Santa Olga comenzó a brotar a fines de la década de los sesenta de la mano de los trabajadores de la Celulosa Arauco atraídos por las oportunidades de empleo de la incipiente industria de la madera. En la época la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) desplegaba una de sus últimas grandes políticas de sustitución de importaciones y financiaba el desarrollo de la región promoviendo el cultivo de pinos. El pueblo queda a 15 kilómetros de Constitución, donde en 1976 comienza a operar una gigantesca planta de celulosa que cambiaría los bosques y el cielo de la región.
Después del golpe militar Celulosa Arauco es privatizada y el negocio de la madera cobra un fuerte impulso con el Decreto Ley 701, promulgado en 1974 por el dictador y firmado por el entonces director de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Julio Ponce Lerou. El famoso decreto subsidia las nuevas plantaciones en un 75 por ciento, sin especificar que especies. Con el decreto implantado se hizo costumbre quemar bosques nativos para así cobrar el subsidio y plantar pinos y eucaliptos Como crecen en 10 años, decían los campesinos.
En pocos años la zona centro sur de Chile se llenó de estos bosques. Crecen rápido, no necesitan grandes cuidados y entran luego en la cadena productiva que los convertirá en celulosa. El pueblo de Santa Olga experimenta ese boom forestal en las siguientes décadas. La gente que no vive de los aserraderos, vende metros ruma o espera vender la próxima cosecha a la empresa. La cadena de la madera no sólo da el trabajo, sino que también los materiales para la construcción de las casas del pueblo, como el trupán y otros subproductos de la industria. El pueblo crece comiendo madera y viviendo en casas de madera. Una auténtica biopolítica poblacional dominada por las grandes madereras que da empleo y convierte de a poco a los campesinos en obreros forestales. En el horizonte de esas vidas también las forestales colonizaban el paisaje. Los bosques de peumo, quillay y boldo, característicos de la zona central, comienzan a reducirse a las áreas protegidas de la Conaf. El pueblo sigue creciendo a la par que los bosques de pino que se erigen en el horizonte. La noche del incendio había cinco mil personas viviendo en el pueblo.
En 2015 el pino radiata dominaba las plantaciones forestales en Chile con 1.400.259 hectáreas (58,4%), seguida por el Eucalyptus globulus con 576.937 hectáreas (24,1%) y el Ecalyptus nitens con 259.299 ha (10,8%). Radio BioBio detalla que la mayoría se concentra en la región del Bio Bio (913.173 hectáreas plantadas), seguidas de La Araucanía (482.113) y el Maule (436.761). El horizonte de pinos y eucaliptos también se prolonga en las regiones de Los Ríos (184.617 hc.), Los Lagos (78.056) y en O’Higgins (128.757).
En noviembre de 2016, según informó Verdad Ahora, los vecinos reclamaban a una disminución del recurso hídrico cercana al 60% con cortes de agua potable que cada vez se hacían más largos. En la oportunidad las organizaciones vecinales aprovecharon de mostrar que la mayoría de las casas eran de material ligero, sin cortafuegos ni grifos en las calles. Hace varios años es común que el aserrín que se levanta en los días de sol les tapa las narices.
Cuando el fuego se veía venir en los bosques que rodean Santa Olga la semana pasada, la empresa cerró la planta y al personal que se encontraba al interior se le ordenó abandonar el aserradero, quedando a merced del fuego, acusan los vecinos.
Los mismos habitantes del pueblo junto a bomberos y carabineros tuvieron que romper la reja y comenzar a hacer cortafuegos con la maquinaria y herramientas de personas que apoyaban. En la planta había dos bodegas con madera. El momento fue registrado por Chilevisión Noticias, cuando una vecina acusó que abandonó el lugar señalando que “siempre ha sido un riesgo (la empresa) para la comunidad y ahora el fuego se ha desparramado para todos lados, y siempre hay problemas, todos los años porque tienen el aserrín ahí, y nadie fiscaliza, y ahora como el fuego viene de todos lados es más grave, pues no hay medidas de seguridad y ahora las casas del frente se están quemando“.
Otro vecino acusó que “Celco escondió las maquinas y no ayudó en nada respecto al incendio y tuvo que ser la propia gente la que tuvo que meterse e intentar controlar el fuego“.
El fuego acabaría por reducir a cenizas el pueblo. También se llevó la vida del bombero Hernán Avilés, quien alcanzó a rescatar una familia dentro de una casa en llamas.
En la misma Región del Maule las otras zonas que han sido afectadas por los incendios (Cauquenes, Vichuquén, San Javier, Empedrado, Las Máquinas y La Palmilla) también son territorios copados por la industria forestal. Cosa similar ocurre en los incendios de la Araucanía y Los Lagos.
