Cada cierto tiempo un simple y genial nuevo invento nos hace pensar cómo es que no lo habíamos creado antes. Esta vez se trata de los invernaderos impulsados con energía solar, que hacen exactamente lo que sugiere su descripción, pero que van más allá de lo obvio.
Michael Loik, quien publicó su trabajo en Earth’s Future, es un investigador ambiental de la Universidad de California en Santa Cruz. Él explica que su equipo ha cultivado oficialmente sus primeros tomates y pepinos en los prototipos que construyeron. Como se esperaba, estos productos son tan saludables y nutritivos como los que se cultivan en invernaderos tradicionales.
«Hemos demostrado que los invernaderos inteligentes pueden capturar la energía solar para convertirla en electricidad sin reducir el crecimiento de las plantas», dice Loik en un comunicado.
El invernadero de Loik funciona como uno común, que atrapa la luz y el calor y mantiene a las plantas a temperatura y humedad ideales. Pero su estructura tiene unos paneles rojos y magenta que absorben activamente la luz solar y la transforman en electricidad.
Los invernaderos requieren de un gasto energético intensivo, por lo que encontrar una manera de reducir los costos en electricidad era una necesidad crucial. Los paneles solares se han mencionado antes como una solución, pero los tradicionales solo bloquean la luz del sol que podría entrar naturalmente al interior de los invernaderos y beneficiar a las plantas, lo que resulta en un contrasentido.
Para solucionar este problema, Loik y su equipo decidieron usar una versión especializada, llamada Wavelength-Selective Photovoltaic Systems (WSPV), una nueva tecnología que genera electricidad con mayor eficiencia y economía que los sistemas fotovoltaicos regulares, y que dejan pasar la luz con excepción de ciertas longitudes de onda que pueden ser disruptoras de la fotosíntesis. ¿Qué mejor?
Para que estos invernaderos con energía limpia puedan ser viables, Loik debe asegurarse que las plantas crezcan apropiadamente bajo la tonalidad rosada que generan estos paneles. Probó usando 20 variedades de cultivo –tomates, pepinos, limones, limas, pimientos, frutillas, albahaca y otros, y encontró que el 80% creció exitosamente (como lo hacen en invernaderos convencionales).
Lo curioso es que el otro 20% creció aun mejor, aunque todavía no se conoce la razón, especialmente considerando que a través de estos paneles pasa menos luz que en un invernadero común. Además los cultivos necesitaron menos agua que lo usual para crecer con fuerza.
«Aunque todavía se necesita más investigación para entender el impacto de los paneles WSPVs, son una tecnología prometedora», concluye en estudio. Loik dice que su investigación «tiene el potencial de sacar al invernadero [común] de circulación».
Los invernaderos requieren de una buena cantidad de energía, particularmente para generar calor, y para ser monitoreados e iluminados en tiempos de mayor oscuridad. Y aunque están diseñados con una finalidad verde, su huella de carbono es mucho mayor de lo que suele creerse.
La creación de Loik apunta a un futuro mejor, donde las plantas de invernaderos inteligentes crezcan incluso con más eficiencia que la que se logra al luchar contra las inclemencias del cambio climático en el medio natural.
El Ciudadano