basural. Sin tener ninguna conciencia del peligro, se tiraban como en un tobogán o hacían muñecos con el barro negro de los residuos. Muchos de ellos han contraído graves enfermedades en el sistema nervioso o deformaciones en el esqueleto”, dice Rolf Svedberg, ex-responsable de medio ambiente de Boliden Metal, según informa El Observador Global.
Es este mismo Rolf quien aceptó seguir Lars en su investigación en Chile. A lo largo del documental “Toxic Playground”, el espectador sigue los dos hombres en sus caminos para recuperar testimonios de los afectados por el “recreo tóxico”, y para darle la palabra.
En 1998, el Estado chileno desplazó el lodo tóxico, pero las casas en las que siguen viviendo los vecinos del lugar todavía están contaminadas.
En el 2009, el Estado resarció a 353 personas, mientras Promel no devolvió ningún dinero porque en el 1993 la empresa abandonó el negocio de los barros y dejó la responsabilidad al gobierno chileno.
Por su parte, Rue 89 indica que Boliden Metal nunca envió a los peritos médicos prometidos a los afectados de Arica por una razón de dinero, mientras que en el 2007 el volumen de negocios de la compañía logró unos 476 millones de dólares.
El premiar a Toxic Playground es la ocasión, a través de este documental, de dar a conocer al gran público este trágico episodio y de hacer el balance de lo que fue implementado por los responsables del drama.
Por Melissa Quillier
El Ciudadano