En Licantén, donde Celulosa Arauco ha vertido ya desechos tóxicos al rio Mataquito, los vecinos denunciaron que cuando el incendio estaba a unos seis kilómetros de la planta, la empresa decidió cerrarla sin personal para enfrentar el fuego, denunció una pobladora en Radio Villa Francia.
En estos días diez mil personas están luchando contra los varios focos de fuego en Chile. Bomberos, brigadistas, militares y delegaciones de varios países se han desperdigado para combatir la peor ola de incendios forestales en el último siglo, que hasta el momento arrojan un triste saldo de once muertos y miles de damnificados.
BUSCANDO CULPABLES
Los medios masivos han iniciado en los últimos días una cacería de brujas que busca agentes coordinados que estarían detrás de los incendios. Si bien es cierto que no falta quien aproveche la ocasión para quemar un pastizal o algún pirómano ocasional es sorprendido, la causa de fondo de la tragedia está siendo invisibilizada por el gobierno y los medios masivos.
Este domingo la ministra Narvaez sostuvo que el principal factor son las condiciones atmosféricas que se han registrado durante los últimos días, lo que “están provocando los incendios forestales, pero a eso hay además asociado un factor humano. Ese factor humano puede ser negligencia, puede ser descuido, pero también pueden ser intencionales”.
El jueves por la tarde Michelle Bachelet se preocupó de remarcar que estaba con la industria ante la emergencia. La presidenta se reunió en la Moneda, entre otros, con Bernardo Matte, director de CMPC, Camila Merino, gerente de Arauco y Sergio Torretti, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción junto a su ministro del Interior Mario Fernández, y al subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy. Era una reunión de alto nivel para analizar la compleja situación de los incendios forestales. La reunión fue para “coordinar las acciones que permitan seguir enfrentando la emergencia y el apoyo posterior para la reconstrucción”- sostuvieron en el palacio.
Los grandes medios, por su parte, se han preocupado de distribuir la responsabilidad entre los pirómanos de turno, el cambio climático y la sequía. El Mercurio entrevista a investigadores muy ligados a la industria de la madera para movilizar opiniones científicas que invisibilicen el rol de los monocultivos, como un norteamericano para quien la causa del fuego es “la sequía, que ha afectado al país en los últimos años, y el aumento global de las temperaturas, a lo que ahora se suman las olas de calor».
Si bien el cambio climático que ha elevado el nivel de la temperatura, lo que incide en la sequía, es un factor importante en la velocidad con que prenden estos incendios, un factor importante en la provocación de esta mudanza es la desertificación de grandes territorios, condición provocada por la industria forestal centrada en monocultivos. Si el cambio climático pone la lupa, el material combustible es producido íntegramente por las grandes madereras.
LOS QUE HAN SEMBRADO EL COMBUSTIBLE
La producción de monocultivos está orientado principalmente a la producción de celulosa, que genera ingresos por exportaciones del orden de los US$ 3 mil millones cada año (2% del PIB). La producción de celulosa en Chile ha crecido más de 300% entre el año 1990 y el año 2006. Chile ocupa el 9° lugar a nivel mundial en venta de celulosa.
Las entusiastas cifras anteriores para los ojos de quienes gobiernan y los dueños de las forestales necesitan producir 3 millones de toneladas anuales de celulosa. Para esto miles de hectáreas de bosque nativo en los últimos años han sido arrasadas para convertirlas en bosques de pino y eucaliptos Ambas especies crecen rápidamente, alcanzando el pino radiata la madurez entre los 20 a 24 años y los eucaliptos a los 12 años.
El lucro vislumbrado provocó en un lapsus de 44 años según Conaf, que dos tercios de la superficie de bosque nativo fuera reemplazada por estas especies. Es el horizonte acostumbrado de cualquier viajero entre la zona central hasta Valdivia y el paisaje que se proyecta en el fin de todas las ciudades de la zona centro sur de Chile. En 20111 el Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de Conaf, calculaba que las plantaciones forestales cubren una superficie aproximada de 2,872 millones de hectáreas, equivalentes al 17,2% del total de bosques del país.
El 68% de esta superficie corresponde a plantaciones de pino radiata y el 23% a eucalipto, ambos monocultivos que han empobrecido la cubierta vegetal.
La Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (Aifbn), citados por radio Bio Bio, tras analizar los principales impactos sobre el suelo provocados por las plantaciones de pinos, evidencian compactación, remoción, erosión y agotamiento de nutrientes. Los investigadores Jorge Gayoso y Andres Iroume, investigadores de la Universidad Austral de Valdivia, determinan que “los efectos de las plantaciones de eucaliptos sobre las reservas de humedad del suelo comienzan a aparecer a la edad de 4 a 6 años, después de la cual el déficit de agua durante el año es similar al observado para un bosque maduro (FAO, 1987). Las tasas de transpiración difieren entre las especies de eucaliptos, fluctuando aproximadamente entre 20 y 40 litros/árbol/día”.
Los dueños detrás del negocio son los grupos Angelini (Arauco) y Matte (CMPC), que acostumbran controlar más del 75% de las exportaciones de celulosa. Matte es responsable de las colusiones en el papel higiénico y en los pañales y dueña del Centro de Estudios Públicos (CEP); la familia Angelini, dueña de Bosques Arauco, que contaminaron el santuario Río Cruces en Valdivia, las localidades de Iloca y Licantén con derrames y han dividido a la comunidad de Mehuín en su proyecto de un ducto para tirar sus residuos industriales al mar.
El periodista de radio BioBio Nibaldo Moschiatti, comenta que “lo ocurrido como patrón ha sido la sustitución del bosque nativo húmedo chileno por estas plantaciones que son muy inflamables”. Agrega que hay “corresponsabilidad de los emprendimientos forestales extensivos que han significado la sustitución del bosque nativo por pino insigne y eucaliptos”. A su juicio la industria forestal ha modificado el territorio, el paisaje, el hábitat y el medioambiental de las zonas en que se instala provocando grandes consecuencias.
Ante la consigna de ‘Chile ¿país forestal?’, el periodista responde: “Chile, país maderero, que no es lo mismo”.
El DL 701 fue prorrogado en 1998 por Eduardo Frei ¡por 15 años más!. Cuando Piñera gobernaba envió un proyecto de ley para extender el subsidio por veinte años más. Pese a que no alcanzó a ser aprobado durante su mandato, Bachelet en 2014 anuncia que lo prorrogaría argumentando que la plantación de monocultivos reducía los gases de efecto invernadero. Tras el escándalo de colusión del papel higiénico urdido por CMPC el gobierno reorienta el proyecto para beneficiar sólo a medianos y pequeños productores.
Para las forestales que no les llegue directamente les da lo mismo. Al final, gran parte de dichos productores necesitarán vender su cosecha de pinos. Sergio Donoso y René Reyes, de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, denunciaron hace un año en El Mostrador que ambas empresas como monopolizan la demanda de madera para convertir en celulosa, determinan el precio a quienes les ofrecen la materia prima. Esto “afecta a distintos actores del mercado forestal del país. Por ejemplo: ¿qué ocurre con los pequeños y medianos propietarios? En su mayoría, la producción de estos propietarios finaliza en la generación de trozas pulpables o Metro Ruma”.
Según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen), en las diferentes zonas de producción maderera hay una pobreza que fluctúa sobre el 20%,
Controlando los precios de compra de la materia prima y con una amplia demanda (incluso han externalizado sus monocultivos en países de la región), las ganancias han sido colosales en las últimas décadas. Según la SVS, en 2015, las utilidades de CMPC S.A. fueron de US$ 792 millones y de Celulosa Arauco y Constitución S.A. de US$ 839,7 millones. Recién tras dos semanas de declararse los incendios las forestales se han puesto con brigadas y aviones para aplacar las llamas. En un comunicado posterior a la cita con Bachelet, CMPC destaca que ha enfrentado más de 150 incendios en sus propiedades y 9.700 hectáreas han sido afectadas por el fuego.
Más rápido surgió la ayuda espontánea de chilenos y extranjeros. Se han visto haitianos apagando incendios, locales de comida en la región ofrecen gratis el almuerzo a los brigadistas y bomberos, y caravanas de autos llevan ayuda a las zonas afectadas. De la autorganización ante la catástrofe, se pasa también a socializar la problemática. En una asamblea de estudiantes, organizaciones vecinales, investigadores, ecologistas y feministas en Concepción desarrollada este fin de semana, se llamó la atención que el gobierno aún no se refiera a la responsabilidad que le cabe a la industria forestal en los megaincendios que año a año consumen el territorio de entre las regiones de O’Higgins y Los Ríos. También solicitan la derogación definitiva del DL 701.
En los pocos segundos en que la televisión ha apuntado a los responsables de la tragedia, se han colado mensajes. Ocurrió cuando una vecina entrevistada por Chilevisión, mientras observaba lo que quedaba de su hogar quemado en Santa Olga tras apuntar a Celulosa Arauco de Angelini que “ellos después reclaman el seguro, por eso a ellos le importa un reverendo pepino que se les queme la empresa porque tienen seguro, aquí la gente es la perjudicada, los pobres, a nosotros se nos queman las casas y no tenemos seguro, ellos sí“.
M. B. R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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